EXTRA

170 24 23
                                    

Este extra está narrado y dividido en dos tiempos verbales: uno en presente, cuando Aaron conoció a Delilah; y luego Aaron narrando un suceso pasado, pero muy actual.

Espero que disfruten este gran final y capítulo de muchas respuestas para ustedes. Tiene muchos errores; sin embargo, de a poco estoy corrigiendo los apartados según mi visión.

Nos vemos en mis próximos libros. Los quiero, y gracias por todo.


Aaron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aaron.

¿Cómo puede ser posible que mi cuerpo reaccione de esa manera? No comprendo qué me pasa cuando siento la presencia de ese vampiro; no entiendo por qué mi piel se eriza y muchas emociones se acumulan. Quieren salir a flote en todo momento.

Hace días me sucede lo mismo. 

En el centro comercial, cuando Nicolas soltó el comentario que teníamos visitas extranjeras en la ciudad, un vuelco en mi pecho se presentó y no hallé explicación alguna a esa reacción. Me sorprendí de inmediato por no haberlos sentido al estar ocupado con miles de cosas, pero cuando voltee para ver a qué se refería: solo pude ver a dos hombres, de hombros anchos y altura algo aterradora, alejarse de nosotros.

Luego, en la universidad, percibí lo mismo cuando caminaba en el pasillo del baño de mujeres. Esperé minutos afuera de la puerta para, al fin, poder ver quién era esa vampira que me enloquecía; pero no salió por un largo tiempo. Las estudiantes que entraban y abandonaban el servicio ya me veían de una manera muy extraña. Lo único que me faltaba era que me acusen de pervertido.

—¿Podrías ir soltando lo que estás buscando, no? Boludo, ya me estás asustando. ¿Quieres tenerme toda la mañana aquí para ver quién es la chica? —inquirió Nick a mi lado, aquella vez, y golpeé su brazo con mi codo ocasionando que él ría. Siempre ríe—. Lo único que te falta es entrar, abrir cada puerta y ver meando a cada una de ellas.

—Cállate, pulgoso —había retrucado con enfado—. Tuviste suerte de casi haberla visto. Déjame en paz.

En realidad, yo dejé en paz a las mujeres que me miraban raro porque parecía un acosador. No necesitaba que me acusen con mi madre, demasiados problemas ya debía enfrentar.

No obstante, la última vez que me percaté de su presencia, fue en una de mis librerías preferidas. Dos veces por semana me tomo el tiempo de ir a Words with Coffee por unos libros de contabilidad, que son extras que le sumo a mi carrera para tener más conocimiento, ya que dentro de unos años tendré que hacerme cargo del negocio de mi padre. Él es dueño de una relojería muy importante de la ciudad y quiere abrir su empresa en otros puntos del país, por ello me estoy preparando para ayudarlo.

De ese día puedo rememorar una voz encantadora cuando agudice mi oído. A todos lados que voy trato de prestarle atención a todo y aquella tarde no fue la excepción. Escuché todas las voces habidas por haber en la tienda, y una me hechizó por su dulzura y la mezcla ronca que desprendía. Si mal no recuerdo, ayudaba a una señora con un libro de cocina y comprendí que era una nueva trabajadora. Quise quedarme un rato más para seguir embriagándome con su melodía, pero el tiempo estaba contado y tomé rumbo a la sección de Contabilidad y Matemáticas.

Recuerdos Encontrados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora