𝖼𝗎𝖺𝗋𝖾𝗇𝗍𝖺 𝗒 𝖽𝗈𝗌

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Un mes después...

Dean

— Pellízcame si esto es real — me pide la Olivia.

Estaba parada mirando mi casa y yo estaba mirándola a ella. Como weon, obvio.

Pero un weon que le hace caso y la pellizco.

La escobita salta y se toma el brazo que le acabo de pellizcar. Me mira terrible mal, que si fuera por ella me desaparece con la mirada.

— ¿Que wea?

— Tú me dijiste que te pellizque — me encojo de hombros.

— Pero lo hiciste muy fuerte — reclama.

— Perdóneme mi lady — la abrazo por los hombros y le doy un beso en su cabeza llena de piojos.

La escobita solo rodó los ojos y pego un largo suspiro.

— La ultima vez que vine aquí fue para que él Paulo me encontrara — recuerda.

Hablando del diablo esta niña.

— ¿Que? juraba que fue cuando peleamos fuera del negocio.

— No me recuerdes esos momentos tan oscuros en mi vida.

Le dolió...

— ¿Te dolió que estuviéramos peleados? ¿estoy escuchando bien? — la molesto.

— Cállate.

— Cállame.

— ¿Premio o castigo? — enarca una ceja.

— Que me beses nunca podría ser un castigo.

Rodeé su cintura con mis manos y la acerqué a mi, quería tener así para siempre y nunca más soltarla.

Olivia culia que me hiciste.

— Se va a enfriar el pan — oí la voz de la Dafne.

Puta la wea.

Nos separamos al instante. La Olivia abrió los ojos exageradamente y se giro en cámara lenta en dirección a la Dafne.

— Holi — la saluda.

— Hola cuñadita — mi hermana le sonrió con picardía— te estaba esperando.

Que miedo, parece esas amenazas de las películas de terror.

La Dafne se dió media vuelta y entró a la casa. La Olivia quedo pegada mirando, no procesaba lo que la hermana chucky le había dicho.

— ¿Eso es bueno o malo? — apunta hacia la casa.

— Bueno, espero — susurro.

A la Dafne se le nota a miles de kilómetros cuando no soporta a alguien, no se preocupa en esconderlo o disimularlo. Con la escobita fue distinto desde el principio, la primera vez que la vio esta estaba vola como piojo pero la Dafne no le agarro mala, eso fue sorprendente.

Efecto escobita.

Tome su mano y la arrastre conmigo hasta la casa, estaba acogedora como siempre. La Olivia ya la conocía así que no notaba sorpresa o incomodidad en su cara.

— ¡Llegaron al fin! — celebra mi tia Kira — No saben cuanto espere este momento.

Y yo tia.

Ella adora el tiempo de calidad antes que otra cosa, será sobre protectora pero para alguien que siempre que falto esa atención es un regalo.

— Hola — saluda la Olivia— un gusto conocerla formalmente.

— El gusto es mío mi niña — sonríe y le extiende los brazos para abrazarla — Que linda eres.

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora