Capítulo 42: Estrellas

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Sentía una paz que antes no había experimentado, sus párpados cerrados eran acariciandos por los tenues rayos de luz solar, Serena no deseaba abrirlos, solo deseaba seguir sintiendo aquella paz que le brindaba ese lugar que se negaba a ver. Una fresca brisa la envolvió obligando a sus ojos abrirse y así mirar su alrededor. El cielo era de un claro azul, las nubes blancas poseían un tenue delineado rojizo casi naranja debido al sol, no había aves sobrevolando, pero podía oír su canto cerca y  las ramas de los árboles al moverse la atraían, sus zafiros observaban todo maravillada, un bello jardín de rosas blancas, azules, rosadas y amarillas la rodeaban, nada más había a su alrededor que aquel extenso páramo lleno de árboles y flores, algunas aves hacían sus nidos a la espera de poner sus pequeños huevos.

— ¿Dónde estoy? — Llevo sus manos a su abdomen  sin encontrar la herida que Amy le había hecho, se abrazo a si misma llorando, nunca antes había pensando que aquella joven tan dulce le culparía de la muerte de su esposo hasta el punto de unirse con su enemigo.

— No eres la culpable de nada. — Miro a su alrededor al oír aquellas voz, sentía que conocia a su dueño, pero al mirar seguía estando sola. — Serena, no temas.

— No quiero fallar. — Se abrazo a sus piernas. — Tengo miedo.

— Todos tienen miedo, pero no de morir o fallar, temen no poder ayudarte a seguir adelante. — Levantó la mirada encontrando una mariposa plateada, la rodeaba un aura de paz que extrañamente le causaba una sensación de familiaridad única. — Sabes, en mis sueños veía incontables veces a mis padres, no podía alcanzarlos por más que corría, pero mi súplica llegó hasta mis salvadores.

— ¿Eos? — La mariposa aleteo a su alrededor hasta detenerse sobre su cabeza.

— Mamá, yo te necesito y mis hermanos también, eres Sailor Cosmos, tienes el poder para detener a Ghost en tu interior. — Se levantó al ver ante sus ojos él fuerte resplandor de una semilla estelar magenta. — Si quieres un hermoso futuro, si deseas estar con mi padre y hermanos sin preocupación de un nuevo enemigo, pero sobretodo... Sí deseas cumplir ese deseo vuelve con nosotros, pierde el miedo y lucha, no queda tiempo.

Un fuerte temblor se sintió a sus pies, la tierra comenzó abrirse creando una grieta que avanzaba hasta ella.

— Lucharé. — Levantó sus brazos dejando que la semilla cayera en sus manos, sonrió al entender su significado. — Te extrañe.

— Si deseas hacerlo, yo te guiare. — Observo la semilla desaparecer en sus manos, mientras la mariposa se alejaba de ella, dejo que en su espalda aquellas dos alas blancas le ayudarán alzar el vuelo mientras bajo sus pies todo era consumido. La luz del cristal de plata la envolvía, sentía que el brillo de las estrellas la llamaban. Fue en ese momento que pudo darse cuenta de la verdad, Ghost alcanzaba el jardín donde todas las vidas florecían, aquellos solo fue la visión de miles de almas ser atrapadas por la oscuridad.

Miro más allá del cielo azul encontrándose con un punto de luz parpadeante, cerro sus ojos al sentir la luz rodearla, fue en ese entonces que pudo ser conciente de las sensaciones en su cuerpo inconsciente.

— Bombón... — La voz de Seiya le parecía un eco. Lucho por abrir sus ojos encontrando sus zafiros fijos en ella, quería moverse pero su cuerpo estaba entumecido por el tiempo en aquella cama de hospital, el ruido de las máquinas, la presión en su abdomen se sentía menos fuerte que en aquel momento. — ¡Serena!

— ¿Eos? — Su mirada recorría la habitación buscando a su hija, pero solo estaba él.

