¿Quién será?

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Templo de Géminis

Mu se adentró en los pasillos del tercer templo. Para su sorpresa todo estaba en completa calma, no se escuchaba nada y se podía sentir cierta serenidad que daba paz a la mente. Aquello no era normal, el templo de géminis no se caracterizaba por el silencio. Esto, preocupó al lemuriano quien sin perder tiempo se dispuso a buscar a los habitantes de la tercera casa.

En los pasillos no había nada, en la cocina tampoco, en la sala no estaban, derrotado se dirigió hacia los cuartos; abrió primero la puerta de la habitación de Saga, el lugar estaba organizado, la cama tendida, todo completamente aseado, como si su dueño se hubiera ido muy temprano o como si no hubiera dormido ahí la noche anterior.

Caminó un par de pasos dirigiéndose a la siguiente puerta, dentro de la habitación, encontró un completo caos. Kanon dormía a pierna suelta sobre la cama, las sábanas no habían sido levantadas, se notaba que el gemelo estaba muy cansado. Al fondo del cuarto estaba la cuna del bebé, y al lado de ésta, en un incómodo sillón Saga dormitaba.

Mu observó todo el panorama, curioso se dirigió hacia la cuna solo para encontrarse con el niño absorto en el móvil de pajaritos que estaba sobre él. No podía determinar cuánto tiempo llevaba al bebé despierto, tampoco podía imaginar lo mucho que le había costado al par de gemelos lidiar con el niño para que ambos cayeran derrotados en un profundo sueño, mientras el único vencedor se entretenía con unos muñecos de algodón colgados del techo.

—¿Saga? —llamó en baja voz mientras movía con delicadeza al hombre—. ¿Saga?

—¿Qué pasó? —quiso saber al sentirse desorientado—. ¿Hades llegó? —preguntó confuso a Mu

—No —contestó éste divertido—, te quedaste dormido, en cambio él está muy despierto — señaló al infante

—Mocosito ese, sí que dio problemas —dijo restregándose los ojos y bostezando — ¿Qué haces acá?

—Vine a ver como seguía el niño

Saga lo pensó un rato y recordó el descuido del día anterior.

—Ya está mejor —se levantó como un resorte—, no tienes nada de qué preocuparte

—¿Seguro?

—Sí, mucho

—Por un momento pensé, que el niño estaría en tu cuarto por esta semana, teniendo en cuenta que te tocó el primer turno, no me malentiendas, me pareció absurdo que estuvieran pasando las cosas del niño de un lado a otro. —Saga lo miró despreocupado—. ¿Entonces Kanon cedió su cuarto para el niño?

—Se vio obligado, por ser el posible padre del bebé

—¡¿Kanon es el padre del bebé?! —preguntó asombrado

—Posiblemente —recalcó el gemelo

—¿Y tú no? —lo miró a los ojos

—No Mu, yo no

—¿Seguro? —preguntó sin creerle

—Tan seguro como lo estás tú —le dijo con cinismo

—Yo estoy seguro de que no soy el padre

—Yo también

—Está bien, te creo, no voy a entrar en una discusión contigo. Debo irme

—¿Tan rápido? —preguntó viendo que Mu emprendía marcha—. ¿No te quedas a desayunar?

— No voy a cambiar ese pañal —le dijo saliendo de la habitación, Saga no pudo evitar reírse

Como el gemelo mayor estaba a cargo del cuidado del niño esa semana, se puso de inmediato al tanto de él, lo cambió de pañal, lo alimentó y luego se quedó con él sentado en el sofá mientras le leía un libro.

¿De quién es el bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora