Capítulo 1

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Al poco tiempo me suben mis maletas a la habitación. Aprovecho para preguntarle al chico donde puedo cenar por aquí cerca, me sugiere comprar comida en un súper mercado, pues ir a un restaurante me saldrá más costoso.
Me doy una ducha rápida y me cambio de ropa, le sirvo a Shawn un sobre de comida en su plato y salgo de la habitación en dirección al súper.
Hago una lista mental repasando que es lo que necesito, entre la arena del gato, platos, bolsas, leche, cereal entre otras cosas básicas que puedo mantener en la habitación.

Camino por las calles de Padua, no bajo la guardia pues estoy sola y es de noche. Unas cuantas cuadras por fin llego.
Tomo un carrito y empiezo a deambular por los pasillos buscando las cosas que necesito. Procuro no hablar con nadie, pues lo más seguro es que hablen en italiano y solo me sé alrededor de cinco palabras en el idioma.
Una hora después, tengo todas las cosas que necesito. Camino hasta las cajas de cobro y hago fila para pagar. En lo que es mi turno, reviso mi teléfono. Tengo muchas llamadas y mensajes de Christopher y algunas de mi hermana. Decido enviarle un texto a ella avisándole que estaba en Italia de imprevisto, que estaba bien y que cuando estuviera instalada les llamaría a mis padres.

—Hai dimenticato il portafoglio (Olvidaste la billetera)—dice la cajera de al lado haciéndome voltear.

Un chico alto de cabello rubio se gira de regreso, pues ya estaba por salir de la tienda. Mi mandíbula casi cae al piso cuando reconozco de inmediato a la persona.
Él también me ve, pues se queda inmóvil y no aparta la mirada de mi.
La chica agita la cartera en el aire llamándolo y él sale de su trance, toma rápidamente la billetera y se acerca a mi con una sonrisa incrédula.

—Natalia—mi nombre sale de sus labios y sigo sin poder creerlo.

—Zabdiel—le respondo.

—Es tu turno—me dice, con una sonrisa ladina apuntando mi carrito.

Avanzo y pongo las cosas en la banda magnética donde la mujer empieza a pasar mis cosas por un láser.

—¡No puedo creer que estés aquí!—habla y pone su mano sobre mi hombro. Yo me quedo callada, porque aún estoy en shock y no se que decir.

—Sono ventiquattro euro (Son 24 euros)—me dice la cajera, pero yo no entiendo nada y tampoco tengo conocimiento sobre euros.

Me pongo nerviosa y no hago nada. Zabdiel abre su billetera y le entrega unos billetes y monedas a la señora. Es ahí donde entiendo que me estaba cobrando.

—Lo siento, no entiendo el idioma—le digo apenada a Zabdiel.

El me ayuda a cargar las bolsas mientras ya sostiene otras y habla de nuevo.

—¿Donde te estás quedando?—me pregunta.

—En un hotel cerca de aquí—todavía mi corazón palpita rápidamente. Me pellizco el brazo indiscretamente para cerciorarme que esto no sea un sueño—Auch—murmuro. No es un sueño.

—Se vuoi puoi andare con lei, posso tornare da solo (Si quieres puedes irte con ella, yo puedo volver sola)—habla por primera vez la chica que lo acompaña.

—Grazie Fran, scusami con i ragazzi (Gracias Fran, discúlpame con los chicos)—le responde Zabdiel en un italiano muy fluido. Estoy asombrada con lo bien que aprendió el idioma.

La mujer toma las bolsas que Zabdiel le entrega y se va. Me quedo parada mirando hacia su dirección hasta que la voz de Zabdiel me hace reaccionar.

—¿Cómo supiste que estaba en esta ciudad? ¿Era una visita sorpresa?—él sonríe muy feliz.—¡Dios! Tengo tantas preguntas ahora mismo, ven conmigo.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora