Capítulo 14: Sirena

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Narra Vegetta

Me sentía muy cálido, el aroma a menta relajaba todo mi ser y el sonido de un latido tranquilo me mantenía somnoliento. De pronto escuché la voz de Rubius hablando sobre sirenas y mis sentidos empezaron a despertar, pero al sentir que acariciaba mi cabello no quise interrumpirlo hasta que dijo "no creo que el canto de esas sirenas sea más lindo que Vegetita durmiendo", el solo oír eso me hizo querer molestarlo un poco y verlo nervioso.

Vegetta: Gracias por el cumplido, dije abriendo lentamente mis ojos para adaptarme a la luz de la habitación, además que al hacerlo pude ver cómo el rostro de Doblas tomaba un tono rojizo y su mano que había acariciado mi cabeza se alejaba de mí, para después servirle de apoyo para voltearse y sentarse en la cama.

Rubius: Buenos días Veg, dijo algo nervioso, no sabía que ya estabas despierto.

Vegetta: Me desperté al escucharte hablar de las sirenas, que son ilegales Doblas, cuidado, dije sacándole una risa, no lo iba a negar yo también estaba intrigado con el tema de las sirenas, pero tampoco quería hacer algo ilegal...

Rubius: Ok ok, lo entiendo de Luque, se nota que el detector de ilegalidades en Vegetita está funcionando desde el primer día del año.

Vegetta: Serás tontito, dije riendo ya que no podía negar eso.

Al verlo más animado, me levanté de la cama y saqué unas pastillas para la resaca, que de seguro a Doblas le estaba doliendo la cabeza, se las pasé junto a un poco de agua y le dije que fuéramos al comedor para desayunar y después lo acompañaría a su casa. En el desayuno me sorprendió contándome que se iba a mudar y por supuesto me ofrecí a ayudarlo, me sentía algo culpable después de ser yo el que le había puesto esa mina hace unos días y probablemente la causa de que tomara esa decisión. 

Después de desayunar, me fui a bañar y después de ponerme mi ropa de trabajo, fui a la sala en la que se encontraba Rubius y le ofrecí usar algún caballo para que ayudara en la mudanza. Fuimos al establo y veía a Rubius algo extraño, como si reconociera uno de mis caballos y efectivamente era su caballo Tupac, mi amigo secreto lo debió robar para dármelo de regalo y se veía que le tenía manía a Rubius. Entonces, decidí devolverle al caballo junto a la armadura de jade para caballo que también se encontraba en el regalo de mi amigo secreto. 

Rubius: Gracias Vege, dijo emocionado, podemos ir a mi nueva casa con Tupac, ¿te parece?

Vegetta: Claro que sí macho, aunque quizá debamos ir a tu casa actual para recoger las cosas ¿no crees?

Rubius: Sí, sí, igual quiero cambiarme con ropa más cómoda, dijo señalándose. 

No lo iba a negar, le quedaba muy bien el traje, y sin la máscara se veía muchísimo más guapo... un momento, ¿y su máscara?, traté de pensar rápidamente el último momento en que lo vi con ella y recordé que se la quitó cuando todos se fueron y empezó a mirarme de forma muy intensa... Un ligero rubor recorrió mi rostro. 

Vegetta: Rubius, ve por tu máscara, la dejaste ayer en el salón, por mientras yo saco a Tupac del establo, dije lo más tranquilo que podía, mientras evitaba verlo a los ojos. 

Rubius: Vale

Mientras él iba por su máscara y yo me ocupaba de Tupac, pude recordar la mirada intensa que me había dado ayer, esas palabras... "Eres demasiado guapo Vegetita y hueles tan bien" y cómo se acercó a mi cuello... sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y sostuve mi cuello tratando de calmarme. Traté de librar mi mente de aquel recuerdo sacando a Tupac del corral y tenerlo listo en la puerta para irnos con Doblas. 

Esperé un poco y ya estaba de vuelta, monté en Tupac y Rubius montó detrás mío y se abrazó a mi cintura con tanta fuerza que me daba ternura. Nos dirigimos a casa de Rubius, llegué por la parte de atrás ya que no había sido afectada por la explosión. Bajamos del caballo y entramos a su casa, me pidió encargarme de los cofres dándome permiso para usar sus materiales, así que con destreza alisté todo para llevar mientras él tomaba un baño.

Mi alfa es un tontito// RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora