3. Demonio pervertido🌞

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- Creo que estás exagerando un poco, Sunny. - manifestó su amiga al ver todo el material de bricolaje que había comprado en la ferretería para reforzar la seguridad en casa de tía Ágatha.

Cualquier precaución era poca, si Hunter Brooks había declarado abiertamente que la quería de vuelta a su lado.

- Si hubieras escuchado lo que me dijo, no te atreverías a ponerme en duda.

- ¿Te importa que coma un poco más, Sunny? - le preguntó Tate tras haber terminado su primer plato de estofado de carne. La mujer le señaló la olla para invitarle a que se sirva él mismo. - Y tú no me mires así. - le advirtió a su hermana amenazándola con el tenedor. - Sunshine sabe que soy un hombre grande, y que un solo plato no satisface mi apetito.

- Que se sirva más, no hay problema.

- Lo que este muchacho necesita es un tapón en ese estómago. - soltó Jojo irritada, y entonces, se dirigió a ella. - ¿Vas a decirme por qué Hunter te sacó a la fuerza de la camioneta de mi hermano?

- ¿Y vosotros por qué nadie mencionó que él había vuelto al pueblo?

Tanto Tate como Jojo compartieron cierta mirada de complicidad que sólo alimentó más su enfado. Porque si Sunshine se hubiera hecho eco del regreso del demonio a Jackson Creek, o incluso que se había convertido en el sheriff del condado de Wheeler, nunca hubiera asomado un solo rizo por aquí.

- En mi defensa, diré que yo no sabía nada acerca de tu regreso. - Jojo rellenó su copa con un poco más de ese vino tinto que había amenizado la cena, y que también encendió cierta chispa en aquellos ojos oscuros. - Además, tú me prohibiste hablar de ese hombre en tu presencia. - Sunny detestó lo buena que era Jojo armando su propia defensa. - Y, como yo soy una buena amiga, me limité a cumplir tus deseos.

- Y yo...- tartamudeó Tate, y echó un vistazo a su hermana que parecía orgullosa de haber escurrido bien el bulto. - ...no sabía cómo abordar el tema. Sé cuánto sufriste cuando él se marchó, y no quería que Jojo y yo perdiéramos la oportunidad de pasar unos días contigo.

Diciéndolo así, cómo iba ella a reprocharle nada al adorable de Tate, si también los había echado mucho de menos.

- Eso es muy dulce de tu parte, cariño. - Sunshine dejó el martillo sobre la encimera, y corrió a los brazos de Tate. - Así parezcas un gigante, sigues siendo mi bebé.

- Y tú, mi otra hermanita mayor.

Los dos se quedaron abrazados tiernamente, cabeza con cabeza, y eso trajo el recuerdo de tiempos mejores.

- Basta ya de carantoñas. - Jojo tiró de su brazo para traerla de vuelta a la realidad. A esa realidad en la que Hunter estaba al acecho. - Lo quiero saber todo con pelos y señales, Sunny. - cuando su amiga se ponían tan intensa daba verdadero miedo. - No te perdonaré que omitas cualquier clase de información.

- Él quiere hacerme su mujer. - le respondió Sunshine sin mostrar ninguna emoción en su rostro. Aunque, por dentro, fuera un completo torbellino de emociones. - Pero ese demonio ha tenido que perder la cabeza en la Marina para pretender algo así. ¿O me equivoco? - Sunshine se apoderó de la copa de vino de Jojo sin su permiso, y la bebió hasta vaciarla. - ¡Sí, está loco! Lo nuestro nunca ha tenido futuro, y yo no me he gastado cientos de dólares en madame Laveau para volver a sus brazos en cuánto él chasquea los dedos.

- ¿Fuiste a ver a esa pitonisa?

- ¿Una pitonisa? - repitió Tate, y lo único que consiguió fue atragantarse con un trozo de carne. - Eso no me gusta, Sunny. - consiguió decir tras darle un trago a la botella. - Ellas te dirán lo que quieras oír a cambio de un fajo de dólares. Tus dólares.

#1 Hacerte mía, otra vez. (Trilogía Jackson Creek)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora