Capítulo 20: Día de pesca

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Narra Vegetta

Después de despedirme de Rubius caminé a casa, aunque en el camino me encontré con Willy que venía de la casa de Luzu, ¿había ido a verlo?

Vegetta: Pero bueno compañero, dije al encontrarnos.

Willy: Ah, hola Vegetta, dijo dándose cuenta de mi presencia.

Vegetta: Pensé que te habías ido a tu casa después de lo de Rubius, dije recordando que se había ido molesto por lo que había dicho Rubén. 

Willy: ¿Por ese oso?, dijo riendo, al final sé que es bobo así que no me sorprende.

Vegetta: ¿Oso?, dije extrañado, ¡ah! por su máscara... bueno sí es un tontito... por cierto ¿fuiste a ver a Luzu?

Willy: Sí... pero no me abrió la puerta, dijo algo triste, esperaré unos días para volverlo a intentar...

Vegetta: Yo también estoy preocupado por él, dije serio.

Willy: Ojalá que no sea nada grave, dijo mirando la montaña en la que se encontraba la casa de Luzu, bueno compañero, yo me voy a casa. 

Vegetta: Ve con cuidado, dije mientras lo veía alejarse.

Todo el camino a casa el tema de Luzu me molestaba mucho, tenía un mal presentimiento al respecto. Al llegar a casa traté de quitar de mi mente a Luzu y ese mal presentimiento que tenía y lo único que se me ocurrió fue ordenar mis cosas y limpiar la casa. 

Fui moviendo algunas cosas y sacudí el polvo de los muebles, con eso pude distraer mi mente un poco. En unos minutos pude limpiar todo el primer piso, ya solo me quedaba mi habitación y la sala de cofres, aunque estas iban a tomar todo el resto del día por las cosas que tenía acumuladas ahí. 

Mi habitación la dejaría para el final. Entré a mi sala de cofres y empecé a revisar cada uno de los cofres, había varias cosas fuera de su lugar así que me puse a ordenar todo lo que tenía y eso ocupó casi toda mi tarde, pero cuando vi el resultado valió la pena, todo estaba ordenado y en su lugar. Ya solo me quedaba mi habitación. Estaba bastante cansado, pero ya solo necesitaba ordenar el ropero y con eso acababa. Me estiré un poco y empecé a ver todos los atuendos que tenía, había comprado todos los que sacaban en la tienda, así que tenía varios.

Me puse a ordenar los trajes, algunos los colgaba para que no se arrugaran y otros los doblaba. Hasta que encontré entre mi ropa la sudadera de Rubius. Después de que se fuera en esa ocasión y cuando ya estaba seca la guardé y no le había prestado mucha atención, pero ahora que la veía, era bastante más grande que la ropa que yo usaba. Él y yo mediamos casi lo mismo ¿por qué su ropa se veía más grande? Dejé la sudadera sobre la cama y seguí ordenando el resto de cosas.

En un rato había terminado, así que decidí darme una ducha. Fue muy relajante después de haber hecho toda la limpieza de la casa, me sentía fresco así que me puse unos pantalones negros y una polera morada que tenía. Mi cabello aún estaba mojado así que tomé una toalla y mientras secaba mi cabello escuché el sonido de una notificación de mi celular.

Me acerqué a la mesa de noche donde tenía mi celular y al verlo descubrí que Willy y Rubius me habían enviado mensajes. Al parecer Willy me había escrito por la tarde, pero yo no había leído sus mensajes. Así que revisé lo que me había mandado. Al parecer había ido a ver a Luzu y lo notó triste y me pedía ayudarlo de alguna manera. Le respondí de que haría lo que podría. Después de todo, había que animarlo lo más pronto posible. 

Luego me puse a ver el mensaje de Rubius, era una imagen desde un balcón donde se veía el atardecer junto a un mensaje que decía: "Las vistas de mi nueva habitación". Se veía muy bello, y al mirar por mi ventana pude ver algunas estrellas, el atardecer era demasiado fugaz. Quisiera haber visto ese ocaso con él, un leve sonrojo apareció en mi rostro. 

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora