Capítulo 14

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Termino de hacer dos maletas, pues no pensaba estar ahí más de una semana, además de que tengo que estar en Padua para mi siguiente cita con el ginecólogo y continuar con el proyecto de Gemma.

Zabdiel entra al departamento jadeando y llevándose una mano al pecho.

—Que bueno que no te has ido. —dice, tratando de recuperar el aliento. —¿Cómo que te vas a París? —pregunta, con el ceño fruncido y las manos en la cadera.

—Encontré unos excelentes proveedores para la casa de Gemma y concreté una cita con ellos, están en París. —digo la gran mentira que formulé, esperando que me crea.

Zabdiel me mira con los ojos entre cerrados y me analiza por unos segundos.

—No me gustaría que vayas sola, hablaré con mi jefe para pedirle unos días. —Zabdiel saca el teléfono de la bolsa de su pantalón y lo detengo.

—Ya has perdido mucho tiempo en Manhattan, estaré bien. —trato de convencerlo y le doy una caricia en la mejilla. —Solo serán dos o tres días como máximo.

—Esta bien. —acepta. Camina lentamente y me rodea con sus brazos—Quiero que me llames en todo momento.

—Lo haré. Ahora déjame terminar de arreglar mis cosas y mis documentos, porque se me hará tarde.

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Bajo del taxi que me ha traído desde el aeropuerto de París al hotel donde me voy a hospedar. Durante el trayecto, tomé una y mil fotografías de la ciudad del amor, recordando la primera vez que vine el año pasado de la mano de Christopher.

Aquella vez, Christopher había firmado un contrato con el pasado director del museo Louvre, el señor High. Se que hubo un problema que terminó por hacer que no se llevara a cabo, además de que el museo cambió de director. Así que ahora tendría que buscar uno de nueva cuenta, pero esta vez lo haría yo.

Entro al gigantesco hotel con el aspecto de estar en la época victoriana. Me registro y me entregan la llave de mi habitación. Él hotel esta lleno de turistas y el servicio es muy amable.

Entro al elevador con dos personas más, y después las puertas se abren en un pasillo hermoso, decorado con pinturas, una alfombra color marrón y candelabros. Afuera de mi habitación se encuentra un hombre con uniforme rojo que carga con mis maletas.

Voici vos valises. Profitez de votre séjour et bienvenue à París. (Aquí están sus maletas. Disfrute la estancia y bienvenida a París.) —me dice el hombre, mientras introduzco la llave electrónica y deja mis pertenencias dentro de la habitación.

Merci beaucoup. (Muchas gracias) —le digo, cerrando la puerta tras de él.

La habitación no es muy grande, pero está bien para mí. Todos los muebles, las paredes, la alfombra y las cortinas son blancas. Tiene un pequeño balcón que da vista a otro hotel precioso.

Le llamo a Zabdiel avisándole que ya estoy en el hotel y después comienzo a colgar mi ropa en el perchero, pues no quiero que mi ropa termine arrugada.

Llamo al servicio de habitación para que me traigan algo de comer y en lo que llega mi comida. Saco mi computadora para comenzar a buscar la dirección del museo Louvre y algunos otros museos como el Museo de Arte Moderno de París y el Palacio de Versalles, además de que aprovecharía para conocerlos y dar un recorrido.

Le envío un mensaje de texto a Christopher, informándole que estoy en París buscando un inversionista. Él me cuenta que ha estado en varias cenas en Nueva York con diferentes socios pero que aún no resulta nada.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora