Despertó sintiendo su cabeza doler, miró a su alrededor encontrándose con Serena sentada cerca de la venta, su cabello era movido por el viento, en sus brazos se encontraba Eos jugando con sus dedos mientras su madre sonreía al verla, ¿Cuando tiempo pasó desde la última vez que las vio unidas? Demasiado como para creerlo.
- Papá pronto despertará. - Su corazón se agitó con fuerza al oír a la mujer que amaba decir: "papá" refiriéndose a él, quería llorar de emoción y gritar por la felicidad que sentía en su corazón, sonrió mirándola jugar.
- Verte así me recuerda tantas cosas bombón. - La expresión sonriente de Serena desapareció, fue reemplazada por un semblante de sorpresa. Ambos se miraban con un profundo amor. - ¿Tarde mucho?
- Apenas tres días. - Camino hacía él, tomo asiento a su lado dejando a la pequeña bebé en la cama. Seiya tomó la mano de la menor acariciando sus dedos, el amor hacia su hija no había cambiado por mucho que sus memorias se habían perdido durante siglos, seguían allí esperando por ser sacadas al exterior. La pequeña los miraba reconociendo sus rostros, sonriendo y jugando con sus pequeñas manos con los dedos de sus padres. Era un momento que ambos atesoraban.
- ¡Mamá! - La puerta fue abierta de par en par por Helios, el pequeño entraba corriendo cargando un pequeño conejo blanco, en su frente llevaba el símbolo de la luna, más atrás Selene traía otro idéntico pero en un color azabache. La peliplata observó aquellos dos animales con curiosidad pues nunca antes los había visto y ellos parecían reconocerle.
- Se parecen a Luna y Artemis. - Selene los dejo en la cama, en ese momento noto la unión de las manos de Seiya y Serena. - ¿Por qué toma la mano de mamá?
- Selene es que son amigos. - La respuesta de su hermano no le convencía. El pelinegro sabía que sus dos hijos no iban aceptarlo pues para ellos su padre era el rey Endimion y tendría que ganarse su cariño de una forma lenta.
- Es como dice Helios, pero Seiya es un amigo especial. Hablaremos de eso después. Vamos traigan a sus nuevos amigos afuera y llevemos a su hermana con Michiru.
Dando un grito en respuesta cargaron nuevamente a sus amigos para salir dando gritos por los pasillos llamando a la guardiana. Seiya tomo la mano de Serena, ella no tuvo que preguntar para saber que deseaba, sin embargo, no estaba lista para dar ese paso con sus hijos.
- hablaremos con ellos, pero no ahora.
- Esperaré, sólo no tardes bombón.
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Saori caminaba entre los pasillos del palacio, le había sido fácil entrar haciéndose pasar por una empleada más, había cambiado su apariencia totalmente, su cabello era de un tono rojizo, sus ojos color púrpura y su piel de un tono oscuro, en ese momento llevaba consigo una bandeja con alimentos, habían pedido fuera directamente a la habitación donde descansaba el embajador pues los niños habían dicho que despertó y sailor Júpiter sugirió enviarle algunos bocadillos, lo que ella menos deseaba era verlo, pero allí estaba frente a él, muchas veces imagino verlo de nuevo, en medio de la oscuridad donde había sido encerrada imaginaba verlo en alguna vida más allá de los sueños y compartir a su lado sus días tristes y felices, pero la realidad constantemente le golpeaba recordándole su amor por la princesa de la luna, eran en esos momentos que afirmaba su lealtad hacia Aphofis, además de su miedo a morir en sus manos, el terror que sentía al ver sus brazaletes era más fuerte que cualquier otro tipo de sentimiento.
- Su desayuno señor. - Seiya la miró sintiendo un escalofrío en su cuerpo, aquella mujer le miraba con desdén, la forma de verlo le parecía conocida. Algo le gritaba que se conocían de algún lugar.
- Gracias. - Saori asintió dándole la espalda para salir. - Disculpa, ¿Nos conocemos?