— Ella está bien, Michiru cuida de Eos, Haruka y Hotaru están con Helios y Selene. — Las manos de Seiya retirando la máscara de oxígeno al verla luchar por quitarla.— Iré por el doctor. — Negó, tomo la mano de Seiya impidiendo que se alejará, al ver su mirada confundida supo que deseaba preguntar por ella. — Bombón, Amy está...es decir, era ella o tú.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, el dolor de haber perdido a una de sus amigas le estaba consumiendo con más fuerza que la herida en su abdomen, apretó con  sus manos sobre la sábana. El pelinegro no supo que hacer para hacerla sentir mejor más que dejarla llorar en silencio hasta desahogar todo ese dolor que encerraba en su corazón. Serena pensó que quizás al abrir sus ojos sería una pesadilla, tenía esa vaga esperanza, pero no habia sido de esa forma. Sus ojos habían alcanzado a ver cómo Sailor Saturn arrancaba la vida de su primera compañera de batallas.

— Debemos poner fin a esa batalla. — Sus palabras habían sido firmes, el azabache pudo sentir en ella una determinación que pocas veces tenía el gusto de escuchar. Las manos de Serena tomaron las suyas. — Las estrellas se están apagando, Ghost se acerca.

— La tierra será una masacre si él llega. — Asintió. — Bombón, está vez lucharemos juntos.

— Seiya, no quiero perder a nadie más, prométeme que no vas arriesgarte. — Él sonrió levemente. — Por favor.

— ¿Tú prometes lo mismo? — Ambos no pudieron evitar sonreír, se conocían perfectamente como para saber que esa promesa no sería cumplida. — Está vez tratemos de cumplirla.

— Haré lo posible. — Un beso suave sello su promesa.

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Planeta Kinmoku

Ghost dejo caer a Zafiro a los pies de Kakyuu, su frente sangraba al igual que su nariz. La pelirroja se agachó a su lado sintiendo como la vida de su esposo colgaba de un hilo, no quería volver a pasar por ese destino al que una vez fueron condenados por Sailor Galaxia. Una patada en su cara la hizo caer al suelo, sus labios rotos al igual que su nariz por el golpe, la batalla de sus estrellas contra Ghost concluyó con el sacrificio de inocentes y la inconsciencia de su esposo, pensó que podía recibir ayuda de algún planeta vecino pero todos habían sido consumidos, las semillas estelares de las guerreras fueron devoradas por él hasta solo quedar un reino vacío. Sus manos esqueléticas acariciaron las mejillas de la reina alejando algunos mechones de cabello llenos de sangre y sudor.

— Dame el cristal del fuego y te prometo que nadie más morirá. — Negó, no podía hacer lo que pedía. Un bofetada la hizo gemir del dolor. — Estás condenando a tu pueblo, a tu rey y al fruto de tu vientre.

Su expresión se llenó de sorpresa al oír su declaración, miro a Ghost, su rostro era cubierto por una túnica negra, pudo sentir su fuerte mirada penetrando su alma. Instintivamente llevo sus manos hasta su vientre, aquella noticia era la que más deseaba oír desde el día que unió su vida con el príncipe Zafiro, pero las estrellas no le habían dado aún la bendición, sin embargo su enemigo le daba la noticia que esperaba. Un gemido de dolor escapó de su esposo al momento de sentir como Ghost pisaba con su baculo su estómago.

— ¡Basta! — Se arrodilló ante él extendiendo sus manos, el cristal de fuego comenzó a formarse en sus manos, su brillo fue capaz de atraer a su enemigo más a ella. Sus manos tomaron el cristal, lo llevo a su boca tragandolo, pudo sentir su poder recorrer cada parte de su cuerpo hasta restaurar cada gota de energía que había perdido. Dió media vuelta alejándose, Kakyuu se sintió culpable al haber entregado el cristal pero si su vida y la de los suyos dependía de su decisión no tenía ninguna otra opción que obedecer. Solo ella en ese momento podía mantenerlos vivos, solo podía esperar que la Neo Reina fuese capaz de detener aquel demonio.

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Gracias por leer, disculpen la tardanza en actualizar. Espero les haya gustado 😁

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