Capítulo 1: Recuerdos y realidades.

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Seúl, Corea del Sur.

Año 2018.

Mi despertador sonó repentinamente, anunciando otro día monótono. Me levanté entre mis quejidos, dejándome arrastrar por el tiempo y el cansancio que aún me embargaba. Al salir de mi dormitorio, agarré mi celular de la mesa de noche.

—"¿Hoy tengo que ir a la universidad?" —pensé mientras me rascaba la cabeza.

Al bajar las escaleras que daban a la sala de estar, me topé con mi mejor amiga, y compañera de departamento. Su nombre era Park Jihyo, y como ya lo dije: era mi mejor amiga.

Jihyo y yo vivíamos en un departamento ubicado en el hermoso distrito de Seodaemun-gu, el cual se encontraba relativamente cerca de la universidad en donde estudiábamos, la universidad Yonsei para ser exactos.

—Buenos días, Jae-hoon —sonrió ella al verme.

—Buenos días, Jihyo —bostecé, estirando los brazos.

—¿Listo para comenzar este día? —mencionó de forma alegre. Ella era de las chicas que se la pasaban todo el día encerradas en su habitación estudiando, era una "cerebrito".

—Ya hemos aguantado 5 años, así que creo poder aguantar unos días más... —comenté sin apartar mi vista de ella.

—Ha sido tan rápido que ni me di cuenta —sonrió nuevamente.

—Solo una semana más y nos graduamos —dije, tallando mis parpados.

—Lo sé... —murmuró.

Jihyo y yo estábamos estudiando Ciencias de la Comunicación. Nos apasionaba demasiado esa profesión desde que estábamos en la secundaria.

—¿De verdad tenemos que ir?... —pregunté somnoliento—. Ya aprobamos todas las materias.

—¡Claro que tenemos que ir! Aún nos falta hacer los exámenes finales, ¿Lo recuerdas? —espetó, intentándome tomar del cabello.

—Sabes que soy más grande que tú, ¿Verdad? —reí al presenciar esa escena tierna.

—¡Claro que sí! —respondió.

—¿Quieres que haga el desayuno esta vez? —pregunté, tratando de que se separara de mí.

—No, la última vez casi quemas el departamento —dijo, dejando de saltar.

—Hablando de eso... l-lo siento, no sentí el olor a gas —bajé mi mirada.

—No te preocupes —me abrazó tras haberme disculpado.

—Bien, entonces... —suspiré.

—¿Entonces qué? —alzó una ceja.

—¿Quién va a cocinar? —reí forzosamente.

—¿Cocinamos juntos? —sugirió, haciendo un puchero.

—Voy a quemar el departamento, o, mejor dicho, vamos —reí junto a ella.

—Déjame ayudarte esta vez —exclamó tiernamente.

—Está bien —accedí.

—¡Yupi! —hizo su característico gritito.

—Vamos a la cocina —exclamé, acariciando su cabello.

—S-sí, v-vamos —me tomó del brazo, dirigiéndonos hacia allí.

—Es increíble pensar que finalmente estamos llegando al final de nuestra carrera —dije, con un atisbo de emoción en mi voz.

Jihyo asintió con entusiasmo, sus ojos brillaron.

I Will Never Leave You AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora