Capítulo 29

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—¿Se acabó? ¿Me estas dejando en este momento? ¡¿Justo cuando acabo de dar a luz?! —le reprocho, soltando una risa sarcástica.

—¡¿Y es que acaso no piensas en cómo me siento yo?! ¡Me mentiste! Me viste la cara de imbécil por muchos, muchos meses. —la respiración de Christopher es pesada y resuena por toda la habitación, sus palabras son frías y su mirada distante.

Sebastián se remueve en su cuna y emite sonidos de queja, como si quisiera comenzar a llorar. Lo tomo entre mis brazos y lo pego a mi pecho, palmeando su espalda para arrullarlo de nueva cuenta. Lo único que me mantiene fuerte en estos momentos es él, es mi pequeño bebé.

—Al menos estas sintiendo lo que yo sentí cuando te vi en ese escenario de rodillas, pidiéndole matrimonio a quien era realmente tu novia, estas sintiendo todo ese dolor y esa rabia que se extiende por todo tu cuerpo al saber que la persona que amas y en quien más confías, te mintió. —le digo, sintiéndome molesta yo también. Y es que al parecer se le había olvidado quien había empezado a mentir.

—Ya veo...—murmura y niega con diversión. —Hiciste todo esto para vengarte de mí. ¡Pues felicitaciones! Te salió de puta madre.

—Sabes que no lo hice para vengarme de ti. ¿De verdad piensas que soy esa clase de persona? —sus palabras me lastiman y es que el que crea que lo hice por venganza, me duele en lo más profundo de mi alma.

—No nos hagamos más daño. —dice y limpia con brusquedad las lágrimas de su rostro. —Al parecer lo nuestro no tiene un final feliz.

Christopher se acerca y deja un beso en la cabeza de Sebastián y antes de salir de la habitación me da un ultimo vistazo y negando, sale de ahí, dejándome con el corazón en mil pedazos. De inmediato mi cuerpo empieza a temblar, mis labios se curvan hacia abajo y los sollozos abandonan mi garganta.

Joel entra a la habitación con una gran sonrisa y en cuanto me ve, frunce el ceño y se acerca a mí.

—¿Qué pasó?

—Chris me dejó...

[...]

Joel me ha llevado al departamento de Christopher dos días después de haber tenido a Sebastián. Apenas me dieron de alta, tomé a mi pequeño en brazos y me dirigí a aquel lugar donde pensé que formaría una familia.

Al entrar al departamento, me encuentro con mis maletas en la sala. Christopher al parecer no está y el único que me recibe es Ollie, su perro, moviendo la cola con alegría. Me pongo en cuclillas aun adolorida y acaricio la cabeza del perrito antes de recoger mis pertenencias restantes de la habitación que compartíamos.

Meto dentro de unas cajas mis perfumes, bolsos, zapatos, maquillaje, mi cepillo de dientes y muchísimas cosas más que se encontraban esparcidas por todo el departamento.

Le llamo a Joel para que suba y me ayude a llevar las cosas al auto. Mientras espero a Joel, me encuentro con una nota sobre la barra de la cocina con la letra de Christopher.

>>Llévate las cosas de la habitación de Sebastián, tú las vas a necesitar más<<

Entro a la habitación y siento una punzada en el pecho, específicamente a la altura del corazón. Mis ojos se humedecen y observo lo hermosa que se ve. Es la primera vez que entro aquí, pues Christopher quería que fuera una sorpresa y el se encargó de comprar absolutamente todo y decorarla.

Hay una cuna, juguetes, un hermoso sillón blanco. Las paredes son color celeste y tienen adornos grises. Hay una cómoda y al abrirla, esta llena de ropa y zapatos para bebé. En la esquina de la habitación hay un gran oso de peluche y un caballito blanco de madera, también hay una carriola y una infinidad de cosas que son preciosas y demasiado tiernas.

Siempre Fuiste Tú #2 |C.V| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora