Capítulo 6: Siguiendo pistas

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Narra Vegetta

Llegué a casa después de la discusión con Rubius y me acosté en la cama. Un sentimiento mezclado de rabia y miedo empezó a fluir desde mi pecho, y unas lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Puse mis manos sobre mis ojos en un acto reflejo para calmar esta tormenta de sentimientos. 

No iba a negarlo, su voz me dio miedo, nunca había visto una faceta tan fría en él. Él siempre era alegre y animado. Siempre se reía de cualquier cosa desde la más tonta a la más seria. ¿Qué rayos me estaba ocultando?  

Mis lágrimas no dejaban de caer, ya no sabían si eran de tristeza o de rabia. Pensaba que esa vez en la que me mostró su rostro debajo la máscara me había dicho que me tenía confianza, creí que teníamos la confianza para contarnos lo que sea... ¿Por qué ahora parecía que no confiaba en mí?

Traté de sacar esas preguntas de mi cabeza, pero solo se multiplicaron y en medio del llanto caí dormido. Al despertar fui al baño y como pensé mis ojos estaban rojos haciendo visible todo el llanto de la noche anterior. 

Con esa apariencia no podía salir ni a la esquina por el pan, tomé un remedio para quitar las ojeras de uno de mis cajones y la apliqué, sabía que tardaría un buen rato en hacer efecto así que decidí no salir. Por suerte siempre tengo comida y cosas que hacer en casa. Revisé mi celular y vi que Rubius me había escrito un "Lo siento", pero esos sentimientos de rabia y tristeza aún no se habían disipado de mi corazón. Decidí apagar mi celular hasta sentirme calmado y empecé a ordenar mis cofres ya que desde hace tiempo quería hacerlo y era un buen momento.

Antes de empezar mi trabajo decidí poner un cartel fuera de casa para avisar que estaría ocupado y que no me molestaran. Después de eso me encerré en casa hasta acabar de ordenar todos los cofres. Cuando terminé tenía mucha hambre así que cociné algo rápido y salí a quitar el cartel que había puesto en la mañana. 

Al abrir la puerta de la muralla, me encontré con otro cartel que asumo que era de Rubius porque solo decía "De verdad lo siento, llámame". Esto solo me decía que él de verdad estaba preocupado. Sonreí al pensar eso y no me di cuenta que Luzu estaba frente mío. 

Luzu: Vegetita, ¿Sonriendo por alguien?

Su pregunta me sorprendió y me hizo sonrojar.

Vegetta: ¡Luzu!, dije claramente avergonzado

Luzu: Así que acerté ¿quién será la afortunada?, dijo mirándome fijamente, ¿o el afortunado?

Pude sentir todo mi rostro arder.

Vegetta: Luzu, ¡por favor! Pasa de una vez y hablamos dentro.

Luzu entró a mi casa riendo. Era demasiado intuitivo y había dado en el clavo en unos segundos. Lo bueno de Luzu es que puedes confiar en él. Luzu es amable y siempre está dispuesto a ayudar, no se mete en líos y tiene muy buen corazón. 

Luzu: Entonces Vegetita ¿me vas a contar? o ¿quieres que adivine?, dijo sonriendo.

Vegetta: No seas tonto hombre, mejor pasa a la sala y en un rato te traigo algo, que no creo que hayas venido solamente a molestarme ¿me equivoco?

Puede que Luzu sea de fiar, pero aún no tenía claro lo que sentía por Ruben así que hasta no aclarar mis sentimientos no le diré nada. Saqué un jugo que tenía en el refrigerador y un par de vasos y me dirigí a la sala donde Luzu ya estaba sentado en el sillón.

Luzu: Pues en eso tienes razón... Y bueno... recordé que hace unos días estabas preguntando por Rubius y lo hablé con Auron por si él había estado con el en la mina o algo así, pero me contó que "el calvo tóxico" no había aparecido en la mina en ya casi un mes. 

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora