Mi alfa es un tontito// Rubegetta

Capítulo 16: Cuidándolo

Narra Vegetta

Después de ponerle la chaqueta encima me dirigí remando lo más rápido que pude a casa, temía que él se resfriara porque no dejaba de temblar, aunque después de haberle puesto la chaqueta se lo sentía más tranquilo. De pronto sentí que Rubius estaba apoyado en mí y sentía su cálida respiración contra mi espalda. Giré un poco mi cabeza para preguntarle si estaba bien, pero lo vi dormido apoyado en mí, así que simplemente sonreí y seguí remando hacia mi fortaleza.

Pasó un rato y llegamos al lugar en el que planeaba hacer un embarcadero aunque aún no había empezado con este. Detuve el barco y traté de llamar a Rubius, pero estaba profundamente dormido, así que bajé del barco con cuidado, Rubius aún no despertaba y su rostro dormido era muy tierno que me dio ganas de sacarle una foto para molestarlo después, lo hice rápidamente y considerando que ya era bastante tarde decidí tomarlo en brazos como a una princesa.

Cuando lo tomé no pude evitar pensar en que estaba llevándome a una princesa a mi castillo, reí bajito por la idea y me apresuré a ir al ascensor para subir a mi casa, pero alguien me había hecho una broma estropeandolo el otro día y aún no lo reparaba, así que no quedaba otra que subir por las escaleras de piedra que tenía, daba pereza, pero era la única manera... deseaba poder volar en estas situaciones, sería genial llegar volando a mi fortaleza...

Empecé a subir y cuando estaba por el medio, sentí cómo Rubius se movía un poco así que le pregunté si había despertado y él se notaba algo avergonzado porque lo estaba cargando, incluso me pedía que lo bajara, pero no podía dejarlo subir solo, estábamos a mitad de camino y mis escaleras son angostas y sin barandales, así que un paso en falso y podría caer. No estaba dispuesto a que eso pasara.

Vegetta: Ruben Doblas, dije serio, estamos en medio de mis escaleras, no te voy a soltar con el riesgo de que te caigas, así que mejor quédate tranquilo.

Pude sentir cómo se estremeció con mis palabras ¿Había sido muy rudo con él? se quedó callado un rato y luego escondió su rostro apoyándolo contra mi pecho, de verdad... como un niño pequeño. En un rato más ya estábamos en la muralla que protegía mi fortaleza, me acerqué al escáner aún con Rubius en mis brazos. Una vez dentro y después de escuchar cómo se cerraba la puerta de la muralla, lo bajé con cuidado dejándolo en el patio.

Vegetta: Rubius, ve a mi cuarto y toma algo de mi ropa yo buscaré algunas cosas, dije pensando en que aún estaba mojado por caer al mar y lo mejor sería que yo haga algo de chocolate para que recuperara su calor corporal entonces empecé a caminar hacia la cocina, pero él me detuvo.

Rubius: Espera... ¿A dónde debo ir? no sé cuál es tu habitación..., dijo nervioso y claramente confundido.

En mi mente todo hizo click, hasta ahora no me había llamado por mi nombre ni una sola vez, ¿no me recuerda?, el solo pensarlo dolió.

Vegetta: Rubius... ¿sabes quién soy?, dije volteando a verlo preocupado y temiendo a la respuesta que me fuera a dar.

Rubius: No..., dijo agachando la cabeza, la verdad mis recuerdos están todos borrosos, puedo recordar a Nieves y mi pueblo, pero no sé nada después de eso... ¿dónde estoy?...

Se lo veía asustado, el saber que no tienes tus recuerdos y no saber dónde estás o con quién por supuesto que era para temer, por ahora tenía que mantenerme lo más calmado posible para no preocuparle. Entonces, empecé a pensar porqué puede que haya perdido sus recuerdos y la única respuesta posible era por la sirena... la sirena había hecho que sus recuerdos sean borrosos... él no me recordaba...

Vegetta: Tranquilo, dije tratando de verme calmado, estás en mi casa, no te preocupes debe ser temporal, los efectos de la sirena debieron volver borrosa tu memoria, dije sin poder disimular mi tristeza, ven te llevaré a mi cuarto puedes bañarte y ponerte algo de mi ropa.

Lo llevé a mi cuarto, le indiqué dónde estaba el baño y el closet con mi ropa, le dije que sacara lo que quisiera para cambiarse, que mientras tanto yo debía ir a buscar algo y salí de la habitación dejándolo solo. Me fui rápidamente a la biblioteca que tenía en mi sala de trabajo, busqué algún libro que hablara de las sirenas, me tomó un rato, pero encontré lo que buscaba.