Pocas veces en la vida había experimentado tal sensación; su cumpleaños siempre se sintió como una espina clavada en su ser. A lo largo de su vida, nunca había sido sorprendida con una celebración, ni había recibido un simple "Feliz cumpleaños" por parte de sus padres. La única excepción fue el difunto Cedric Diggory, quien, en su decimoquinto cumpleaños, le hizo el amable gesto de obsequiarle un modesto pastelito de calabaza. Aunque para él no tenía mayor importancia, para Olive, ese gesto significaba el mundo.
A pesar de su simplicidad, representaba la única muestra de cariño que había recibido en su cumpleaños. Cada año, recordaba con cariño aquel gesto de Cedric y lo atesoraba en su corazón, aún si dolía hasta el alma recordar al joven. Pero ahora tenía amigos, personas que se preocupaban por esos pequeños detalles, gente como Theodore Nott que buscaba demostrarle cada segundo lo mucho que le gustaba.
Sin embargo Olive no pensaba en él, no pensaba en Neville ni en ningún otro. Su mente había sido robada por la caja de terciopelo que Draco dejo en sus manos el día anterior, con sus labios pegados a su mejilla haciendo que casi tocara las estrellas. Lo único que deseaba era la calma que Draco le brindaba, la sensación de tranquilidad combinada con el deseo.
Durante esa semana, intentó convencerse de que su atracción era solo un capricho del pasajero, algo que no beneficiaba a ninguno de los dos. Sin embargo, su corazón se resistía a aceptar esa idea. A pesar de los intentos racionales de negar sus sentimientos, su lado emocional anhelaba creer en lo contrario. Deseaba fervientemente que la felicidad no fuera solo una ilusión efímera, que la chispa que sentía al verlo pudiera ser genuina y auténtica.
Ambos habían complicado las cosas, se empeñaban en destrozarse una y otra vez, pero la caja en sus manos acrecentaba su anheló, los latidos de su corazon se le clavaban en los oídos, disfrutándolo a sabiendas que no debería. No miraba a su alrededor, no había nadie más que ella abrazando el collar entre su pecho deleitándose con el sentimiento que se negaba a aceptar, el sentimiento que deseaba tanto y a la vez le hacía daño.
—Bonito collar —dijo alguien tan cerca de ella que la tomó por sorpresa; los costados del sofá se hundieron cuando Draco apoyó ambas manos en él, sus ojos fijos en el collar que ella sostenía, tan cerca y, sin embargo, tan distante.
—Gracias —susurró Olive, dejándose llevar por la embriagadora presencia de Draco, que prácticamente se cernía sobre ella.
El brazo de Draco se separó del sofá, pasando sus dedos sobre la piel de su cuello y para Olive, cada roce se sintió como el paraíso. Recorrió la cadena hasta el dije que sostuvo tan poco tiempo antes de seguir hasta que su mano la sostuvo por la cintura.
—¿Qué es lo que buscas Malfoy? —pregunto en un susurro anhelante, necesitaba oírlo para creerlo. Aunque sabía que era incorrecto, necesitaba oírlo de sus labios. Se sintió como si estuviera suspendida en un mundo privado de sentidos, y escuchar su voz sería el anclaje que la traería de vuelta a la realidad.
—Solo... Quererte —respondió, con un tono suave y apacible, sus palabras rozando sus labios.
Las manos de Olive acariciaron lentamente el cuello de Draco, y esas dos palabras eran todo lo que necesitaba escuchar. Sus labios se encontraron con una ansiedad que dolía, y cada centímetro de su ser ardía en llamas mientras los dedos de Draco exploraban con ternura el contorno de su rostro. Cada beso, cada caricia, parecía un fuego que se avivaba. El mundo exterior se desvaneció, dejando solo espacio para ellos dos, inmersos en una conexión que iba más allá de las palabras.
Finalmente, se separaron, quedando sin aliento, Olive buscó los ojos de Draco, encontrando en ellos una mezcla de pasión y vulnerabilidad. Aunque el miedo aún se escondía en las profundidades de sus orbes, también había un atisbo de esperanza, una chispa de creencia en la posibilidad de un amor real y sincero.
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Reyes De Slytherin // Draco Malfoy (En edición)
FanfictionSentirse vacío era algo a lo que estaba acostumbrado, las emociones negativas y la falta de confianza en la gente. Draco Malfoy no era alguien que dejaba sentir amor, sin embargo lo había hecho por años inconscientemente. Por lo tanto mirarla le pro...