Capítulo 8: Pulsera

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Narra Vegetta:

Después de pasar la tarde con Rubius, estaba por salir para volver a casa cuando él me detuvo, se sacó su máscara y me ató a mi mano derecha una manilla. Moví mi mano para verla mejor y descubrí que era de dos colores uno violeta y otro verde. Rubius me explicó que era una manilla de amistad entre ambos y el solo escuchar que era algo "nuestro" me emocionó muchísimo.

Le pregunté si él también tenía una manilla, quería tomar una foto de las dos manillas, pero me dijo que él hizo la mía y que si yo quería podía hacer una para él. El oírlo tan nervioso me hizo sonreír. Se notaba que el intercambiar las manillas era como una promesa de ambas partes.

Se ofreció a enseñarme y a mi me encantó la idea, pero ya era tarde, no estaba seguro si era el momento indicado, si no salía ahora mismo camino a casa, se me iba a complicar con todos los mobs. 

Vegetta: Me encantaría. Pero ya es tarde y a menos que me dejes dormir aquí, no sé si sea buena idea que me lo enseñes ahora.

Rubius: Yo no tengo ningún problema, dijo mirándome fijamente, ¿tú quieres?

Me preguntó bajando su voz lo cual me hizo estremecer. Dormir juntos no era nuevo, habíamos salido en misiones y dormido en grupos varias veces, pero esta sería la primera vez que dormiría en su casa...

Vegetta: Yo..., dije nervioso.

Rubius: Si no quieres no importa macho, dijo apartando la mirada, si quieres te dejo llevarte a Ricardo para que te acompañe a casa.

Rubius empezó a caminar hacia la puerta, pero esta vez yo lo detuve. "Sí quiero" dije en un susurro, por alguna razón mi corazón estaba latiendo a mil por hora, estaba demasiado nervioso que casi no podía hablar. 

Rubius: ¿Qué dijiste Vege? no alcancé a oírte. 

Sentía como el calor inundaba mi rostro, podría jurar que estaba más rojo que un tomate en ese instante. Traté de evitar su mirada aún sosteniendo su brazo y traté de repetir el "Sí quiero", pero no podía decir nada, estaba tan nervioso que no podía elevar mi voz. 

Parecía que Rubius se había percatado de mi nerviosismo, se acercó a mi oído sentía su respiración demasiado cerca.

Rubius: Vege, dijo susurrando, si quieres quedarte solo asiente...

Un escalofrío recorrió mi espalda y asentí soltando su brazo.

Al dejar su brazo libre, pude escuchar una leve risa de su parte y luego pasos alejarse. Parecía que me había dejado solo en la sala. Me senté en el sillón y puse mis manos en mi cara, sentía mis mejillas arder y a mi corazón latir con fuerza así que traté de respirar con calma para lograr tranquilizarme un poco.  Volvió en un par de minutos a la sala con un vaso de agua que me ofreció.

Rubius: Toma un poco, quizá así te calmas.

No podía decir nada aún, así que solo agarré el vaso y empecé a tomar el agua.

Rubius: De veras Vege ¿qué te pasó?, se empezó a reír al mirarme, ¿o es que soy yo el que te pone tan nervioso?

Al escuchar la última parte, me atoré con el último sorbo de agua, me puse a toser, pero me recuperé rápidamente.

Vegetta: Pero qué dices macho, dije evadiendo su mirada.

Rubius: Ahora que recuperaste tu voz... ¿me dirás si quieres quedarte en casa?

Vegetta: Pues aceptaré tu oferta y me quedaré, SOLO porque es muy tarde y no puedo llevarme a Ricardo que aún está herido. 

Rubius: Sí... sí, ok boomer... ok, dijo riéndose.

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora