Capítulo 19

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Muevo las piernas nerviosa en la sala de espera del hospital mientras no despego la vista del pasillo. Ni Zabdiel ni Christopher están aquí. Estoy sola.

Me remuevo en la silla soltando un ligero quejido de incomodidad. Había despertado con la espalda adolorida y los brazos acalambrados a consecuencia de dormir en el sofá. Definitivamente bebé y yo no tuvimos una buena noche.

No quise despertar a Joel para que me acompañara, seguramente necesita descansar ya que ayer tuvo un día muy ajetreado. Así que solo le dejé una nota en la barra de la cocina avisándole que volvería en un par de horas por que tengo cita con el ginecólogo.

—Señorita González. —me llama la enfermera. Le doy un último vistazo al pasillo y con una mueca de desilusión, me levanto de mi asiento para entrar al consultorio.

—Pase por favor. —me indica otra enfermera que me espera adentro.

Le doy una tímida sonrisa y cuando estoy a punto de entrar, escucho la voz de Christopher llamarme.

—¡Natalia, espera! —grita, mientras corre por el pasillo.

Mi corazón se acelera en cuando lo veo venir hacia mí. Me quedo de pie en el marco de la puerta esperándolo y cuando está a escasos centímetros de mí, lo abrazo.

—Pensé que no vendrías. —susurro en su oído, inhalando su aroma.

—Lo siento mucho, mi vuelo se retrasó y he venido corriendo desde el aeropuerto.

—¿Señorita? —me llama nuevamente la enfermera.

—Vamos Chris. —le digo, tomándolo de la mano y dirigiéndonos a las sillas frente al escritorio.

El ginecólogo entra a la habitación y nos saluda amablemente. La consulta comienza y me hace las preguntas de rutina, luego me hace pasar a la camilla para hacer la ecografía del mes.

Mientras el médico va por unos guantes, Christopher me ayuda a recostarme en la cama.

—¿Por qué no vino Zabdiel? —me pregunta sorprendido, mientras alza mi blusa.

—Anoche llegó oliendo a tabaco y alcohol, se quedó dormido y no quise despertarlo, asi que me vine sola a la consulta. —le explico, encogiéndome de hombros queriendo fingir que no me importa.

—No pensé que Zabdiel fuera así. —dice sin poder creerlo. —Además siempre estaba pegado a ti como un chicle.

—Pues ya ves, esta perdiendo el interés. —respondo, de mala gana.

El doctor se acomoda en su lugar y comienza a untarme el gel en el estómago. Christopher me toma de la mano mientras ambos tenemos la vista fija en el monitor.

—¿Quieren escuchar los latidos de su corazón? —nos pregunta el médico. Y cuando estamos a punto de responder, la puerta del consultorio se abre abruptamente.

—Ya estoy aquí. —menciona jadeando Zabdiel. Tiene la cara somnolienta, el cabello revuelto y la ropa mal acomodada.

Cierro los ojos frustrada y me tallo la cara con molestia. Christopher sonríe burlonamente haciendo que Zabdiel se moleste.

—¡¿Empezaron la cita sin mí?! —nos reclama Zabdiel.

—¿De verdad creíste que íbamos a esperarte a ver a que hora te daban ganas de levantarte? Además, no es bueno que estés aquí en ese estado. —le responde Christopher con arrogancia.

—¿En qué estado, Christopher? —le pregunta con una mirada retadora azotando la puerta del consultorio.

—En ese estado. —le dice apuntándolo. —Con resaca y como si pareciera que traes la almohada pegada a la cara.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora