Reino del sol - Palacio del fuego
Pov. Seiya
No podía dejar de golpear la mesa frente a mi, todo había acabado en el suelo, Yaten y Taiki eran los únicos que aún permanecían a mi lado tratando de calmarme, aún recordaba el mensaje de Michiru hace apenas unos minutos, mi cabeza dolía de solo buscar una forma de encontrarla, ella nuevamente se había sacrificado por protegernos a todos, siempre buscando como impedir que las personas que amaba salieran lastimadas por culpa de la ambición y codicia de terceros.
- Seiya, si sigues así te harás más daño. - Taiki se acerca sosteniendo mi brazo izquierdo, pude ver la sangre en mis nudillos, el dolor me era insignificante al pensar en ella. Me libro de su agarré. - Serena es inteligente, ella no se dejará vencer.
- La conejita es fuerte Seiya, pronto la encontraremos y acabaremos con todo esto. - Yaten me dió una palmada en el hombro buscando calmarme.
- No puedo estar tranquilo, de sólo pensar que ella esté sufriendo me hierve la sangre. - Me dejó caer en el sillón, miró al techo observando los grabados de las estrellas y el sol brillar con luz. - Si solo supiera donde está el cristal del sol podría tener el poder de ir por ella.
- Aún si tuvieras el cristal, morirás quemado hasta reducirte a cenizas. - Taiki observaba un libro que termine por romper durante mi enojó. - Nunca aprendiste a controlar su poder.
- No olvides que el muy idiota se desmayó la última vez que medito con el. - Conocía tan bien a mis hermanos que estaba más que seguro del porque decían aquellos comentarios, deseaban quitarme las preocupaciones, querían que por lo menos un momento sonría olvidando lo sucedido, aún así mi mente se negaba ha reaccionar a sus palabras. - Hermano por favor debes pensar en tus hijos.
- Al menos Eos me aceptará, pero Helios y Selene aún no saben la verdad y me verán como un intruso. - Mis palabras no las sentía del todo exageradas, para esos dos pequeños Endimion era su único padre, apenas me habían conocido y ahora saber que yo era su verdadero padre sería una noticia que les haría sentir el mundo donde viven les cae encima sin poder entender el porque la mujer que llamaban: "mamá", les oculto la verdad. Cada vez que trataba de pensar en una forma de explicarles nuestras razones quedaba en la misma encrucijada y prefería seguir guardando silencio.
- Todo saldrá bien. - Yaten me dió una sonrisa, al menos me alegraba de tenerlos conmigo, no me importaba que fuese el príncipe del sol, que ellos eran mis protectores, ante todo en esta vida éramos hermanos y nada lo cambiaría. Me levanto dispuesto a salir, pediría ir a Tokio de Cristal, pero antes de poder dar un paso el mundo comenzó a darme vueltas, los gritos de mis hermanos se oían distantes, sentí caía en un pozo oscuro y profundo.
- ¿Adonis? - Abro los ojos al oír su voz, estaba seguro que era mi bombón, su cabello gris plata, sus ojos de un tono azul grisáceo. No era ella, era Cosmos, ¿Pero donde me encontraba? - Te diste un fuerte golpe en la cabeza.
- ¿Qué? - Mi voz se escuchaba diferente, quería hablar pero las palabras que deseaba decir no salian de mi boca. - Lo siento princesa, no quería asustarte.
- Me preocupe mucho, sabes te traje aquí para darte un obsequio. - Miró la caja de cristal en sus manos, conocía las energías en su interior, eran el cristal del sol y el de plata. - Algún día tendrán que unirse de nuevo.
- ¿De que hablas? - Su mirada se habia vuelto triste.
- Como diosa tengo el poder de dar vida, tú y todo lo nacido en la luna es mi más hermosa creación, pero lejos he creado un planeta tan luminoso como el sol, y su gente reinará en paz protegerán junto a los tuyos mi hermoso mundo. - Abrió la caja tomando entre sus manos el cristal solar, este se elevó abriéndose como una hermosa flor de loto, el cristal de plata reaccionó a el haciendo lo mismo, ambas flores de loto parecían danzar al alrededor de ella causando pequeñas risas. - Estos cristales pueden causar caos en manos equivocadas pero con alguien bondadoso es diferente, podrían dar una paz y armonía única, crearían maravillas.
- Si tú lo proteges nada pasará. - Dejo de sonreír, los lotos se cerraron y nuevamente los cristales fueron encerrados en las cajas. - ¿Dije algo malo?
- No, es solo que no puedo protegerlas de él, Aphofis desea mi poder y si obtiene esto será imparable. - Pude notar el miedo en su mirada, ella desconfiaba de él sin darse cuenta que estaba en lo cierto, Aphofis era el ser más peligro en el universo. - Es por eso que deseo pedirte algo.
- Sí puedo cumplir tu deseo lo haré princesa. - Dejo la caja en mi regazo, tomo mis manos colocándolas sobre ella. - Cosmos no creo que...
- Sí, quiero que las protejas por favor. - Ver su expresión suplicante me hizo ceder a su deseo, la amaba tanto que haría lo que fuera por ella. Beso mi mejilla suavemente, era su forma de agradecerme.
La imagen comenzó a desvanecerse ante mis ojos, me encontré solo en medio de un gran salón, los pisos eran de mármol, las paredes blancas y el techo de cristal, permitía ver el cielo estrellado en ese momento, las escaleras daban acceso a otra planta de la cual provenía el eco de pasos acercarse. Espere sintiéndome tranquilo, quería ver quién era la persona que se acercaba a mi.
- Me he mantenido dormido esperando poder servirle nuevamente a Cosmos. - Me sorprendo al verlo, aquel hombre tenía un parecido conmigo pero su esencia era distinta y la luna en su frente me indico que era un selenita. - Mi nombre es Adonis, tú eres uno de mis descendiente.
- ¿El amante de Cosmos? - Asintió. - ¿Por qué yo?
- Porqué así lo sentí cuando tú semilla estelar nació de nuevo. - Bajo los escalones hasta llegar al final. - Ella tiene permitido renacer yo no lo hice, me permití esperar lo suficiente para elegir a una persona que pudiese tener mi luz, tu la amaste tanto como Hiperión, que el día que volverías a nacer decidí ser parte de ti de tu alma.
- Entonces, ¿Soy tú? - Su sonrisa no me dió ninguna señal de que mis palabras fuesen ciertas.
- Bueno aún no, debo unirme a ti. Tu esencia como Seiya Kou es tan fuerte que no me permitió ser uno contigo desde el principio. — Toca mi pecho con su dedo índice. — Tu amor con Serena Tsukino es puro, no fue influenciado por una historia del pasado, nació de forma espontánea nunca dudes eso, necesitarás estar claro si deseas que el loto abra y la primera estrella brille.
- ¿Las estrellas de Cosmos?
— Sí, es hora de que la primera estrella brille debes salvar a la reina. — Su luz me cubrió inundando mi corazón de calidez, podía sentir como en ese momento nos hicimos uno mismo.
....
.....
......
Muchas gracias por leer, nos leemos en el próximo 😅
ESTÁS LEYENDO
Luz de estrellas
FanfictionTokio de Cristal fue fundado bajo el mandato de dos gobernantes amados por su pueblo, ella serena y con un espíritu infantil que poco a poco se fue encerrado hasta sólo quedar el recuerdo de quién fue, él era todo lo contrario. formaron un futuro gu...