Capítulo XXVI.

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—¿Te duele, querida?

Nah, no siento nada —respondí recostada en una camilla, aburrida. La aguja literalmente me da cosquillas—. Es como si un mosquito drenara mi sangre.

—Los que drenan sangre son los vampiros —el tatuador, llamado Big Bobby, habló muy en serio al nombrarnos—, pero no existen, ¿verdad? ¿O si?

Con Aaron compartimos esa sonrisa traviesa llena de secretos que nadie podría entender, o lo entendería cualquier criatura.

—¿Crees que no? —retrucó mi novio quien se encuentra sentado a mi lado, observando atento las manos del hombre que me está haciendo el tatuaje por si van a un lugar que no deberían de tocar. A mi me da ternura verlo de ese modo porque sus mejillas se sonrojan.

—Yo creo que sí, pero en esos pueblos que no aparecen en los mapas —siguió hablando, concentrado en hacer su trabajo el cual, yo podía ver desde el reflejo de la pantalla de mi celular. Es una obra de arte bien prolija, con líneas rectas y caligrafía bellísima.

—Si uno de ellos estuviera aquí, ¿qué le dirías? —hablé metiéndome en la conversación. La verdad es que me encanta escuchar a los humanos hablar de nosotros—. Yo quiero preguntarles si es verdad lo del agua bendita.

—¿Agua bendita? Para mí los quema —contestó mi acompañante, ocultando su risa porque el agua no nos hace nada.

Bueno, en realidad si les hace algo a los neófitos —los vampiros salvajes—, pero nosotros que venimos de un linaje importante es como bañarnos en el agua del mismísimo cielo.

Bobby, dejando de usar la máquina para el zumbido de la misma cese, respondió dudoso y con un ápice de gracia:

—Les preguntaría si me convertirían en uno de ellos, debe ser cool.

Los tres estallamos en risas, seguro el hombre por su comentario, y junto con Aaron porque sabemos que no es cool estar entre medio del caos. Tiene que estar feliz de no vivir lo que vivimos.

Sí, sabemos que en el mundo hay mucha destrucción, muertes, corrupción y muchísimas cosas más; pero nadie se imagina la destrucción en nuestro universo. Es horriblemente horrible ver la manera tétrica que hoy en día los seres mágicos y  paranormales estamos muriendo a manos de Agregnan.

Y abro espacio para decir que, en este instante, Aaron está atendiendo una llamada donde a través del parlante, la voz de su padre le está avisando que encontraron cuatro cadáveres a diez minutos desde nuestra ubicación. No fue necesario hablar telepáticamente, ni mirarme de una manera para entender. La verdad es que no hubo intención en querer decir nada porque él sabe que estoy al tanto.

Por suerte, Big Bobby no tiene una audición experimentada y sólo está pensando en terminar de hacer los últimos retoques de mi primer y último tatuaje; y será el único que tenga ya que no necesito más marcas en mi cuerpo. Bastante tengo con las cicatrices emocionales, que las físicas no están preparadas para permanecer en mi piel.

Recuerdos Encontrados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora