𝗍𝗋𝖾𝗂𝗇𝗍𝖺 𝗒 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾

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Dean

Me acomode mi pelo para después ponerme mi gorro. Él Gabo me había escondido mi bici así que no me quedaba de otra que caminar.

Era tan raro e irreal tener que ir mirando por sobre mi hombro para ver si venía alguien siguiéndome.

Pero al menos ahora nadie parecía interesado en andar detrás mio.

Llegue a la casa de la escobita antes de lo esperado, el camino se me hizo ridículamente corto.

Con una mini piedra toque con suavidad su portón, ella asomó su cabeza al segundo y me hizo señas.

Su puerta se abrió en cámara lenta, ella salió de puntitas de su casa y cerró la puerta de la misma forma.

— Aquí viene la que te quita el sueño — susurro mientras cerraba el portón.

Cuando ya estaba lo suficientemente cerca la tome de la cintura para acercar su cuerpo al mío.

— ¿Eres adivina ahora?

— Solo digo cosas al azar y espero que sean verdad — dijo con una sonrisa.

Tomó mi cara con sus manos y unió nuestra labios. Yo solo la abracé con más fuerza por la cintura y se correspondí el beso.

Una de las cosas que más me gustaba que hiciera era que me besara, me deja más loco por ella de lo que estoy ahora.

— Vamos a columpiarnos un rato y a fingir que somos normales — me tomó la mano y comenzamos a caminar juntos.

La tarde estaba tranquila, no había tanta gente en las calles y el cielo estaba entre celeste y gris.

La Olivia me quedo mirando mientras caminábamos.

— ¿Te gusto que me miras tanto? — pregunte, molestándola.

— Es que te veí rico con el pelo oscuro.

Abrí los ojos sorprendido, la tiro sin rodeos y me dejo peinao pa atrás.

— Casi ye dejo pelao — se rió — Te deje perplejo.

Corrió hasta los columpios quitándome la oportunidad de responderle. Aunque tampoco sabía que le iba a decir, si me había dejado perplejo.

— Ahora que tienes nuevo look siento que te estoy conociendo otra vez — dijo mientras comenzaba a columpiarse — No me robes el celular porfa.

Y ahí estaba, la escobita y su clásica broma.

— Mejor te voy a carterear, así me gasto la plata altiro.

— ¿Y que te hace creer que yo tengo plata?— pregunto sorprendida— Soy más pobre que una rata, mi presupuesto del año va en picada.

Me reí.

— Ahora volviendo al nuevo Dean—
habló— déjame conocerlo un poco más.

— ¿Que se te ocurre?— dije.

— Nunca hemos hablado de que queremos hacer cuando salgamos de cuarto.

Tirarme del puente.

— No me gusta deprimirme.

— Tienes razón— hizo una mueca— Pienso en alguna carrera y no me veo haciendo eso toda mi vida.

— Yo lo único que quiero hacer es salir a mochilear, ya sea al sur o al norte o fuera del país no me importa.

Quería conocer todo lo que más pudiera, ver una nueva cultura y paisaje cada día.

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora