6. Deseada Por Todos, Amada Por Nadie (Editado)

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Era éxtasis lo que sentía, las manos de Draco sostenían su espalda, indicándole lo mucho que quería continuar besándola, no la había tocado más allá de eso, ni siquiera había buscado su cuello con los labios que mantenía de manera suave sobre los suyos, deteniendo a Olive cuando sentía que sus manos viajaban más allá de su abdomen.

—No hagas eso —susurró Draco, alejando su rostro con los ojos cerrados, recuperando la consciencia lentamente por haber sentido las olas de felicidad al finalmente poder besarla—. Puedo desearte y no tenerte —repitió, guardando el impulso de buscar el contacto físico nuevamente.

—Puedes tenerme —musitó Olive impulsada a seguir besándolo.

—No lo haré —Draco le soltó el rostro, incorporándose, no era lo que quería y a la vez lo era todo—. Esto es un error, no debería estar aquí y tú tampoco.

—Draco...

—Deja de llamarme por mi nombre —exclamó, sentía el peso de lo que eso significaba y el no quería crearse una ilusión al juego de Olive, porque era un afecto creciente lo que le hacía latir el corazón tan rápido con solo verla, y si Olive solo jugaba terminaría de romper lo poco que quedaba de él... Por eso prefería romperla a ella—. ¿Qué es lo que buscas se mí?

—Yo... Creí que ambos queríamos lo mismo —titubeó Olive, incrédula, creía que había ganado, no solo eso, de verdad sentía la necesidad de seguir con Draco esa noche, la siguiente, y una eternidad de ser posible—. En los vestidores, enserio pensé que querías ésto.

—¿Y después que? —Draco levantó su túnica y zapatos del suelo—. Ambos nos odiamos, esto no va a cambiar nada.

—Lo único que quería era pasar un rato agradable —espetó Olive con un nudo en la garganta que no demostró en su tono de voz, sin embargo estaba ahí—. Te veías estresado, pensé que una sola noche podría ayudarte.

Y lo rompió, porque Draco quería más que solo eso.

—No te pedí ayuda —respondió, con todo el odio que podía juntar en sus palabras, como un cuchillo que se clavaría en su corazón y la destrozaría como lo había hecho con él.

—Lo note —Olive guardó la compostura, intentando no demostrar nada, no darle el gusto de verla llorar ¿Y porque lloraría? Tenía razón, el la odiaba, siempre había sido así. El era quien había jugado con ella para hacerle creer que le interesaba, pero no sería una hipócrita al decir que ella no, aún así, consciente de que no sentía nada por Draco, el nudo en su garganta bajo a su pecho, y permaneció ahí por mucho tiempo, más del que le gustaría.

Y no se dejaría vencer por los ojos penetrantes de Draco observándola con tanta ira, con ese odio acumulado por años, antes de irse Olive le pregunto una última cosa, una bastante estúpida:

—¿En verdad me odias tanto?

Porque no podía encontrar un motivo lógico para que él la odiara, ella tenía motivos, y bastantes pero él... Debía cuestionarlo al respecto, encontrar la raíz del problema si deseaba continuar su misión, todo lo que había planeado.

—El solo verte me hace enfadar —dijo en un susurro seco, acercándose a su rostro sin tocarla. Era verdad, estaba enojado con ella y con el mismo por tenerla y abandonarla, por desear quebrarla por no quererlo más de una noche, por el odio que el había almacenado sin sentido.

—Lamento si malinterprete las cosas —Olive tragó saliva, recorriendo el camino hacía la salida, observando sobre su hombro como Draco apretaba los puños hasta clavarse las uñas en las palmas, entonces el sentimiento se transformo en algo extraño algo que no conocía y no podía interpretar.

Reyes De Slytherin // Draco Malfoy (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora