Capítulo 3: Sin la máscara

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Narra Rubius

Últimamente he estado saliendo con Vegetta, pasábamos tiempo en su casa o salíamos a buscar madera y arenisca para nuestras casas. La he pasado muy bien a su lado, es un chico muy trabajador aunque algo entrometido y que sigue demasiado las reglas. 

Un día me encontró sobre un elefante que logré domesticar y me dijo "¡Rubius! Eso es ilegalísimo, las normas de Karmaland no nos permiten interactuar con animales, no estamos capacitados, cuando llegue el momento podremos hacerlo, no puedes hacer lo que se te da la gana" y me siguió riñendo por días, a pesar de que dejé a Osas (así llamé a mi elefante) libre en un bosque cercano a Karmaland.  

Bueno, a pesar de esa parte de él, también era amable conmigo, cada vez que lo llamaba acudía a mi auxilio, en especial en las noches cuando zombies, creepers, esqueletos y arañas atacan Karmaland. Varias veces me metí en líos por no iluminar bien la zona de mi casa y el me ayudó a reconstruirla cuando creepers la hicieron explotar, o a pelear conmigo cuando nos quedábamos por el pueblo y aparecía todos esos atacantes. Me agrada mucho Vegetta, es alto, fuerte y capaz de hacer cualquier cosa. 

Hubo un día que salí con Luzu y Auron a buscar diamantes que aunque se me da muy bien encontrarlos, me divertía tener compañía y la emoción de encontrar diamantes en grupo. Ese día salí desde la mañana con ellos y pasamos varias horas dentro de la mina, al final pudimos repartirnos todos los metales que encontramos, al salir al pueblo nos despedimos y me fui a mi casa, aunque esos dos parecía que iban a hacer algo más juntos, pero no era mi problema.

Llegué a casa por la puerta de atrás, dejé mi máscara de oso en el velador de mi cama y me fui a dar una ducha, estaba demasiado sucio por todo el tiempo que pasé en la mina. Cuando entré a la ducha escuché un ruido extraño fuera, pero no hice caso, prefería refrescarme con el agua mientras tarareaba una canción que hace mucho tiempo inventé "si hay que ser minero, romper el pico en el hierro, no importa el creeper que venga pa' que sepas que te quiero como un buen minero, me juego la vida por ti..."

Terminé de bañarme y envolví una toalla alrededor de mi cintura y agarré una toalla pequeña para ir secando mi cabello, me cambiaría en mi cuarto ya que la ropa que había usado en la mañana ya estaba toda sucia. Entré a mi cuarto y ahí estaba Vegetta echado en mi cama observando mi máscara la cual sostenía con su mano izquierda.

"Oh, fuck, no" pensé en ese momento y lo único que hice es cubrirme la cara con la toalla que tenía en la mano.

Rubius: Vegetta, ¿qué demonios haces en mi casa?, no eso no importa ahora, ya me lo explicarás después, sal de mi cuarto y deja mi máscara donde estaba. 

Vegetta: Uis, parece que llegué en un mal momento, no ¿Rubius?, dijo riendo.

Rubius: Sí, ahora sal por favor y deja la maldita máscara donde estaba.

El no oír que se moviera me ponía muy nervioso, nadie hasta ahora me había visto sin mi máscara,  ni siquiera mis compañeros del convento lo habían hecho.

Rubius: ¿Vegetta? dime que ya te fuiste de mi cuarto, ¿Vegetta?

"¿Habrá salido sin que lo note?", pensé por un momento, pero no podía ser ya que no había escuchado el sonido de la máscara en el velador. Cada segundo que pasaba me sentía más nervioso, no quería mostrarle mi rostro a nadie. Me moví hacia mi ropero y saqué mi cambio de ropa y me dirigí al baño, si él no salía lo haría yo. 

Me encerré en el baño y me cambié de ropa, tenía que pensar cómo podría quitarle mi máscara, pero antes de idear algo Vegetta tocó la puerta del baño.

Vegetta: ¿Rubius?, perdón... no sabía que te incomodara tanto tu apariencia... además entré a tu casa sin tu permiso, aunque tu puerta no tiene llave compañero, ¡deberías mejorar tu seguridad así cualquiera puede entrar! Pero bueno, te dejaré la máscara aquí en la puerta y te esperaré fuera de casa que quería hablar contigo.

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora