Capítulo 5: Las cartas misteriosas

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Narra Rubius

Vegetta salió de casa algo asustado, de verdad que no quería actuar tan frío con él, pero era lo mejor, después de todo podrían hacerle algo a él y eso no me lo perdonaría... Después de todo, me advirtieron de que nadie podría saber a dónde iba o sino se encargarían de esas personas...

Entré de nuevo a casa y me eché en mi cama. Ya pasó un mes desde que llegó la primera carta, ¿cuándo iban a parar?

Era un domingo el día que recibí la primera carta, me citaban en medio del bosque para revelarme algo importante y que no debía decirle a nadie, sino ellos iban a matar a quienes son importantes para mi. Me dio algo de miedo. Así que me aliste para ir al lugar donde me citaron.

En la carta escribieron que debía ir ese mismo día al atardecer. Al llegar al lugar donde me citaron no había nadie esperando, solo había un cofre con un libro en su interior que tenía el siguiente texto:

"Querido Rubius, no podemos decirte quienes somos, pero somos capaces de cualquier cosa, a partir de ahora vendrás a este mismo lugar cada vez que te llamemos o sino alguien de los que amas morirá y no quieres eso ¿verdad?"

Cuando ya estaba por terminar de leer, alguien desde alguno de los árboles me quitó mi máscara, estaba muy oscuro como para poder ver entre todo eso, me puse en guardia, tratando de calcular por dónde me atacaría, pero de pronto solo sentí un pinchazo en mi cuello y al tocar pude sentir la forma de un dardo, caí al piso y poco a poco perdí la consciencia, lo último que recuerdo es a dos personas con botas negras pararse frente a mi.

Después de eso desperté apoyado en un árbol cerca de donde me desmayé, tenía mi máscara puesta y todas mis cosas estaban en mi mochila. Lo único que era diferente es que tenía el libro que leía antes del ataque guardado en la mochila. Lo saqué y vi que habían escrito algo más:

"Cada que te necesitemos te mandaremos cartas con la fecha y hora.

Más te vale no faltar. Atte. H. O."

Después de eso volví a casa y me enteré que pasaron dos días desde la reunión en el bosque. Por suerte todos creyeron que había estado en la mina, después de todo estaba muy sucio.

Pasaron varios días hasta que me llegó la segunda carta que decía que debía ir ese mismo día, pero no quería hacer caso a sus amenazas, así que tome un mechero y queme la carta y entre a casa, tenía que hacer unas cosas en mi molino así que saqué a Ricardo, mi lobo, a hacerme compañía. Estaba revisando unas cosas y de pronto escuché llorar a Ricardo: una flecha lo había herido. La flecha tenía una nota que decía:

"No estamos bromeando con matar a los que quieres, sino apareces a las reuniones mataremos a todos los que quieres, empezando por Ricardo, esta flecha es solo una advertencia"

Traté de encontrar con la mirada a quien había lanzado la flecha, pero solo pude ver una sombra entre los árboles, llevé a Ricardo dentro para curarlo. Después de eso fui a la reunión y escuché que alguien me dijo algo, pero me pasó lo mismo que la primera vez, me desmayé y desperté cuando ya había anochecido, esta vez fue más corta...

Me llegaron más cartas y para no poner a nadie en riesgo iba a todas las reuniones y aunque no recordaba nada despertaba con el cuerpo adolorido, con cicatrices y con mucha hambre. Por estas reuniones ya casi no veía a mis amigos y tenía que cancelar todas las actividades con ellos. La tercera carta tuve que inventar algo para no ir a cazar endermans con Vegetta. Cada vez las cartas eran más frecuentes y ya no sabía qué excusas poner.

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora