Capítulo 18: Elecciones

620 83 6
                                    

Narra Vegetta

Sentía un gran peso sobre mi brazo y cuando abrí mis ojos pude ver la cabeza de Rubius apoyada en mi brazo y sus brazos rodeándome. Me empecé a mover lentamente para no despertarlo, pero él se aferró con más fuerza a mi pecho evitando que me levantara.

Vegetta: No te dejaré solo, solo quiero preparar el desayuno, dije en un susurro.

Su agarre no perdía fuerza y él aún estaba dormido. "Como un niño pequeño ¿eh?" pensaba mientras empecé a acariciar su cabello. Su agarre empezó a ser más flojo, pero esta vez no quise levantarme. Seguí acariciando su desordenado cabello y empecé a sentir cómo él comenzaba a moverse.

Vegetta: Buenos días príncipe, dije molestándolo un poco.

Rubius: Bu...buenos días, dijo mientras su rostro se sonrojaba un poco al notar que me abrazaba, yo...perdón no me di cuenta cuando comencé a abrazarte.

Vegetta: Pues, parecía que no querías soltarme, dije sonriendo, no te dejaré solo ¿ahora sí me dejas ir?

Al darse cuenta que aún no me había soltado Rubius me dejo de abrazar levantándose de la cama de golpe.

Rubius: Lo siento, dijo nervioso mientras se sonrojaba cada vez más, yo... iré a ducharme.

Vegetta: Claro, puedes ir, tu ropa debería haber secado y si no puedes usar lo que quieras de mi armario.

Rubius me agradeció y se encerró en el baño, yo reí bajito y me fui a preparar el desayuno. Bajé a la cocina y puse a hacerse unas tostadas y algo de café mientras yo ponía las tazas en la mesa de la cocina. Al estar solo Rubius y yo en casa era más cómodo tomar el desayuno en la cocina ya que era un lugar pequeño y acogedor al contrario que el comedor.

Cuando las tostadas estuvieron listas, Rubius entró cambiado con su ropa, aunque no estaba usando su clásica sudadera, al parecer aún no estaba del todo seca. Él se sentó en una de las sillas y esperó a que yo le sirviera el café para comenzar a comer sus tostadas untadas con mantequilla.

Rubius comía muy concentrado en sus tostadas, incluso parecía estar pensando en algo ya que de pronto movía su cabeza y aunque le llamé en un par de ocasiones él no me prestaba atención. Así que una vez que terminé mi desayuno me acerqué por detrás y le susurré en el oído un "Rubén, ¿en qué piensas?" al escuchar su nombre dio un salto en la silla y al encontrar sus ojos con los míos su rostro se tornó rojo y apartó la vista.

Vegetta: ¿Qué pasa chiqui? ¿Te sientes mal?

Rubius: No, no... solo me sorprendiste, dijo aún sin verme.

Vegetta: ¿Y por qué no quieres mirar a los ojos?, dije curioso hablándole bajito.

Pude sentir cómo se estremecía ante mi voz. Luego tomó de golpe lo que le quedaba de su café con el último pedazo de su tostada y se levantó de su silla tragando todo.

Rubius: Yo... iré a buscar mi sudadera, dijo escapando hacia mi cuarto. 

Como Rubius subió a mi cuarto yo tomé las dos tazas y aproveché a lavarlas mientras pensaba qué pasó para que él reaccionara así... ¿quizá lo molesté demasiado?... debería disculparme... Terminé de lavar las tazas y me dirigí a mi cuarto. La puerta estaba cerrada y cuando estaba por tocar para disculparme con Rubius, él la abrió y se sorprendió de verme ahí. 

Vegetta: Hola chiqui, dije mirándolo a los ojos, creo que hace un rato me pasé un poco molestándote... lo siento...

Rubius: No, no... tú no tienes que disculparte... yo estaba distraído y me sorprendiste y..., dijo bajando cada vez más su voz, yo... debería disculparme... perdón Vegetitta... no debí haber escapado así... solo..., su mirada se encontró con la mía por un segundo y luego la apartó, no supe reaccionar bien... 

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora