Capítulo XIX.

265 38 13
                                    

⚠️ Éste capítulo está elevado de tono, si eres menor de edad no lo leas, y si lo lees: no es mi culpa si te agarra un trauma ⚠️

•••

—¿Estás segura que es él Lilah? —preguntó una Sky confundida.

Pasó una semana del día que descubrimos esos pequeños secretos junto con Aaron, los cuales nos mantuvo más unidos que nunca para seguir averiguando cosas, aunque realmente nuestra investigación fue nula porque no conseguimos nada. Lo que sí pudimos obtener fue mucha intimidad y la relación creció muchísimo en distintos ámbitos —para no decir sexuales—. 

¿Qué? ¿Es muy pronto? Lo siento, los vampiros somos muy pasionales. Además me fui de tema.

Cuando llegamos aquel día del parque, toda mi familia se encontraba en la cocina incluidos mis amigos, y cenamos todos juntos. Creo que durante la degustación, o quizás fue después de que los lobitos reclamaban que querían comer postre y yo les dije que no, pasé la mayor vergüenza frente a los adultos; los niños Clark confesaron que con Aaron nos besamos y ahora somos novios sólo por molestar y tener su merecido. ¿Entienden eso? ¡Unos pequeños lobos me hicieron tragar toda la tierra del planeta! ¡Y tengo novio!

Sin embargo, nos hizo muy bien disfrutar de ese mínimo momento de alegría porque nadie estuvo preparado para vivir la pérdida de un ser querido. Por ello, en aquella mesa llena de comida y gritos de unos cachorros salvajes, prometimos estar en un mismo lugar y ayudarnos entre todos aunque sea brindando una sonrisa o lo que sea, pero principalmente en mantenernos unidos porque al no tener la bola de cristal no sabemos qué va a suceder. 

Así que pactamos en estar lo más fusionados posible.

Luego de unos cuantos días, de esos que cenábamos una rica comida conjunta, en la madrugada le dije a Sky que se quede a dormir porque necesitaba hablar con ella. Por más que nos veíamos continuamente en la universidad, nunca pude expresarle lo que había descubierto al estar rodeadas por muchas personas. Y aquí estamos terminando una noche de chicas.

Le conté con lujos y detalles cada circunstancia: que mis sueños realmente no eran sueños sino recuerdos vestidos en ellos y, que gracias a la revelación de mi abuela, pude descubrir ese secreto donde con Aaron pudimos reconocernos. 

Por esa razón cuando me preguntó si estaba segura si era él, no dudé en responderle:

—Es él Skye, todo este tiempo lo fue. Estuvo frente a mis ojos y no supe diferenciarlo —y eso era lo que no entendía—. Nunca pude verle el rostro porque la cara del hombre mayor estaba borrosa, pero al niño sí, y un parecido tiene: el color de ojos, sus hoyuelos, su piel, los pequeños lunares. Y el otro día mientras hablamos, me contaba cosas que ni siquiera sabía y algunas cosas que vi en esas alucinaciones —esa última palabra la dije haciendo comillas con mis dedos.

—Entiendo... —expresó mientras apoyaba un codo sobre el colchón para mirarme fijo—. No dudo de ustedes, claro está que todo este tiempo soñaron momentos que vivieron en algún punto de su infancia, pero... —tragó saliva para seguir hablando—. ¿Cómo es que no se acuerdan de estas cosas? Y si yo estoy en tus recuerdos como si los viví contigo, ¿por qué no tengo nada presente? Porque no me acuerdo de él, ni de Nikki.

Sus preguntas no me tomaron por sorpresa porque rondaron todos los días, a cada segundo por mi cabeza. Tenía mucha confusión y sé que hablando de ésto con mi madre —o Rosie— podría sacar todas mis dudas. Al contrario, siempre me consideré muy orgullosa y debía buscar las respuestas a mis preguntas sola y sin ayuda.

Quería investigar un poco antes de hablar con ellas, aunque dudaba de encontrar algo, pero...

A la mierda.

Recuerdos Encontrados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora