—Suena muy tentadora tu oferta Christopher. —confiesa el ojiverde pensativo. —Creo que hablaré con mi padre y cuando tenga una respuesta se las haré saber.
Christopher esboza una gran sonrisa mientras aprieta mi mano. Le sonrío genuinamente a Erick y le agradezco infinitamente.
—Aquí tienes mi número de celular y te anotaré también el de Chris. —le informo, mientras tecleo mis datos y los del castaño en el teléfono de Erick.
—¡Er! Nos tenemos que ir, se hace tarde. —lo llama desde la lejanía uno de sus guardaespaldas.
—¡Hasta luego chicos! —se despide de ambos, antes de tomar su teléfono de vuelta y después, sale corriendo hacia la camioneta que lo espera.
—¡¿Escuchaste?! ¡Eso es increíble! —exclama Christopher mientras me abraza en el aire y comienza a girar efusivamente.
—Me estas mareando. —anuncio entre carcajadas.
—¡Lo siento! —dice apenado mientras me baja. —¡Es que estoy tan feliz!
—Aún no debemos cantar victoria, tenemos que esperar a que Erick nos llame. —le recuerdo.
—Gracias por todo lo que estas haciendo por mi a pesar de lo mal que me porté contigo. —me dice cabizbajo haciendo una mueca. Coloco mi mano encima de su hombro y le doy un leve apretón.
—No arruines el momento Chris. —le reprocho. —Por ahora enfoquémonos en esto.
—¡Eres increíble! ¡Maravillosa! ¡Hermosa! —exclama entre suspiros y luego, estampa sus labios en los míos con una sonrisa. Mi corazón revolotea de alegría dentro de mi pecho, pero mi mente me dice que lo detenga.
Mis labios se mueven involuntariamente en sincronía con los de Christopher. Sus manos se aferran a mi cintura y las mías a su cuello. Su lengua no pide permiso y se adentra en mi boca haciendo el beso aún más exquisito.
A plena luz del día, en París, específicamente en el museo Louvre me derrito entre los brazos de Christopher Vélez mientras me besa. Y entonces, el rostro de Zabdiel sonriendo, acariciando mi barriga, me hace separarme del castaño de inmediato.
—Te dije que no quería más besos. —le digo en un murmuro, sonando molesta, pero no estoy molesta con Chris, estoy molesta conmigo por no poder alejarlo.
—No pareces no querer que te bese. —responde, pegando su frente a la mía, mientras me da una suave caricia en la mejilla de forma melosa.
—No es justo para Zabdiel. —confieso avergonzada. —Decidí mudarme a Italia a su lado, mis decisiones son por él.
Christopher suspira y se aleja un poco. Me mira de una forma que no logro descifrar.
—¿Lo quieres a él, cierto? —pregunta con la voz temblorosa y puedo notar la decepción.
Me quedo callada un momento. Claro que lo quiero, pero no es algo de lo que quiera hablar con Christopher.
—No voy a responderte. —me limito a contestar.
—Yo solo quiero estar contigo. —comienza a decir. —Quiero que seamos una familia, tú, yo y este bebé. —añade, mientras acaricia mi estómago que ya comienza a verse un poco abultado. —Te amo y te quiero conmigo. —finaliza.
—¿Cómo puedo confiar en ti? ¿Quién me asegura que no me volverás a mentir? —digo con dolor. —Ahora mismo estas comprometido y yo diseñando tu casa, ¿Eso te parece que me hará confiar en ti? Creo que primero necesitas arreglar tus problemas para después empezar a hacer promesas.
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Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADA
FanficLIBRO II Después de que el secreto que guardaban Christopher y Joel, saliera a la luz, Natalia decide irse lejos de los problemas al otro lado del mundo. Para sorpresa de ella, el destino la vuelve a juntar con la persona con la que alguna vez tuvo...