Capítulo 5

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Durante todo el trayecto ninguno de los dos dice nada. Me muerdo las uñas y veo la hora en mi teléfono como un tic nervioso.

Zabdiel es la persona más buena que conozco, casi nunca se molestaba cuando estábamos juntos, siempre se dedicaba a hacerme sonreír y llenarme de cariños todos los días desde el momento en que abría mis ojos por las mañanas. Pero hoy, por primera vez, siento que las cosas no serán color de rosas, estoy segura de que se va a molestar o se va a sentir lastimado. Y no quiero que sienta ninguna de las dos, pero será inevitable.

Respiro hondo en cuando entramos a la calle donde vivimos, pocos segundos después, el auto se detiene frente a la casa. Frunzo el ceño cuando veo al hermano de Zabdiel sentado en el escalón de la puerta.

—¿Ese es tu hermano?—le pregunto, extrañada. Porque hace muchísimo que no sabía nada de él.

—Es Carlos ¿Que hace aquí?—pregunta, más para sí mismo.

Carlos se levanta del piso y se queda parado esperando a que salgamos del auto. Zabdiel se acerca a él y ambos se abrazan. Yo le sonrío y deposito un beso en su mejilla.

—¿Pasó algo?—le pregunta Zabdiel a su hermano, con nerviosismo.

Solo espero que todos en su familia se encuentren bien, además se que la señora Noemi es todo para Zabdiel, debe de estar asustado al ver a Carlos aquí esperándolo.

—Todo está bien con la familia Zab, no te asustes.—le sonríe para calmarlo. Y se nota que Zabdiel se ha relajado.—Siento mucho venir sin avisar.

—¿Tú estas bien?—le pregunto. Porque no luce muy bien que digamos. Se ve triste y nervioso.

—Entremos a la casa.—nos dice Zabdiel.

Los tres nos adentramos y nos sentamos en la sala. Con la presencia de Carlos, lo que tenía que decir se había pospuesto. Y sabía que en algún momento tenía que contarle todo a Zabdiel, pero deseaba que pasaran más imprevistos para evitar lo inevitable.

—He estado teniendo problemas con mi esposa, nuestro matrimonio ya no da para más y tuve que irme de la casa.—dice Carlos cabizbajo.

Hago una mueca. Lo último que supe es que él estaba feliz con su esposa porque se había convertido en padres. Se veían muy enamorados.

—Lo siento mucho hermano.—le dice Zabdiel, posando su mano en la pierna de Carlos en señal de apoyo.—Cuentas con nosotros, lo sabes ¿no?

Carlos asiente y después toma una bocanada de aire.

—¿Podría quedarme aquí? Solo será poco tiempo en lo que encuentro un lugar.

Zabdiel me mira buscando mi aprobación. No me gusta que me mire cuando tiene que decir algo, como si necesitara mi permiso. Hace un rato lo hizo cuando Christopher le preguntó si estábamos juntos y ahora lo hace cuando su hermano pide quedarse en la casa.

—No hay ningún problema Carlos, puedes quedarte el tiempo que necesites, la habitación de huéspedes está disponible.—le respondo. Zabdiel sonríe y yo me levanto del sofá para ir a la habitación y cerciorarme de que esté en condiciones.

Carlos y Zabdiel se quedan en la sala platicando y después escucho que le ayudará a bajar sus maletas del auto. Le pongo sábanas limpias a la cama y enciendo la calefacción de la habitación.

Cuando salgo de ahí, Zabdiel tiene el teléfono en la oreja y después lo estira en dirección hacia mi. Lo tomo sin saber quién es y en cuanto Zabdiel me informa, siento que se me baja la presión arterial.

—Es Christopher Vélez, el cliente de hace un rato, quiere hablar contigo sobre algo de la decoración que olvidó mencionar su prometida.—me dice Zabdiel y después se va a la cocina a prepararle algo de comer a Carlos.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora