𝖼𝗂𝗇𝖼𝗈

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Olivia

— Dos jugos de naranja porfa— pidió la Alessia, la señora del negocio busco las cajas de jugo y se las entregó.

Yo la miraba desde afuera, aun no le contaba que había pillado al weon que le robo el celu. Capaz que la Alessia se ponía modo luli y lo demanda.

— Jugo de naranja, voy a tomar jugo de naranja — imitó al junior al salir del negocio.

— ¿Quien quiere tomar jugo de naranja? — le seguí el juego.

Luli supremacy

Caminamos cagas de risa hasta la plaza, nos sentamos en una banca porque a la Alessia le da alergia el pasto y después queda roja como un tomate.

— Te voy a contar algo, pero no te tení que enojar — deje el jugo al lado de mi pierna y me acomode para hablarle mejor.

— Suéltala nomas, lo que sea — me miro atenta.

— Pille al weon que te robo el celu.

— ¿Te robo denuevo? — dijo sobresaltada, de seguro en su cabeza ya se estaba maquinando un plan para buscarlo y sacarle la chucha.

— Noo, lo pille en el preu.

— ¿Como? — me miro extrañada — Para que chucha me roba si el weon tiene la suficiente plata para pagarse un preu.

Tiene razón, para gastar plata en un preu se tiene que tener por lo menos estabilidad económica, no digo que tienes que ser cuico pero si se sabe que es un gasto bastante grande.

— No lo había pensado así.

— No tiene lógica, pero bueno la wea ya me la robo — tomo su jugo — ¿Segura que era el mismo?

— Si era, incluso me dijo que te había echo un favor al robarte el celu.

— Parate ahí, cuenta la historia desde el principio que estoy perdida.

Y le conte toda la historia, pense que se enojaría pero se cago de risa cuando le dije que arranque con el celular del weon.

— Tu si que tomas la venganza por tus propias manos — se rió.

— Soy una justiciera, querida — me encogí de hombros.

— ¿Y él weon era flaite o no?

— Ni tanto, del uno al diez — pensé un momento, si bien su forma de vestir era despreocupada se notaba que buscaba las palabras para responder.

— Yapo — la Alessia me pego un chape — Te quedaste pega'

— Ay, es como un ocho punto cinco.

— Tampoco es tanto, pero igual esta por sobre el cincuenta por ciento.

Me desconcentre al ver sobre el hombro de la Alessia, él weon estaba en la esquina esperando a cruzar la calle.

— Mira el conchesumadre — dije.

¿La peor wea? va en bici, debe ser el mismo que casi me arrolla llegando al preu.

— ¿Que? — giro su cabeza en dirección a donde yo estaba mirando — ¿Es él? 

— Él mismo, más encima casi me arrolla con su caga de bici.

— Nunca me contaí las historias completas po, quedo más perdida que la chucha — me reclamo, seguido a eso se levanto y me ofreció su mano — Sigámoslo.

Tome la mano de mi amiga, recogimos todos nuestros envoltorios y los guardamos en la mochila de la Alessia.

No se porque le dije que sí, ni tampoco el porque lo seguimos. Solo se que cualquier wea que se le ocurra a la Alessia, ahí voy a estar yo para seguirla.

Caminamos rápido para no perderle el paso, él iba tranqui en su bici.

Mis piernas no dan más, nose cuantas cuadras habremos caminado pero no son poquitas. Ni siquiera sabía que la ciudad era así de grande, me acuerdo levemente haber venido de chica con mi papá a una panadería por aquí, pero aparte de eso nada.

Nose si él es muy weon como para darse cuenta que lo vamos siguiendo o solo nos ignora. 

Lo malo es que cada vez anochecía más y no creo que el camino devuelva sea muy corto.

El camino todo este rato había sido recto, siempre por la calle principal pero ahora él había doblado a su derecha. Apuramos nuestro paso ya que él empezó a pedalear más rápido. Cuando pensamos que lo habíamos perdido lo vimos cruzar al skate park, saludo a los que estaban sentados y se fue a webiar en su bici.

Un cabro en específico estaba sentado sin moverse, varios iban lo saludaban, le pasaban plata y se iban. Ya cache la movía.

Yo quiero ser como él de grande, ya te cachai.

— Demás que están comprando mota — susurro la Alessia — Vamos — me tomo la mano y me obligo a caminar hasta ellos.

No se que planea esta weona, solo espero que mis piernas me den por si tengo que correr como una loca.

Cruzamos la calle y caminamos con seguridad hasta los weones, estaban todos cagaos de risa y los que no estaban webiando en sus bicicletas.

— Princesitas, ¿se les perdió algo? — dijo el que se supone que es el vendedor, yia que fino sonó eso.

— ¿A cuanto y porque tan caro? — le pregunto chora la Alessia.

Mi risa nerviosa no se demoro en aparecer, por eso siempre es la Alessia la que habla. Mire a mi alrededor y estaban todos los weones pendientes a nosotras. Siento que me van a robar hasta el apellido.

El weon le respondía a la Alessia de una forma tan coqueta que se le notaba a la legua que se la quería puro servir.

— Seis — dijo la Alessia.

— Siete, la última oferta que los tiempos están difíciles — propuso Pablo escobar al peo, no se me ocurre otra forma para llamar.

La Alessia acepto con una sonrisa, seguido a eso busco en su mochila su billetera. Como mi amiga no es weona saco los billetes dentro de la mochila cosa no vieran su billetera de cuica como le digo yo.

Aunque igual siento que nos están cagando con el precio, nunca he comprado, pero siento que nos están viento la cara de weonas.

Para calmar el nerviosismo que tengo mire a los weones en bici, ahí estaba con su gorro y sus tatuajes.

Tengo que aceptar que él weon tiene presencia, se hace notar fácilmente. Aunque eso no quita que nos robo y eso no se me olvida.

— ¿Como te llamai? — le pregunto él Pablo escobar a la Alessia.

— Ale... Alena, si, Alena — le respondió con tranquilidad la Alessia. Yo la mire con sorpresa, la weona esta ocupando el nombre de mi hermanastra y ni siquiera se arrugo para decirlo.

— ¿Y vo'?

Concha. Ahí te voy san Pedro.

Solo sigue el juego de la Alessia y dales otro nombre.

— Sofia — dije sin pensarlo tanto, al final es mi segundo nombre asi que igual cuenta.

Él Pablo escobar al peo se paro y se acerco a nosotras, un viento frío recorrió mi espalda.

mamita te amo.

— Julian — giño su ojo derecho — Culian pa los panas.

Ambas soltamos una carcajada, lejos es el mejor sobrenombre existente. Su simpatía al decirlo me tranquilizo, se veía de esos que le gusta el webeo.

— ¿Y el de gorrito negro, como se llama? — indago la Alessia. Ahora entiendo para que lo seguíamos, quería el nombre.

Él Julian siguió el dedo de la Alessia y miro por un momento al chico, dudoso nos volvió a mirar y dijo;

— Dean, pero para él es como una pata en los cocos — explicó — Todos le decimos Villa.

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora