10. Suya, al fin🌞

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¡Aquí tenéis el ansiado capítulo!

Es un poco extenso, pero cada palabra lo vale.

Espero realmente que lo disfrutéis.

- Ya no podía esperar más para enseñártela, ardillita.

El sheriff se las apañó para encender los interruptores sin soltarla de sus brazos, aunque ella no tardó en obligarlo a que la dejara poner los pies en el suelo, y sólo así, comprobar por sí misma que esto no se trataba de un sueño. De una mala jugada de su cerebro. Sino que Hunter Brooks efectivamente había construido un castillo en nombre de su amor, y que tenía toda la intención de coronarla como a su reina. Esto provocó que Sunshine lo estudiara en silencio para averiguar cómo había podido él aferrarse con tanta fuerza al deseo de recuperarla, de volver a hacerla su mujer, sin morir en el intento. Sobre todo, si ella misma había tenido que llenarse de resentimiento para no morir a causa de este amor del que no había podido despegarse ni recurriendo a las artes oscuras. Aun así, no había que escarbar mucho para llegar a la verdad, y la verdad era que Hunter, algunas veces, actuaba como si esos ocho años separados no significaran absolutamente nada. Y eso se debía a que no había sido ella precisamente quién se marchó de Jackson Creek sin una explicación, y la que lo había convertido en un pozo de llanto lleno de desconfianza y temor. Además, en ningún momento, él se había dignado a explicarle los motivos que lo habían llevado a alejarse de ella durante todo este tiempo, y Sunshine estaba convencida de que su silencio ocultaba más cosas de lo que parecía. Por eso, la rabia no tardó en apoderarse de cada rincón de su cuerpo, y sus piernas se vieron tentadas a retroceder hacia la salida, de no ser por Hunter que la supo leer antes de tiempo, y le envolvió la cintura con el brazo para conservarla a su lado.

- No vas a irte, ardillita. - le advirtió al oído, provocando que un escalofrío le recorriera la espina dorsal. - ¿Qué opinas de esto? Pensé en ir comprando algunos muebles para el salón y las habitaciones de arriba, pero estoy seguro de que tú disfrutarás mejor de esa tarea que yo. - él le mostró el espacio con la mayor ilusión del mundo, y esa inocencia de su parte se volvió insoportable. - Vamos, dime algo.

- Hunter, yo... - ella quiso aclararle que aún no había nada escrito entre ellos, y que hacer un hogar de esta casa era una tarea que no le correspondía, pero esas ganas de pelear se desvanecieron en cuánto la ilusión del hombre le atravesó el corazón. - ...no sé qué decir.

- Hasta que encuentres las palabras, déjame enseñarte la cocina. - él tiró de su mano para llevarla a través del largo pasillo hacia otro de los espacios de la casa. - Haré que instalen dos hornos aquí. Quiero que hornees pasteles para mí y para nuestros hijos. Allí irá la nevera. - le indicó Hunter con el dedo índice, y la llevó de vuelta al pasillo. - Aquí estará el comedor. ¿Qué te parece? - Sunshine echó un vistazo al espacio, y se quedó de piedra al ver que el lago St. Erin se encontraba a espaldas de la casa. - Sabía que te gustaría, ardillita.

- Es preciosa. - fue lo único que consiguió decir.

- También construiré una mesa enorme para nuestra familia. - él volvió a tirar de su mano para dirigirla hacia las escaleras que daban al segundo piso, haciendo casi imposible que asimilara con calma semejante noticia. - Cinco niños no serán una tarea fácil, pero si soy capaz de liderar un operativo en Irak sin contabilizar ninguna baja, también podré con ellos.

- ¿Estás comparando a nuestros hijos con un grupo de expertos en Operaciones Especiales, Hunter?

Espera, ¿qué acababa de decir ella?

#1 Hacerte mía, otra vez. (Trilogía Jackson Creek)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora