Capítulo 19: Motivos

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Reino de la oscuridad

Aphofis caminaba entre las altas torres oscuras de cristal, el reino que gobernaba se encontraba en ruinas, sus pasos hacían eco entre los escombros de las estatuas caídas durante alguna batalla. Miró al cielo, su luna se encontraba fuera de órbita, destrozada por algún evento del pasado. No pudo evitar sentir furia, pateo una roca golpeando una reja.

— Antes este lugar era diferente. — No tuvo que mirar para saber quién había llegado a interrumpir sus pensamientos. Siguió su camino alejándose de su compañero. — Ryan espérame.

Se detuvo al oír el nombre por el cual le llamaba.

— Mi nombre es Aphofis. — Su acompañante soltó una carcajada que logró enojarlo. — ¿Qué es gracioso?

— Que aún te hagas llamar de esa forma.

Golpeó una de las viejas paredes destruyendola al tacto. La risa de su compañero nuevamente rompió el silencio que se formó.

— ¿Aún no encuentras los anillos? — La pregunta de Aphofis le hizo suspirar. — Responde.

—No. Han aparecido varios resplandores de esos anillos, pero ninguno es el que buscamos. Hiperión se encargó de crear copias que nos confundieran.

— Ese maldito príncipe siempre va un paso por delante de mi; — Miró a su compañero, quien dio un paso adelanté mostrando su largo cabello blanco, sus ojos negros y piel morena. — Pero yo di un movimiento que nadie esperaba, mi padre se ha dejado morir vida tras vida, pero por una vez no lo deje escapar.

— Vaya no te creí tan listo. — Aphofis lo tomó del cuello alzandolo en el aire. — y-ya entendí...— Lo dejo caer. — ¿Qué quieres que haga ahora?

— Busca los anillos reales necesito las últimas estrellas de cosmo. — Abrió sus manos creando un pendiente rojo de cristal, este levito hasta perderse en el espacio. — Debemos estar preparados, ellos irán al reino del sol.

— ¿Por qué te preocupa? — Sonrió levemente.

— Mi hermosa hermana encontrará un presente dormido. — Su compañero le miró confundido por su sonrisa. — ¿Aún no entiendes? — Negó. — Una mascota antigua que responde al sentir su brillo.

— ¿donde encontraste a ese demonio?

— Tengo mis trucos, lo único que necesitas hacer es estar allí y buscar los anillos reales.

Un "sí", fue su respuesta antes de irse dejándolo  en medio de su soledad. Cerró los ojos al ver el cielo, las estrellas habían dejando de brillar, todo lo hermoso de aquel reino había muerto desde el instante que ella lo encerró en la oscuridad.

Flash back

La miró jadear debido al esfuerzo, el jardín donde jugaban de niños era sólo cenizas debido al fuego, su vestido blanco rasgado, lleno de cenizas y barro. La lluvia que comenzó a caer sobre ellos le hacía más difícil su batalla, él siempre la había amado y protegido, desde el inicio del tiempo fueron separados volviéndose dos seres distintos; luz y oscuridad. 

— porque...¡Por qué lo hiciste! — Cosmos lloraba mirando a su hermano, él parecía indiferente a su dolor. Cosmos alzó su báculo por encima de su cabeza el brillo de el hizo temblar todo a su alrededor, las torres del castillo caían, los pilares a su alrededor eran destruidos. — ¡Bomba cósmica!

— Detente...¡Cosmo basta! — Se cubrió con su báculo creando una barrera de energía que terminó siendo destruida por la fuerza de su hermana, Aphofis  cayó al suelo con su cuerpo sangrando. Su hermana le miraba con una expresión triste. — tanto amabas a ese humano.

— Nunca sabrás lo que es amar. — Abrió su mano apareciendo dos anillos, estos brillaron hasta desaparecer. — Nunca podrás obtener el poder que deseas, nunca seré una contigo de nuevo.

Fin flash back

— Tu amante se encargó de crear copias de los anillos, — Sonrió al observar el cráter justo en medio de las ruinas. — Pronto los encontraré.

En medio de aquel cráter se encontraba la estatua de un hombre, tomo una piedra para luego lanzarla contra la imagen, está se destruyó al toque instantáneamente. Siguió su camino hasta atravesar una puerta que lo llevo a Tokio de Cristal, el sol se encontraba en todo lo alto, brillaba con mayor intensidad que nunca, podía sentir como abrían la entrada hacia el reino del  sol, sonrió levemente al mirar el destello de luz que emergió desde el palacio de tokio de cristal, sus planes comenzaban a tomar forma.

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Gracias por leer, en unas horas publicaré "25 deseos", una pequeña historia navideña con la pequeña Chibi-Chibi cono protagonista

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