13. Sentir

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Podía contar con los dedos las veces que se había involucrado en una situación que no era su asunto, podría hacer una excepción solo esa vez con la excusa de que la vida de su mejor amiga se encontraba en juego. La encerró en su habitación por su propia seguridad, seguía sin creer que Olive tuviese tan poca racionalidad para arrojarse al lago negro en busca de un respiro.

Debía ser medianoche, quedaban pocos alumnos en la sala común pero el que le interesaba no se dignaba a regresar, no le interesaba que demonios hacia en esos momentos, solo miraba la entrada esperando que se abriera. Pasaron 15 minutos antes de que eso pasara, Draco entro con pesadumbre al lugar dispuesto a ir a su habitación sin fijarse en nadie mas, plan que se opaco por la rubia que le cerraba el paso.

-Tienes que venir conmigo -exigió Daphne tomando el brazo de Draco, ignorando sus protestas.

-¿A donde me llevas? -pregunto el chico con obvio desconcierto. La respuesta se dio cuando Daphne se detuvo frente a la puerta de Olive.

-¿Has hablado con ella? -Draco negó-. ¿La has visto? ¿Has observado como se ha deteriorado?

Draco trago un poco de saliva asintiendo, claro que observaba a Olive y como lentamente el brillo de sus ojos era opacado por oscuridad, nunca se molesto en acercarse, cumpliendo el deseo de Olive de que ambos se alejaran por el bien del otro, y si el era la causa de ese desgaste ¿entonces que bien les hacia estar separados?

-Esta tarde salto sin aviso al lago negro -explico Daphne con dolor-. No se que demonios pasa con ustedes pero deben arreglarlo antes de que se lance de la torre de astronomía.

-Ella no...

-No me importa, Draco -interrumpió la chica-. Estarás en su habitación hasta que recobre el sentido.

-Ella no quiere esto -repitió Draco-. Fue ella quien pidió la distancia, no me va a querer ahí dentro.

-Convéncela -Daphne sonrió mientras empujaba a Draco dentro de la habitación para inmediatamente pronunciar un hechizo que bloquearía la puerta hasta que ella quisiera.

Draco suspiro mirando la sala frente a el, estaba atrapado con Olive y eso lo asustaba. Dejo su varita en el escritorio junto a la puerta admirando la habitación, era la primera vez que se encontraba en un espacio intimo de la chica, lleno de sus libros favoritos, banderines de quidditch decoraban las paredes y pedazos de pergamino invadían su escritorio. Paso la mano sobre estos leyendo varias frases sobre sus deberes de pociones mientras avanzaba por el lugar, en la esquina del escritorio solo había un marco con una fotografía de ella estudiando con una sonrisa mientras Cedric Diggory la empujaba de forma suave y divertida, junto a esta se encontraba abierta una caja de terciopelo verde donde yacía el collar que le había regalado en su cumpleaños sin saberlo y un broche de oro en forma de lirio.

Tomo el collar entre sus dedos, le parecía una insignificancia, podría comprarle la luna si ella lo deseara y aun así seria darle poco, sin embargo que Olive lo guardase lo hacia sentirse un poco mejor, le indicaba que le gustaba sin importar cuantos galeones se invirtieron en el.

Un suspiro robo su atención hacia el centro de la habitación, a la cama donde Olive dormía, ambas manos estaban cerca de su boca, sus rodillas pegaban con sus codos, era un deleite observarla perfecta y pacifica, con una sosegada apariencia que lo invitaba a acompañarla en ello.

Acaricio su mejilla trazando líneas con sus dedos, Olive restregó su mejilla contra su mano, como si la calidez que emanaba de esta fuese lo único que necesitaba. Draco sonrió al ver aquello, parecía tan feliz y completa aun sin estar despierta para darse cuenta que la realidad no seria así. Pero era una noche, al día siguiente podría marcharse y ella continuaría con su vida como antes. En esos momentos le interesaba mas la felicidad de Olive que la suya propia.

Reyes De Slytherin // Draco Malfoy (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora