#1 Hacerte mía, otra vez. (Trilogía Jackson Creek)✔️

13. Señor, dame paciencia🌞

Aquí les dejo un nuevo capítulo🌺

Señor, dame paciencia.

Dame valor.

Hunter Brooks no dejaba de masticar esas frases en el interior de su mente, silaba por sílaba, letra por letra, con la misma fe con la que se encomienda un soldado a su Dios antes de entrar en combate. Y, ahora mismo, él también se encontraba mirando a la muerte a los ojos. Porque ver a Sunshine en brazos de otro hombre, siendo besada por unos labios que no eran los suyos, se asemejaba a sufrir la herida más mortífera en algún rincón de su cuerpo. Aun así, el sheriff sabía que permitir que la rabia tomara el control de su vida, o, que, incluso sus puños se hicieran con el protagonismo en esta escena, no iba a borrar de ningún modo la deslealtad de su mujer. Él estaba seguro de que Sunshine le ocultaba ciertos detalles de su vida en Vancouver, e incluso sus planes de futuro, pero, lamentablemente, no sabía cómo lidiar con ello. Tampoco es que hubiera creído que después de ocho años transcurridos, su mujer hubiera aguardado por él en una habitación sin llave, aunque aferrarse a esa idea lo hubiera ayudado alguna vez que otra a seguir adelante. Todo este tiempo, durante su estancia en la Marina y una vez fuera de servicio, Hunter había hecho hasta lo imposible por seguir ligado a ella. Averiguando a escondidas cada aspecto de su vida, interceptando cada fotografía suya en las redes sociales, y atesorándolas como su posesión más preciada. De hecho, el día de su graduación, él había aterrizado en la ciudad de Washington D.C, y a escondidas, la había visto coronarse como la mejor de su promoción. Es más, el esfuerzo que tuvo que hacer para no acercarse a ella, para no decirle lo orgulloso que estaba de sus logros, aún lo superaba. Cada maldito día, desde que dejó Jackson Creek atrás, podía jurar que no había hecho otra cosa más que visionar su regreso al lado de la mujer que tanto amaba.

Era lo que lo había mantenido vivo durante sus peligrosas misiones en el extranjero.

Y era lo único que ahora lo estaba matando.

- Nena, ¿conoces a este hombre?

La manera en que el desconocido rodeó su cintura con el brazo lo llevó a preguntarse si conseguiría realmente controlar sus impulsos.

- Sunshine. - pronunció él esforzándose por aplacar su irritación. - ¿No vas a responder?

- Tobías, él es... - ese nombre le sonaba de algo. Sunshine lo había pronunciado aquella misma mañana en la que le llevó el desayuno a la cama. - ¿Podrías esperarme dentro, por favor?

- No entiendo por qué debería. - el hombre posó la mirada en ella, y después, la dirigió hacia su persona. - Soy Tobías Stadler. El prometido de Sunshine. - Tobías tendió su mano, y él no tuvo otra opción que corresponder a su gesto. - ¿Y tú eres?

- Hunter Brooks. - respondió. Y posó sus ojos sobre una Sunshine que era incapaz de enfrentar su mirada. - Sólo Hunter Brooks. - Tobías le regaló una simple sonrisa antes de envolver de nuevo a Sunshine con el brazo. - ¿Cuándo pensabas decirme que tenías planes de boda, ardillita?

- ¿Ardillita?

- Yo, Hunter, iba a decírtelo. - Sunshine dio un paso hacia adelante, en su intento por alcanzarlo, pero Hunter se esforzó por evitar su contacto. - Quise decírtelo, en serio. Esta mañana. - un par de aplausos llevaron su atención de vuelta a su hermano. Si estuviera en sus manos, Sam ya estaría en un vuelo de regreso a Florida. - ¡Mantén la boca cerrada, Sam!

- Tranquila, nena. - intervino Tobías para intentar aplacar la ira de Sunshine. Sólo su hermano conseguía empujarla a ese estado. - No hay por qué ponerse así. ¿Y a qué viene eso de que te llame ardillita?