Margaritas de Colores

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Templo Principal

Una semana más cumplida. El turno de Shura acababa iniciando así el de Camus, 10 santos cumplieron con la misión a cabalidad y aun no se sabía quién de todos podía ser el padre, la lista se reducía, de los 12 posibles sospechosos, quedaban cuatro. Pero aún faltaban Acuario y Piscis. Afrodita seguía jurando que el niño no era suyo y Camus simplemente no aportaba nada al caso. Ni afirmaba ni negaba poder ser el padre del bebé.

El tiempo se estaba acabando y Shion se maldijo así mismo porque debió haberles dado más tiempo a cada uno con el bebé, un mes hubiera sido perfecto, pero ya no podía dar marcha atrás. Cada uno cumplió con la misión. Se desataron guerras, malentendidos, de alguna forma amores, pero nada sobre de quien podría ser el bebé.

Cuatro sospechosos, o más bien cinco si contaba a Camus. Era aún un número muy grande. No tendría más remedio que aceptar que su plan no sirvió y que lo único que le quedaba, era, al final del turno de Afrodita ir hacer las dichosas pruebas de paternidad, no había más alternativa.

Aún quedaba la esperanza de que la madre del niño apareciera, o que en su defecto Camus o Afrodita aceptaran que uno de los dos era en definitiva el padre del nene.

¡Vasectomía para todos! Esa iba a ser la próxima meta en el Santuario. Y si lo pensaba con detalle era mejor hacer esas vasectomías cuanto antes, especialmente antes de la dichosa despedida de solteros.

Templo de Acuario

En la onceaba casa ya todo estaba listo, Shura y June habían dejado al niño en Acuario y después de un par de detalles se fueron tomados de las manos y riendo como tontos. Cursi. Pensó el aguador.

Ahora Camus estaba delante del niño absorto a sus gestos, a sus expresiones, mientras que Hyoga, su "súper" ayudante organizaba los implementos del bebé dentro de la habitación, claro ésta, la de huéspedes. Hyoga no estaba feliz con eso, tener que soportar el llanto del niño toda la noche, no le parecía correcto, pero igual no podía ir en contra de las reglas de su maestro.

Pero algo que realmente molestaba al pobre ruso era saber que inicialmente el nene se quedaría en la habitación de Camus, pero éste al saber que su asistente era nada más y nada menos que Hyoga, optó que lo mejor era que tanto el rubio como el niño compartieran cuarto.

¡Maldito tempano abusivo!

Un suspiro escapó de la garganta del aguador, con curiosidad, Cisne se acercó hacia su mentor y notó como éste, no le quitaba los ojos de encima al más pequeño, miró su reloj y calculó que su maestro llevaba más o menos media hora en esa posición.

—Esto es un bebé —le explicó Hyoga a Camus, ganándose en el acto una mirada con desdén—. Un bebé, un ser humano, es muy pequeño, pero sigue siendo una persona

El francés resopló molesto.

—¡Ya lo sé!

—Disculpe maestro, pero usted lleva media hora observando al niño sin decir palabra alguna

—Es por el ambiente

La respuesta fue contundente, Hyoga no quiso prestar más atención al caso, el ambiente en la casa de Acuario era diferente, cálido. Todo porque debía estar así para que el pequeño Querubín no se resfriara, no sería para nada raro que Camus tan poco acostumbrado a la calidez, se sintiera sofocado.

El nene hizo una mueca y empezó a moverse con ligereza. Camus notó este cambio de actitud y se echó un poco para atrás cuando el niño rompió en llanto.

—Yo no hice nada —Se defendió el francés. Hyoga llegó a su lado

—¿Qué tiene?

—No lo sé

¿De quién es el bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora