Epílogo

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[3 años después]

Nos encontramos reunidos en la sala, yo y Zabdiel bebiendo una taza de café frío, Christopher y Joel una cerveza. Los cuatro tenemos los ojos puestos en el computador de Zabdiel, específicamente en la aplicación de citas que Joel le acaba de instalar hace unos momentos.

Mis hijos, Sebastián y Eva, juegan en la piscina con la supervisión de Elizabeth quien desde el año pasado se convirtió en la esposa de Joel, que también esta pendiente de su bebé de 7 meses.

—Zabdiel... hemos rechazado las seis solicitudes de todas esas mujeres hermosas, ¿De verdad ninguna te ha llamado la atención? —le pregunta Joel, empezando a cansarse.

Zabdiel suspira y les da nuevamente un vistazo a las fotografías, hace una mueca y niega lentamente.

—Les hace falta algo, no se que sea pero...—hace una pausa para detenerse a pensar en sus palabras. —no me terminan de convencer.

—¿Qué es lo que estas buscando en una mujer? —le pregunta Christopher. —Quizás tenga alguna amiga que encaje con tus gustos. En la pista de hielo ha llegado una nueva profesora a suplirme, quizás...

—Quiero una mujer que sea del agrado de mi hijo principalmente, que lo trate bien y que lo quiera, así como tú lo quieres. —Sonrío ante las palabras de Zabdiel y tomo su mano para darle un ligero apretón. —Quiero que sea dulce, hermosa por supuesto, que quiera formar una familia.

Giro la pantalla de la computadora y la tomo para navegar un poco en la aplicación. Zabdiel suspira decepcionado mientras Christopher le muestra fotografías de la profesora con una ancha sonrisa y Joel también les muestra a sus candidatas.

Mis ojos se abren con asombro al encontrar el perfil de una chica hermosa, tiene una sonrisa dulce y el cabello rubio, sus ojos son de un celeste hipnotizante y su cuerpo esta de infarto.

—Alexia Rae Castillo. —digo su nombre en voz alta.

Los chicos voltean y puedo jugar que he visto su baba al ver las fotografías de la chica. De inmediato le cubro los ojos a Christopher y empieza a reír a carcajadas.

—No te pongas celosa, amor. Yo solo tengo ojos para ti. —me dice, para luego depositar un sonoro beso en mi mejilla.

—¿Quién es ella? —pregunta Zabdiel, sin despegar sus ojos de la pantalla, con un evidente brillo de ilusión.

—Aquí dice que es una modelo de 28 años, que le gusta la naturaleza y la moda. —leo la descripción de la biografía de la chica y Zabdiel de inmediato me quita el aparato de las manos y comienza a ver todas las fotografías.

—Me gusta... Quiero conocerla. —dice por fin. Joel aplaude emocionado y le da clic a un icono en forma de corazón.

—Ahora solo hay que esperar que Alexia te de match...


[...]

—Es normal que estés nervioso... pero te aseguro que todo va a salir bien. —le digo a Zabdiel, mientras lo ayudo a acomodar el cuello de su camisa de manga corta.

—¿Por qué no iré con papi este fin? —pregunta Sebastián formando un tierno puchero con sus labios, mientras sostiene entre sus brazos la figura de Thor que Christopher le regaló en navidad.

Zabdiel se pone en cuclillas a la altura del pequeño y le acaricia la mejilla con cariño.

—Porque papá tiene una cita, pero te prometo que el domingo vendré por ti para irnos a comer un helado con la abuela Nohemí.

—¿Puede venir Eva con nosotros? —pregunta el niño con una sonrisa.

—Tu hermana irá a visitar a su abuela Yenny, pero podemos invitarla el próximo fin, ¿Te parece? —Sebastián asiente emocionado y deposita un beso en la mejilla de su papá para luego irse a sentar en la alfombra para seguir jugando con sus superhéroes.

—¿Y si no le gusto a Alexa? Ella es muy bella...—me pregunta Zabdiel con una mueca.

—Confía en ti, eres muy guapo y eres una maravillosa persona. Si no le gustas a Alexia ya encontraras a la mujer que tenga buenos gustos.

Zabdiel se ríe y yo le doy una sonrisa de boca cerrada tratando de transmitirle seguridad.

—Gracias Nat... Has sido una increíble amiga durante estos años y siempre me has apoyado en todo, has estado ahí celebrando mis logros y siendo la mejor mamá que mi hijo pudo tener. —Zabdiel abre sus brazos y me rodea con cariño para envolverme en un cálido abrazo. —Te quiero mucho...

—Yo también te quiero mucho Zab, pero date prisa que no querrás hacer esperar a la super modelo. —le digo, alzando una ceja.

Zabdiel asiente y se da un último vistazo en el espejo de mi habitación. —Adiós Nat, adiós, Sebas. —nos dice, moviendo su mano a modo de despido y después se marcha de la casa.

—¿Papi Zabdiel tiene novia? —pregunta Sebastián con una sonrisa traviesa.

—Todavía no, pero ya encontrará a su media naranja. —le respondo.

Christopher entra a la habitación con Eva en brazos, mientras la niña de cabello marrón claro y ojos color miel se ríe a carcajadas y sostiene un vaso con jugo.

—Chris... ¿Que te he dicho de darle azúcar a los niños a estas horas? —le reprocho, poniendo mis brazos en jarra sobre mi cadera. Christopher me da una sonrisa inocente y deja a la niña sobre nuestra cama.

—Me prometió que iba a dormirse temprano...—dice el castaño, rascándose la nuca nervioso.

—Ajá, te dice lo mismo todas las noches y sigues creyéndole.

—Papá... ¿Puedes leerme mi cuento favorito? —le pregunta Sebastián con ojos de cachorro triste. Christopher sonríe ampliamente y lo toma del piso para dejarlo sobre la cama al lado de su hermana.

—¿Vienes? —me pregunta, mientras toma de la mesa de noche el libro de cuentos infantiles.

Christopher se acomoda de lado derecho y nuestros hijos al centro, mientras yo me recuesto de lado izquierdo. Apago las luces de la habitación mientras Christopher tiene la lámpara de su lado encendida para poder comenzar a leer.

Durante la lectura, Eva es la primera en quedarse dormida con los brazos rodeando el cuerpo de su hermano mayor. Sebastián todavía escucha atento la historia, que ya ha escuchado mas de treinta veces pero por algún motivo le sigue gustando, mientras le acaricio las ondas de su cabello.

Volteo a ver a mi esposo cuando ya no lo escucho hablar. Él observa a los niños que ahora están profundamente dormidos y deja el libro de nuevo en su lugar, tratando de no moverse mucho para no despertarlos.

—Son unos angelitos...—dice, con una sonrisa ladina.

—Solo cuando están dormidos. —le recuerdo. Christopher asiente y empieza a acariciar la mejilla regordeta de la pequeña Eva, que tiene la boca entre abierta y esta comenzando a mojar la almohada de su padre.

—Gracias por darme la mejor familia del mundo. —me dice, como todas las noches antes de dormir. Desde que nos casamos, me ha dicho la misma frase sin falta.

—Gracias por ser el mejor papá del mundo y amarnos tanto.

—Siempre fuiste, eres y serás tú. —me dice, antes de por fin quedarnos dormidos entre nuestros hijos, luego de un agotador día de trabajo, llevar a los niños al colegio y sacar a pasear a Ollie.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora