Va ser un buen día, losé porque mamá a prendido la radio en la mañana y lo que me despertó fue The Escape de Rupert Holmes sonando en toda la planta de abajo y no la irritante alarma. De hecho, me levante dos minutos antes que lo sonara así que ¡BOOM! ahí lo tienes.
Me paro de un salto y comienzo la rutina que implante desde el inicio de estas vacaciones: asearse, ponerse la pijama, comer, mirar tele, leer y dormir. Todo en ese orden, aunque me gustaría decir que soy fiel a mi rutina estaría mintiendo, tuve que ponerme un vestido Rockabilly de cuello cerrado para ir a visitar a mis familiares el 24 de julio. Es un completo rollo ser parte de una familia tan extensa y solo verlos 4 veces al año. Estoy segura que la mayoría no se sabe ni los segundos nombres de los otros.
Muy secretamente todavía no distingo a los gemelos de la tía Georgina y ellos ya tienen 13 años. Y aunque le insista a mamá de no querer asistir el siguiente año es inútil, al final de todo siempre termino asistiendo. Ella esta obsesionada con "botarme" de la casa, dice que mi habitación es una especie de parasito que absorbe todo mis energías quitándome mi esencia de vida.
No estoy muriendo, solo me gusta tener cara de muerta todo el tiempo.
Además no tengo nadie con quien salir, puedo caminar sola por las calles con los auriculares puestos y sentirme lo más genial del mundo pero no me da ganas de ir al cine sola o a la heladería. Elisse se había ido a Boston con su padre y suponía que vendría un día antes de iniciar las clases, así que mi habitación tenia tres días más para seguir "quitándome" mi esencia de vida.
Estoy bajando las escaleras viendo como las orejas de pelpa de mi conejo rebotan en cada escalón.
—Buenos días—digo dirigiéndome a la cocina a por un tazón de froot loops. Mamá no me responde esta muy ocupada limpiando algo de la entradilla de la casa, hablo más fuerte—¡Buenos días!
Se gira sorprendida y me ve parada en la entrada de la cocina con el tazón en la mano.
—¿No me digas que vas a comerte todo eso?—asiento— ¡Hope pero si ya es casi hora de almorzar! Pobre estómago...
Me encojo de hombros— ¿Qué estas haciendo?
—Tratando de limpiar la fechoría que hizo el perro de los Collis esta mañana.
—¿Pablito?
—Ese cochino—gruñe y sigue encerando el piso— Teniendo los jardines, va y hace esto a mi casa.
Sonrío.
Pablito era un amor de perro con todos menos con mamá. Pareciera como si los dos se hubieran declarado la guerra desde que el señor Collis lo trajo al barrio como su perro lazarillo, después que en la clínica le diagnosticaran ceguera leve,
—Aunque en unas semanas esto ya no será un problema—musita.
Ay no, ahora que va hacer esta mujer.
ESTÁS LEYENDO
La Tercera Rueda
Teen Fiction¿Qué no a todos una vez nos ha tocado ser el amigo que solo esta ahí para que todo funcione? Hope Hansen esta acostumbrada a la ajetreada vida que lleva su única amiga, y aunque no se una a sus locuras es la encargada de que no termine mal parada. T...