MAXI
Ahí estaba, sentado en la banca del parque en el comienzo de la madrugada.
Había salido para tomar un poco de aire o quizá para escaparse, tenía la cabeza nublada de cosas.
El cielo, la brisa le acariciaba la cara, al menos ellos no se iban.
Inhalé hondo y exhalé el aire lentamente, como queriendo purificar los pulmones
Pensaba en que como la tierra podía cambiar de humor tan repentinamente, en la tarde lo abrazaba el calor de un día de verano. Ahora parecía más bien una noche de otoño.
El pasto me acunó, había organizado de encontrarme con su hermana en una cafetería que residía en la calle lateral al parque, pero luego de esperarla dos horas y que el gerente del pequeño local lo invitara a retirarse decidió que era buena idea ir al parque por un rato.
Lo había dejado plantado.
No es extraño en ella, le pasan muchas cosas y realmente no estaba enfadado, más bien un poco decepcionado.
Siempre voy a estar para Gio, eso es indiscutible, y pero me preocupaba un poco que no apareciera, pero a veces ella necesitaba su espacio, así que dentro de un rato la llamaría para erradicar dudas. Pero por mientras le daría tiempo.
Me levante del suelo con el rostro ligeramente adormilado y pintado de un suave carmesí, mis mejillas decidían como lucir por cuenta propia. Y comencé mi camino lentamente hacia mi departamento.
Crucé la acera de en frente, donde se encontraba el club.
No me gustaban mucho, era más de los bares, la aglomeración de gente no es de mi agrado y no me genera ni la más mínima tranquilidad.
Paralizado quedé al verla, una chica hermosa como ninguna, una belleza muy particular.
Su piel era como un berilio oscuro, pensé que sus ojos le fallaban al ver pequeños destellos dorados en su piel, cuanto ignoraba entonces.
En cuanto a sus ojos, me cautivaron en el momento, al igual que sus tatuajes. Noté que estaba siendo un poco imbécil y desvié la mirada
Ella capto su mirada
No solía ser muy confianzudo con la gente a la primera
Ella sin ningún tipo de vergüenza acelero el paso hasta el
- Hola chico ¿Cómo te llamas?- su voz era un poco grave y suave, con un tono de simpatía realmente agradable
De repente sentí como si el calor de la tarde volviera a escocerme el cuerpo.
No solía ser vergonzoso, pero esa confianza me imponía un poco de timidez, cuando esa chica me miro a los ojos y enarco las cejas como preguntándose si debía irse, rápidamente en un tono que pretendía ser casual, aunque termino sonando como orgulloso dije:
- Máximo Robledo- al notar mi tono se revolví el cabello disimulando el nerviosismo y mientras tuve un penoso esfuerzo de mejorar mi postura agregue en un tono más afable - Me dicen Maxi ¿tu?
- Me llamo Sol- dijo despreocupada, como disfrutando la noche - ¿adónde vas? - Sol inclino la cabeza como un niño que pregunta si tienes juegos en el celular.
- ¿No es peligroso decirle a un extraño a dónde vas?- reprimí una sonrisa que Sol no tardo en notar
- ¿No es más peligroso que te esté acompañando?- ella tenía una amplia sonrisa y entrecerró los ojos
- Creo que es un punto para ti- admití con una mueca.- quizás y solo quizás, este en duda hacia donde ir- sarcástico mi segundo nombre.
- ¿Y eso porque?- Sol dio largas zancadas en su recorrido sin rumbo fijo.
Las estrellas estaban opacadas por las luces de la ciudad, pero la luna llena brillaba como nunca
- Es que depende de ti... si me acompañas a un bar podemos hacernos amigos, pero si eso no te causa interés iré a mi casa a leer en mi basta soledad- dije el exagerando sus palabras aún más con un gesto teatral, ambos se miraron por un segundo antes de reír.
Ella parecía súper amigable e intrigante, de verdad quería conocerla
- Podríamos a ir a hablar y tomar... ¿vino?
-Prefiero la cerveza- le sugerí en tono cantarín, estaba feliz de que accediera.
Doblo la esquina dirigiéndose a un bar, ella lo seguía a su lado.
- Nunca la bebí- la chica alzó los hombros
- Nuevo amigo, nuevas experiencias ¿Cómo es que no has probado la cerveza?- me adelanté abriendo la puerta del local
- Cada vez que vengo la humanidad me sorprende- dijo Sol encimada en sus pensamientos
-¿A qué te refieres?- su comentario me desconcertó, le sonrí sin terminar de entender
- ¿Dónde nos sentamos? - dijo Sol tranquila y sonriente.
ESTÁS LEYENDO
Raíces ensangrentadas, una historia de Sol y Luna
FantasiaSiendo objetivo de caza de quién sabe qué, Gio, Maxi, Sol y Luna se van introduciendo en un mundo que está oculto a la vista de la mayoría. Oscuros secretos, guerras interminables y la mayor búsqueda de la humanidad, la verdad. Pero ninguno es un sa...