Capítulo 27: El Puente.

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Habíamos caminado por una o dos horas cuando vimos a lo lejos uno de los puentes que conectaban con Incheon y, a su vez, conectaba Incheon con Seúl: El Puente Yanghwa.

—Sigamos avanzando antes de que la oscuridad nos lo impida —expresó Mina, con decisión, dirigiendo su mirada a cada uno de nosotros.

Todos caminábamos sin prisa, pero sin pausa. Sabíamos que no íbamos a llegar el mismo día que salimos de la casa de Taeyong.

Cada uno de nosotros llevaba una gran mochila en donde llevábamos nuestros suministros. Taeyong y Seungkwan llevaban lo que nos quedaba de comida; Sana y Mina las botellas con agua; Nayeon y Jihyo los medicamentos y equipo de primeros auxilios; Eunji, Jackson y Jisoo llevaban las armas; y yo llevaba cosas de ferretería, como uno par de martillos, clavos, una piedra para afilar cuchillos, entre unas cosas más.

En el horizonte, un atardecer resplandecía con euforia, soltanto los últimos rayos solares para así dar paso a la noche. Debíamos encontrar un refugio rápido, debido a que aquellas bestias solían estar más activas durante la noche, pero, en ese momento, no divisamos algún lugar en donde resguardarnos.

—¿Ya estamos cerca? —preguntó Seungkwan, quien comenzaba a asustarse por la llegada de la noche.

—Aún no, pero pronto lo estaremos —le dije, dándole una palmada en su hombro. No lo conocía muy bien, y eso que estudiamos juntos desde el primer día de universidad.

Jihyo se acercó a mí y, de forma imprevista, coló su brazo detrás del mío, enganchándose a mí.

—¿Cómo te sientes? —inquirió mí mejor amiga, viéndome.

—Pues, bien. ¿Y tú? —ahora me dirigí a ella.

Jihyo, soltó una leve risa, luego, suspiró.

—Desearía volver a estudiar medicina —bromeó—. Aunque, si tuviera la oportunidad, no la desaprovecharía —afirmó.

—¿Aunque eso conllevé qué termines enfermándote otra vez e internada en el hospital? —cuestioné, recordando el pasado.

Jihyo, ahora con una mirada seria, respondió:

—Pensándolo bien, mejor no...

Continuamos conversando por un rato más. Desde hacía algún tiempo, ella y yo no habíamos platicado mucho a causa de las adversidades que habíamos pasado durante estos días.

—¿Qué sugieres, Taeyong? —le preguntó Eunji al susodicho, a quien considerábamos el líder del grupo.

—Sigamos avanzando —respondió Taeyong—. Tenemos que llegar al puente.

—¿Y luego qué? —exigió Jackson, desconcertado por la decisión de mí amigo.

Taeyong se quedó en silencio por un momento, luego mencionó que, una vez cruzáramos el puente, planearía nuestro siguiente movimiento.

Aquello desconcertó a algunos miembros del grupo, quienes creían que él iba a decir que buscáramos un lugar seguro en donde quedarnos. Pero, como ya lo dije anteriormente: No había ningún lugar seguro en ese sitio. Lo único que había a nuestro alrededor eran los edificios, cadáveres de bestias y autos abandonados o chocados con otros.

Avanzábamos hacia Incheón con la esperanza de encontrar ese refugio que marcaba el mapa que había tomado mí mejor amiga de la oficina de aquel policía con el que realizamos un intercambio que no salió nada bien.

Volteé a ver a Eunji. Lucía triste y cansada, con su mirada perdida hacia el horizonte. La pérdida de Félix, su amigo, realmente le había afectado.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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