- No lo creo. Soy nueva aquí. - Antes de que él pudiese decir algo más salió de la habitación, agradecía que el pasillo principal estuviese vacío, había conseguido el plano del castillo, vigilado cada entrada y salida, conocido perfectamente los horarios de los guardias y en mejor momento no pudo ir, sólo habían pocas guardianas en el palacio. Saco de su vestido un pequeño saco naranja, tiró del cordón abriendo el contenedor. Bajo su cabeza al ver a una de las mujeres de la servidumbre salir de la habitación del final, noto su sonrisa llena de ternura.
- La señorita Neptuno está dormida con la pequeña Eos, es una escena hermosa. - Sonrió al oírla. - ¿Qué haces aquí?
- Soy nueva y aún no conozco el lugar, me perdí. - La joven asintió, simplemente le indicó hacia donde dirigirse. Saori la siguió, saco un poco de polvo de su pequeño bolso, lo sopló detrás de la joven. - Solo duerme.
La joven cayó inconsciente al suelo, Saori sonrió antes de dar media vuelva y encaminarse a la habitación de Eos. Los brazaletes en sus manos comenzaban apretarle y quemar su piel. Con sumo cuidado abrió la puerta de la habitación encontrando a Sailor Neptuno dormida con la princesa en brazos, la menor al sentir la puerta abrirse abrió sus ojos, reprimió un gemido de sorpresa al ver aquellos ojos zafiros tan idénticos a los de su padre, era la misma mirada color zafiro con ese mismo destello de pureza, se sostuvo del pomo de la puerta con fuerza, su cuerpo temblaba, no quería atacarla no podía hacerlo mientras esa mirada parecía penetrar su alma. Aún así, con ese miedo y debate interno llevó su mano derecha al interior de la bolsa tomando un poco del polvo soplando sobre Michiru, un suspiro escapó de la guardiana.
- Eres idéntica a tu padre. - Trató de tomarla entre sus manos, pero un fuerte resplandor atravesó la ventana, retrocedió al ver dos pequeñas siluetas. - Esto debe ser una broma.
- No tocaras a la princesa. - El pequeño conejo negro hizo brillar la insignia en su frente, Saori retrocedió sintiendo como su luz le quemaba. Mientras la pequeña conejita blanca saltaba al regazo de Michiru, su media luna brillo despertando a Sailor Neptuno, está al reconocer a Saori sostuvo con fuerza a la pequeña, alzó una de sus manos creando un fuerte ataque.
- ¡Maremoto de neptuno! - Su cuerpo quedó estampado contra una de las paredes, su piel se quemaba al sentir el brillo de ambos conejos, el ataque de Michiru la hizo tambalearse.
- ¡Hojas de roble de júpiter! - Sailor Júpiter acabó envolviendola en un fuerte ataque que logró hacerla caer de rodillas, su piel ardía, se abrazó a si misma dando gritos de dolor que helaban la piel de los presentes. Seiya y Serena llegaron corriendo al oír los gritos, al sentir el poder de las guardianas, Endimion llegó tras ellos observando con horror la escena. El rostro de Saori se quemaba, la piel comenzó a desprenderse.
- Ayúdame...-Se arrastró hacia los pies de Seiya, sus lágrimas le hacían más daño. El pelinegro se arrodillo tratando de ayudarla, Serena invocó el cristal de plata en sus manos.
- ¡Curación lunar acción! - El brillo rosa caía sobre su enemigo produciendo en ella un fuerte alivió al dolor, sin embargo los brazaletes de sus manos se hicieron pedazos, ella acabó por desintegrarse ante los ojos de todos.
- ¿Qué sucedió? - Seiya miró sus manos llenas de aquel polvo ceniza. Ambos conejos avanzaron hacia ellos.
- Era el costo de estar con Aphofis. Su vida acabó para siempre. - Fueron las palabras de ambos conejos sorprendiendo a sus compañeros.
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Muchas gracias por sus comentarios y apoyo a esta historia. Nos leemos en el siguiente capítulo.
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Luz de estrellas
FanfictionTokio de Cristal fue fundado bajo el mandato de dos gobernantes amados por su pueblo, ella serena y con un espíritu infantil que poco a poco se fue encerrado hasta sólo quedar el recuerdo de quién fue, él era todo lo contrario. formaron un futuro gu...