Capítulo 21: El huerto de Taeyong.

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—Me alegra que hayan regresado —me dijo Nayeon, admirando junto a mí el desolado y oscuro paisaje a través de la ventana—. Estábamos preocupados. Debiste ver a Jihyo, estaba pálida. Incluso creímos que estaba infectada —concluyó, riendo, dándome un leve golpe en mi hombro.

—Ya me lo imagino —esbocé una ligera sonrisa. Cuando a Jihyo realmente le preocupa algo se pone muy eufórica y pálida.

—Oye, ¿Estás bien? —me preguntó. Su voz cambio a una más seria.

—Sí. ¿Por qué preguntas? —devolví, entrecerrando mis ojos.

—Es que estás muy serio, como si no quisieras hablar.

—No es eso... —exhalé, colocando mi mano izquierda detrás de mí cabeza.

—¿Entonces? —cuestionó—. ¿Qué les pasó allá afuera?

Fue ahí cuando agaché mi mirada y hablé.

—Es solo que... todo esto es demasiado surrealista. Hace menos de una semana estábamos en la universidad, preocupados por los exámenes finales y ahora estamos luchando por sobrevivir. Es difícil procesarlo todo, ¿Sabes? —aún estaba con la mirada agachada, pero la veía de reojo.

Nayeon asintió, comprensiva, poniendo su mano reconfortante en mí brazo.

—Lo entiendo perfectamente. Ninguno de nosotros esperaba algo así. Pero debemos mantenernos fuertes y unidos. Tenemos que encontrar una manera de sobrevivir y superar esta pesadilla juntos. Estoy aquí para ti, al igual que todos los demás.

Alcé la vista y la miré a los ojos, agradecido por su apoyo.

—Gracias, Nayeon. Significa mucho para mí tenerlos a mí lado.

—No tienes que enfrentarlo solo. Somos una familia ahora, y nos cuidaremos mutuamente. Juntos podemos superar cualquier cosa.

Sus palabras me dieron esperanza y renovaron mi determinación. Sabía que estábamos en medio de una situación desafiante, pero con mis amigos a mi lado, sentí que podíamos enfrentar cualquier cosa que se nos interpusiera en nuestro camino.

Aunque, de igual manera, tenía otro pensamiento recorriendo mí cabeza. ¿Quién era aquella persona qué nos ayudó? ¿Estará bien? ¿Lo volveremos a ver? Pero, sobre todo, ¿Por qué nos ayudó? Tales preguntas no tenían respuesta alguna, al menos no en ese preciso momento.

Me alejé de la ventana y fui con Mina, no sin antes haberme despedido de Nayeon.

—Hola, Mina, ¿Cómo te sientes? Ya sabes... por lo de la mañana —inquirí.

—Estoy mejor, gracias —respondió—. Siento haberte preocupado.

—No te preocupes. Jamás te había visto así —exclamé, recordando su llanto y como se ocultaba en mi pecho.

—Chicos —Taeyong llegó con nosotros—. ¿Creen que deberíamos conseguir más provisiones?

—Sí. Dudo que lo que conseguimos nos vaya a durar toda una semana —respondí—. Por cierto, la otra vez me dijiste que empezaste a cultivar tomates y zanahorias en tu jardín, ¿No es así? —inquirí, teniendo una idea pasando por mí mente.

—¡Sí! ¡Creí que lo habías olvidado! —respondió, muy alegre—. ¿Quieres qué te explique cómo es el procedimiento y el cuidado qué conlleva el arte de la agricultura? —quiso saber, ansioso por mí respuesta.

—Algo así. ¿Lograste cosecharlas?

—Por supuesto —confirmó, sonriendo con orgullo—. De hecho, tengo bastantes semillas como para hacer un pequeño huerto.

I Will Never Leave You AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora