¿Qué no a todos una vez nos ha tocado ser el amigo que solo esta ahí para que todo funcione?
Hope Hansen esta acostumbrada a la ajetreada vida que lleva su única amiga, y aunque no se una a sus locuras es la encargada de que no termine mal parada. T...
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—Mamá ¿estas segura que no quieres ir a ver las cortinas hoy?
—Las cortinas no se van a ir si voy mañana
—Capaz otros lo compren...
—Y capaz no—canturrea dándome un golpe juguetón con el cucharon, antes de usarlo para mover la olla de leche.
Suspiro nerviosa terminando de licuar el requesón, el azúcar y las tres cucharadas de ron. Era martes en la tarde. Logan vendría hoy, pero no sabia exactamente a que hora. Nunca quedamos hora exacta y eso me hacia pensar que en cualquier momento entraría por mi ventana y si yo no estaba presente comenzaría a husmear mis cosas.
No es que tenga cosas interesantes, pero me gusta la privacidad.
Mamá había llegado de improvisto, decidió no ir a la tienda de cortinas porque había visto una receta de café en internet esta mañana y quería hacerlo. Era caprichosa a veces.
—Va a salir delicioso—dice poniendo el café soluble en una tasita medidora
—Lo mismo dijiste de la tarta de lúcuma, maracuyá y el mousse de mango ¿Y como acabaron?
Me lanza una mala mirada.
—Exacto. Con el señor García, no entiendo porque sigue aceptando tus postres si después le duele el estómago.
—Mira ya deja de quejarte y ve abrir la puerta, están tocando—dice echándome de la cocina.
Me dirijo a la entrada curiosa, generalmente no recibimos visitas de ningún vecino. Así que por si acaso ajusto mi coleta alta y acomodo unos mechones antes de abrir la puerta.
Mis labios se entre abren y dejo caer mi mano del picaporte.
Logan pone su sonrisa de firma ladeando un poco su cabeza haciendo que un mechón castaño caiga sobre su frente.
—No. no. no. no. no. no, no, no—murmuro pegando la puerta detrás mi—¿Por qué vienes por aquí?
Parpadea y deja caer sus hombros exhausto.
—Quien te entiende, Hansen. Primero me dices que no entre por tu ventana y ahora me dices que no entre por la puerta. ¿Por donde entonces? ¿La chimenea?
—Pero que considerado—ironizo—justo hoy se te ocurre ser tradicional.
Asiente satisfecho
—Amanecí inspirado. Mira, incluso me abotoné todos los botones—sonríe de oreja a oreja señalando su camisa correctamente puesta—Si tu mamá es gruñona como tú, quiero dejar una buena impresión.
—Esto no es una entrevista de trabajo o algo por el estilo, no necesitas dejar una buena impresión...