Capítulo 33: Lady Cosmos

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La tierra — Tokio de Cristal

Endimion aún no salía de su sorpresa al terminar de oír cada una de las palabras de Hotaru, pensar en Serena como su enemiga no era algo que pudiese llegar a imaginarse de un momento a otro, aquella mujer llena de ilusiones y sueños prácticamente había muerto y dejado en su lugar alguien diferente. Seiya seguía cabizbajo sosteniendo el cristal solar entre sus manos, pidiendo en silencio una forma de recuperar a la dueña de su corazón. Las guardianas se encontraban reforzando la seguridad del palacio, mientras Luna y Artemis cuidaban de los príncipes.

— Hotaru, lleva a Taiki y Yaten a descansar, tu también descansa tendremos días fuertes y deben estar llenos de energía. — La menor asintio, indico a los hermanos que la siguieran dejando atrás a Seiya y Endimion en un silencio incómodo. — Seiya.

— Tu la hubieses protegido mejor...—Endimion no pudo evitar sorprenderse. — Desde que llegue a su vida solo traje tristezas.

— Te equivocas, Serena nunca volvió a darme una sonrisa real, un beso lleno de amor, una mirada enamorada. — Endimion observaba un cuadro de su aún esposa en la pared, en el estaba la figura de la reina junto a sus gemelos. — Esa noche cuando volvió de Kinmoku supe que estuvo a tu lado, ví en ella amor y una felicidad que había perdido. La acuse de ser infiel, la humille hasta el punto de ser un despota y mal nacido con ella, sabiendo que yo le era infiel desde el principio de nuestro matrimonio o quizás un poco antes de ello.

— Te golpearía pero en este momento me siento una basura. — Seiya se sostuvo la cabeza con fuerza, se sentía impotente, lleno de enojo. — No sé en qué momento deje que esto pasará, perdí a Serena, ¿Así te sentiste cuando la perdiste en el milenio de plata?

— Fue algo parecido, aunque en el fondo siempre sentía que había algo más. — Lo sujeto de los hombros. — No la hemos perdido aún, podremos sacarla de esa oscuridad, tu puedes hacerlo después de todo, eres el rey de la estrella más grande de la galaxia.

— Nunca pensé que tú me levantarías el ánimo. — Ambos estrecharon las manos. La puerta fue abierta sin avisar, Selene se asomó tímidamente, al ver a Seiya desvío la mirada. — Los dejaré solos. — Endimion negó, la pequeña entro al estudio abrazando un pequeño osito de peluche. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, su nariz roja al igual que sus mejillas de tanto llorar.

— ¿Selene? — Al oír la voz del hombre al que siempre llamo papá levantó la mirada. — Todo estará bien.

— Mamá se sacrificó por mí, yo me quede atrás. — Ambos hombres entendieron  su dolor, Seiya fue a su lado abrazándola. Lentamente correspondió al abrazo. — ¡Lo siento, mamá se fue por mi culpa!

— No, no fue así pequeña, ella iba hacerlo desde el principio, bombón volverá. — Se apartó un poco limpiando sus lágrimas. — No llores por favor.

— Prometes que mamá estará bien. — Asintió. — Papá Endimion, ¿Èl dice la verdad?

— Confía en tu padre, Seiya nunca te engañaría.

Selene sonrió, confiaba en su padre y si él le decía aquello significaba que ambos  decían la verdad. Abrazo nuevamente a Seiya, no quería separarse de él, a su lado se sentía segura.

Galaxia de Andrómeda — Planeta Neos

Serena miraba por el balcón, la luna destruida de su mundo orbitar  fuera de su eje, Zafiro la miraba en silencio, no sabía cómo llegar a ella. Cosmos se había perdido en la oscuridad de su hermano, por una vez después de mucho tiempo ambos se complementaban, verlos era como si observará una misma entidad, uno de ellos era el alma y el otro el cuerpo.

— Alguien llora. — Alzó su manos moviendo sus dedos como si de esa forma pudiera borrar las lágrimas de la persona que sentía llorar. — Zafiro.

— Dígame reina mía. — Serena se acercó a acariciando sus orejas.

— Quiero el cristal de Hiperión. — Un escalofrío recorrió su cuerpo, la mirada dura de ella le atemorizaba. — Iremos a Tokio de Cristal.

— ¿El rey está de acuerdo? — Asintió. Volvió a darle la espalda dejando caer su capa, su vestido negro apenas cubría su espalda pues el escote caía hasta su cintura. Su cabello volvía a ser atado en su típico peinado. — Serena, es decir Cosmos, ¿Destruirás a la familia de la luna plateada?

— Si, las tinieblas cubrirán su reino, tomaré lo que es mío. — Tomo entre sus manos su cetro, la luna negra brillo suavemente. — Es hora de que Lady Cosmos se presente, ¿No crees?

Zafiro no respondió, simplemente se limito a seguirla dentro del portal que había creado, temía decir algo que le hiciera enojar y causará una muerte segura. Cosmos observaba la tranquila ciudad a sus pies, el palacio de cristal resplandecía a lo lejos. Levantó su baculo dejando caer una esfera de energía que hizo explotar la zona, los habitantes corrían buscando ayuda, Cosmos sonreía al ver el panorama de destrucción. Plut miró con terror la escena, su visión del futuro se cumplía, Mercury y ella debían proteger a los niños, conocían a Selene y Heliot, esos dos niños tratarian de ayudar.

— ¡Ciudad de Tokio de Cristal, soy Lady Cosmos, les propongo un trato, el cristal del sol por su salvación!

Su voz había sido escuchada en todos los rincones de Tokio, Seiya veía al cielo, mientras Hotaru había tomado la decisión de luchar hasta el final. Aphofis había decidido ir tras ella y no podía evitar sonreír al verla decidida en destruir aquel planeta.

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Lo dejaré hasta aquí, espero les guste 🤭 gracias por leer.

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