Perfume

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Templo de Sagitario

Aioros se levantó adormilado. El hermoso Aquiles se despertó varias veces en la noche y para el santo no fue fácil o más bien fue imposible conciliar el sueño. Después de organizar al nene, salió bostezando de su cuarto directo a la cocina, allí se encontró a una Marín muy contenta y agradeció el que la amazona se hubiera encargado del desayuno que de verdad olía delicioso.

—Hola cuñadita. —La chica lo recibió con una amplia sonrisa—. Pensé que habías pasado la noche en leo —Tomó un poco de fruta sobre la mesa, y pensándolo mejor se acercó a la mujer angustiado—. ¿Fornicaron en mi templo?

—No sería la primera vez —contestó divertida

—¡¿Qué?!

—Que no sería la primera vez que se te ocurre semejante cosa. —Arreglo—. No pasó nada. No somos animales, tenemos control, bueno, yo tengo control. Siéntate a desayunar —Sagitario aceptó de mala gana

—Huele delicioso. —Miró el plato servido por Marín—. ¡Y sabe delicioso! Ya te puedes casar —La chica soltó una sonora carcajada

—Deberíamos ir a buscar a tu chica —comentó tomando asiento delante de él

—¿Qué? ¿Cuál chica?

—Tu chica, la que podría ser la madre de Aquiles

—No. No, no, no ¡No!

—¡Aioros no seas cobarde!

—Podría estarme asesinando, yo no quiero morir otra vez. No es agradable

—Pero ¿cómo vas a saber si es tu niño o no?

—¿No hay alguna receta casera para descubrirlo? ¿Cómo contener la respiración?

—Tu mamá te dejó caer de chiquito, ¿cierto? —Aioros hizo una mueca—. Vamos a buscar a la chica

—Pero no sé su nombre

—Pero la recuerdas, ¿cierto?

—Sí, desde luego

—Por eso. Vamos y la buscamos, nos acercamos, yo me presento con ella y ahí está. Sabremos su nombre

—Es un buen plan

—Además el pueblo es muy pequeño, tal vez alguien la conozca y nos dé su nombre

—Llevo mucho sin verla. Hui de su cama, debe odiarme

—¿Cómo fue todo el tema entre ustedes? ¿Se prometieron cosas? ¿O ambos estaban seguros de que iba a ser un romance de una sola noche?

—Charlamos, tomamos un par de tragos, coqueteamos y ella me invitó a su casa. Eso fue todo

—No creo que se enoje, sí solo fue por un rato. Le hiciste el trabajo sencillo, no tuvo que fingir para sacarte de su casa. Con lo difícil que es deshacerse de un hombre con el que solo querías sexo

—¡Ah! Gracias por el dato. Pero tenemos que ir a la actividad, no hay tiempo

—Vayamos ya —Aioros la miró consternado—. Vamos después de la actividad

—Está bien. —Aceptó derrotado—. Marín, sí hay un más allá, ¿hay un menos acá?

—Te asesinaré mientras duermes —Aioros se echó hacia atrás

—Nadie me entiende

—Porque no nos haces un favor a todos y vuelves a tu planeta —Sagitario se cruzó de brazos molesto

¿De quién es el bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora