21. Roto

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Advertencia: Contenido delicado que puede afectar a algunos lectores

-Puedo faltar a Aritmancia-dijo Draco, manteniendo a Olive cerca de su pecho, había estado llorando toda la noche, y lo entendía a la perfección. Descubrir de una manera tan abrupta que su vida era una mentira, que tras años de horrores pudo ser otra persona. Y pensaba de una manera egoísta que si no hubiese sido Olive Hawk tal vez no estaría enamorado de ella, o lo estaría de todas formas. En esos instantes solo consideraba las posibilidades del pasado, en cuantas líneas de tiempo estarían juntos, y en cuantos futuros se quedarían juntos.

Otra cosa que consideraba eran las maneras en que podría ayudarla a cesar su llanto. La había abrazado, llenado su nívea piel de besos cariñosos, escuchado atentamente sus palabras entre sollozos mientras Olive le contaba que Snape no sabía quienes eran sus verdaderos padres. Una mentira por parte de Olive que Draco ignoraba y no cuestionaba, confiaba en ella más de lo que confiaba en otra persona.

-No -contesto Olive obligándolo a salir de la cama-. Ya te perdiste el desayuno y Defensa por mí. Tienes que ir.

-Como si de verdad importara -bufó Draco-. Prefiero quedarme aquí, solo contigo.

-¿Qué hay de lo demás?

Draco guardó silencio mientras abrochaba sus agujetas, sabía a lo que Olive se refería, la misión del Señor Tenebroso, aunque ninguno se había contado que era lo que tenían que hacer, Olive notaba en Draco la frustración y la culpa. Queriendo deslindarse de esa tarea que ahora le parecía imposible, tomando a Olive como una excusa. Más que una excusa aún deseaba tiempo, y si no lograba reparar el armario, si no infiltraba mortifagos a Hogwarts, si no mataba a Dumbledore lo matarían a él, a su familia y ahora también a Olive. Por eso mismo, se negaba a alejarse de ella, por el tiempo que había perdido y el que creía perder para todo.

-Te veré en la comida -se despidió, dando un beso en la frente de Olive, saliendo de su habitación con cautela, sin embargo no se dirigía a su clase de Aritmancia.

(***)

-¿Qué demonios le hiciste ahora? -pregunto Daphne cuando se sentó al lado de Draco, alejado de todos en el Gran Comedor.

-¿Por que asumes que yo tuve algo que ver? -Draco miraba a Olive, parecía enferma. Su piel había adquirido un tono cetrino en tan solo unas horas, había ojeras bajo sus ojos hinchados y un resaltable color rosa se extendía desde su nariz hasta sus mejillas. Sin mencionar que su porte elegante fue sustituido por una apariencia desordenada. Miraba a la nada, revolviendo su puré de patatas.

-No quiere decirme que tiene -bufó Daphne-. Pensé que tal vez tú...

-Daphne, se que es tu mejor amiga -comenzó a decir Draco irritado-. Pero a veces no tienes porque entrometerte en todo, deja de pensar que en estas circunstancias me atrevería a hacerle daño, si no quiere decírtelo es asunto suyo.

-Busco lo mismo que tú, hacerla feliz -respondió Daphne, con la misma actitud que Draco había tomado-. Si de verdad fue tu culpa...

-¿Acaso estás enamorada de ella? -interrumpió nuevamente Draco con burla-. Te recuerdo que es mi novia, ella decidirá quien la hace más feliz.

Con ese comentario, Daphne se levantó de su asiento en dirección a Olive, la rubia tenía una ventaja sobre él, podía estar con olive todo el tiempo que quisiera sin ser cuestionado sobre sus intenciones. Nadie la vería mal si Daphne tomaba su mano o la abrazaba para consolarla como hacía en ese momento frente a todos. Pero Draco siempre sería una historia diferente, no imaginaba las reacciones de las personas si el decidía besarla en el Gran Comedor, los murmullos y rumores si es que la tomaba de la mano al pasear por los pasillos o que simplemente se acercara a ella sin provocar un alboroto.

Reyes De Slytherin // Draco Malfoy (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora