¡Resaca!

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Hotel Bellagio

Aioros levantó los brazos y tomó una gran bocanada de aire, aún era temprano y por la cantidad de alcohol de las horas anteriores se sentía todavía borracho. Se desperezó un poco más descargando la cisterna en el proceso, observó sus ojos soñolientos en el espejo del baño y sonrió recordando la fiesta que tuvieron.

El grifo del agua hizo un ligero ruido cuando fue abierto, despacio lavó sus manos para luego secarlas con una delicada toalla de color blanco, volvió a respirar profundo e intentó no caerse por un repentino mareo.

Sin más preámbulo salió del cuarto de baño y observó por largo tiempo su cama destendida, una hermosa rubia descansaba tranquilamente sobre las sábanas mientras a su lado una bellísima mujer de cabellos sepia dormía placiblemente. Aioros miró a una y luego a la otra, dejando escapar una ligera sonrisa al recordar el momento en que decidió irse con el par de chicas que salieron de la nada.

No se arrepentía, porque había sido una noche estupenda al lado de dos asombrosas mujeres que no le dieron tregua tan fácilmente, ahora ellas estaban exhaustas debido al frenesí de la noche. Al verlas tan tranquilas se le antojó despertarlas y así lo hizo, un pequeño ruido trajo a la realidad a ambas jóvenes quienes le saludaron con una pícara sonrisa.

No hizo falta una segunda invitación, Sagitario cayó encima de la cama siendo rodeado por los pequeños brazos de sus acompañantes.

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Naomi llevaba despierta desde muy temprano, se había paseado por el hotel, pero al no encontrar a nadie conocido por ahí, tomó algunos alimentos y volvió a su habitación, colocándose el pijama nuevamente; pero estar tirada en la cama viendo televisión no era tan entretenido como ella pensaba, la falta de costumbre y que de por si a esa hora estaba en entrenamiento o en guardia no le ayudaban a disfrutar de un día durmiendo hasta tarde.

Miró la hora, casi las diez de la mañana y ella estaba segura de que nadie se había levantado aún. Apenas y había tomado un poco de café y fruta en la mañana y en su habitación hacía mucho calor, tomó el teléfono y pidió un delicioso desayuno a su cuarto. En lo que alguien se manifestaba ella aprovecharía para descansar un poco.

Después de unos pocos minutos golpearon a su puerta, caminó despreocupada y abrió la portezuela donde una hermosa mucama aguardaba con la charola de comida.

—Muchas gracias —Le dijo Naomi a la mujer permitiéndole el paso, para que pudiera dejar los alimentos

—¿Desea algo más?

—No, muchas gracias —Le sonrió a la chica mientras ella salía de la habitación con el carrito

—Servicio a la habitación, buena idea —Comentó Camus quien pasaba por ahí viendo la escena —Y yo como bobo iba bajar a buscar algo para comer —Naomi sonrió desde el umbral y la mucama se retiró con un gesto amable

—Te levantaste temprano —Acotó la amazona

—Son las diez de la mañana —Contestó el francés con una sonrisa

—Faltan quince minutos ¿Cómo les terminó de ir anoche?

—Bien, tuve que traer a rastras a Hyoga. Milo y Shaina se casaron, pero bien

—¡¿Milo y Shaina se casaron?!

—Sí ¿Puedes creerlo?

—No, ellos apenas y estaban saliendo

—Tal vez tienen afán

—Que tontos

Camus observó a Naomi recargarse en el marco de la puerta, ella tenía una bata color crema sobre su cuerpo dejando ver sus bellas piernas y una pronunciada figura, al francés siempre le pareció que la amazona era una mujer atractiva, pero nunca se había atrevido a hablarle, de alguna forma ella lo perturbaba. Y esos ojos castaños y labios carnosos lo enloquecían por más que él quisiera negarlo.

¿De quién es el bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora