Capítulo 10: Un encuentro con el peligro.

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—Deberíamos de regresar al salón, quizás el profesor ya haya vuelto —sugerí, levantándome en el acto.

—Quédate conmigo un poco más —pidió Jihyo.

—No puedo, ya tengo que irme —dije fríamente, caminando hacia el lugar ya mencionado.

—¡E-espérame! —gritó detrás de mí a la vez que me seguía.

Al llegar al salón, notamos que el profesor todavía no había regresado. Eso ya era muy raro.

—Oh, aquí están —expresó Sana, quien llegó a nuestra aula.

—¿Ocurre algo? —pregunté, porque la miraba angustiada.

—¿Han visto a Nayeon? —nos quedó viendo a los dos.

—Estaba con nosotros en la cafetería hace rato, pero luego la perdí de vista —respondió Jihyo.

—Qué raro —exclamó Sana—. Es extraño que ella desaparezca de un momento a otro —agregó.

—Ahora vuelvo —anuncié, y lo siguiente que hice fue salir del salón en busca de Nayeon, posiblemente algo le había pasado.

La busqué por todo el campus, hasta verla sentada en una de las bancas del jardín de la universidad.

—A-aquí... E-estas —pronuncié cortantemente debido a que estaba cansado de tanto correr.

—¿Qué pasa? Te veo muy agitado —Nayeon, con una muestra de intriga y preocupación, se hizo a un extremo de la banca para que yo pudiera sentarme en el otro extremo; estaba muy agotado.

—Te estaba buscando —le conté cuando ya me estaba recuperando del esfuerzo físico que había hecho, no estaba acostumbrado a correr demasiado, pero en el futuro eso sería prioritario.

—¿Para qué? —su mirada tierna resopló en mi interior. Jamás había visto a Nayeon de esa manera; yo recordaba a una Nayeon seria y enojada con todo el mundo, ignorándome a más no poder, no una Nayeon que era amable y cariñosa conmigo.

—No habías vuelto al salón. Sana te buscó por todas partes y no te encontró, así que salí a buscarte —expliqué.

—Que lindo, te preocupas por mí —habló, dedicándome una bella sonrisa.

Entre mi nerviosismo no sabía que decir.

—Y... —suspiró para luego seguir hablando—. ¿Cómo debo de ir vestida a nuestra cita? —me visualizó, soltándome un guiño bastante lindo.

—¿C-cita? —tartamudeé un poco, su pregunta me dejó perplejo. No creía que ella se tomaría muy enserio sobre nuestra pequeña "salida al parque".

—Sí, nuestra cita —Nayeon sonrió por segunda vez, su sonrisa era hermosa—. ¿Debo ir casual, de gala, simple? —comenzó a decirme diferentes estilos de ropa para cada ocasión.

—N-normal... —contesté. No sabía nada del mundo de la moda.

—¿Normal?

—Sí, bueno, no lo sé, no sé nada de ese mundo de la moda.

—Ya veo... —quedó pensativa.

—Solo arréglate bonita —dije, sin pensar en las consecuencias—. M-más bonita de lo que ya eres —traté de no echar a perder mi avance amoroso con ella, los que son hombres me entenderán.

—¿Me estás diciendo fea? —requirió, volviendo a su seriedad.

—N-no, para nada, eres hermosa tal como eres.

—Uhumm. Vale, vamos al salón —dijo, para luego levantarse de la banca.

Aquí realmente se cambian los papeles...

Tras volver al salón, Jihyo nos quedó viendo fijamente, en cambio, Sana se dirigió hacia nosotros con una sonrisa en su rostro.

—¡Aquí estas! —se alegró al ver a Nayeon.

—¿Estar en dónde? —preguntó Nayeon de vuelta.

—Ah, olvídalo —bufó, alzando la vista.

Jihyo solo nos observaba. Creía que iba a acercarse a hablarnos, pero eso no ocurrió hasta finalizar las clases.

—Nos vemos más tarde —fue lo último dicho por Nayeon al salir del campus.

—Claro, ahí estaré —aseguré.

—Ya vámonos, Jae —habló Jihyo mientras se alejaba.

—¡Ya voy! —avisé, alcanzándola en el acto.

Apenas llegamos a nuestro departamento, caí rendido al frio y duro suelo, el día había sido bastante agotador.

—No me vayas a molestar, estaré ocupada en mi cuarto —manifestó mi compañera, yendo a su habitación, somatando la puerta con una fuerza que me impresionó.

—"Creo que estás enojada" —pensé.

Entre a mi cuarto, tomé la ropa que me pondría más tarde, me metí a bañar, me preparé una deliciosa comida, y salí del departamento lo más rápido posible.

Durante el largo trayecto, vi los grandes rascacielos que poseía la urbe. Hasta la fecha me siguen impresionando.

Llegué al parque 20 minutos antes de la hora acordada, por lo que decidí sentarme en una banca, esperándola durante todo ese lapso.

—¡Hola, Jae oppa! —escuché a alguien decir mi nombre. Era Nayeon, la chica que me había arrebatado el corazón. Fue la primera vez que me llamó "oppa".

—H-hola, Nayeon. Te vez muy bien —comenté al verla de pies a cabeza.

—G-gracias, tú también.

—¿Quieres dar un paseo? —quise saber. Mis nervios estaban al límite. Con un paseo seguro me relajaría.

—Me encantaría —accedió.

Empezamos a caminar en aquel grande y hermoso parque. Un paisaje lindo de admirar. Había paz, y reflejaba un toque bastante romántico.

Hasta que de un momento a otro todo cambió...

Mientras caminábamos, vimos a unas personas rodeando algo, o, a alguien. No podía distinguir a simple vista.

Al acercarnos, presenciamos una escena aterradora. Un hombre estaba vomitando sangre a cántaros, seguido eso, puso ambas manos en su estómago, cayendo al suelo, convulsionando al instante. La situación era caótica y alarmante.

Justo en eso, divisé a varios militares acercándose hacia la escena. Conociendo como suelen actuar los militares en situaciones de emergencia, tomé a Nayeon del brazo y comenzamos a correr con dirección a mi apartamento; sintiendo el miedo y la urgencia en cada paso que dábamos.

No teníamos idea lo que acabábamos de ver, pero pronto descubriríamos que era solo el comienzo de algo mucho más grande y peligroso.

En conclusión, aquel día resultó en un fracaso total, no por la cita en sí, sino por el horror y la pesadilla que presenciamos; cuyo acontecimiento cambió por completo nuestras vidas.

I Will Never Leave You AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora