Fuego

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Era una mañana preciosa, llena de luz y tranquilidad, o por lo menos para algunos; Aioria caminaba apesadumbrado hacia el campo de entrenamiento, quería morirse en ese mismo momento, esperaba con ansias que ojala algún lacayo de un dios siniestro llegara en ese momento y lo mandara al infierno. Porque era mejor enfrentarse a los enemigos de Athena que a la ira de su novia.

Y es que desde que el bebé había llegado al Santuario, Aioria no había sido capaz de darle, cara a Marín ¿tenía la culpa de algo? Posiblemente sí.

El campo de entrenamiento se manifestó en su esplendor, Milo, Aioros, Máscara de la Muerte y Dohko lo esperaban, hablaban tranquilamente y cuando leo llegó hasta ellos, no pudieron evitar observar el estado en que había llegado el guardián del quinto templo.

—¿Qué sucede Aioria? —preguntó serenamente Máscara de la Muerte—. Tienes una cara como si tuvieras un trauma psicosexual con tu madre

—¡Cáncer! —le regañó Dohko

—Déjelo maestro —pidió Aioria—, empecemos con el entrenamiento de una vez

—Claro —contestó Dohko, su mirada se giró hacia otro punto— ¿Qué hace ella aquí? —preguntó, acto seguido todos se giraron al ver a una hermosa mujer de cabellos rojos dirigirse a hacia ellos—. Buenos días, Águila

—Buenos días, maestro Dohko, caballeros —saludó la chica

—¿Y a que debemos tu bella presencia en este lugar? —quiso saber el mayor de todos, mientras Aioria palidecía

—Maestro, espero no ser atrevida, pero me gustaría entrenar con ustedes —pidió con mucha inocencia

—Bueno linda. —Se le ahogaron las palabras al de libra ante la inocente coquetería de la mujer—. Tú sabes que son los entrenamientos de los dorados, tú...

—Lo sé maestro —comentó con mucha belleza, mirándolo directamente a los ojos—. Pero llevo tanto tiempo sin poder enfrentarme a un oponente de verdad, que siento que me estoy oxidando ¿O piensa usted que no estoy a la altura de entrenar con estos hombres? —preguntó con timidez

—Para nada mi niña —contestó rápidamente el hombre, no quería problemas con la joven—, es solo un entrenamiento. Por mi está bien, escoge a tu victima linda

—Muchas gracias, maestro —soltó con una amplia y coqueta sonrisa—. Voy con Aioria —dijo sin tan siquiera mirar al aludido y su expresión cambió rápidamente, el hombre palideció aún más

—Eh...de acuerdo —logró decir el de leo, intentando no perder la compostura y alejándose con la amazona hacía el campo de batalla

—¡Ese compa ya está muerto, nada más no le han avisado! —soltó divertido Máscara de la Muerte

—Para mí es crónica de una muerte anunciada —comentó sin más Aioros

—Tal como lo hizo ver nuestro amigo Deadpool: '¿Es sexista golpearla, es más sexista no golpearla?' —comentó Milo

—En vista que ella es una guerrera al igual que él, es más sexista no golpearla

—Que buena aclaración Maestro Dohko —agradeció Aioros

....

—¿Estás segura de esto linda? Puedo hacerte daño cielo —comentó con la voz ahogada

—Estoy muy segura de esto Aioria ¿Crees que no estoy a tu altura? —preguntó con rabia

—No cielo, para nada —comentó con propiedad—. ¡Prepárate!

¿De quién es el bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora