Los Octrark

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              Maxi

Me había caído sobre el húmedo suelo. Totalmente asombrado por lo que acababa de ver, sin explicación alguna el fuego respondió a la furia de mi hermana.

La noche nos abrazó con su oscuridad, solo las estrellas y las brazas nos resguardaban de las espesas sombras. Mi respiración estaba agitada y mi mente abrumada, sentía como si una niebla maligna me nublara cualquier pensamiento, solo quería escupir todo lo que tenía, todas las verdades amargas me recorrían con acidez la garganta, subiendo y bajando.

- Tu no sabes que pasó esa noche...- El susurro de Gio me hizo volver apenas a la realidad.

-¿Qué eres?- Mantuve el mismo tono que empleo ella.

- me estaban condenando- Las lagrimas corrían gruesas por sus mejillas.

- Que.Carajos.Er...

- Chicos, terminó el teatro. Corremos peligro.

- Que teatro imbécil- Esas palabras escurrieron de mi boca al igual que la mirada envenenada que le solté a Luna. A ella pareció no importarle porque a continuación respondió

- Tranquilo, este no eres tu, se supone que es tu peor parte. Das risa- Ella me estrechó la mano para ayudar a levantarme. La rechacé y ella entorno los ojos.

Fue hasta donde Gio y la ayudó a levantarse lentamente. Estaba frágil, no era normal verla así. Luna le dijo algo inaudible y se levantaron despacio, Mi hermana se tambaleó un poco pero la castaña se mantuvo firme como su soporte. Mientras tanto Sol se acercó a mi despacio, sus ojos bicolores trajeron un poco de calor a mis pensamientos, no  disipaban la bruma pero la hacían menos espesa. Acarició mi rostro levemente y como si fuera un mismo movimiento tomó mi mano. Mi garganta seguía anhelando soltar palabras estúpidas pero algo me decía que no estaba bien.

- Estamos cerca de un Octrarck, es difícil de explicar pero los hace cambiar y que lo peor de ustedes o lo mas peligroso salga despavorido. No tendría que haber uno por aquí, seguramente es uno muy pequeño. Mientras mas peleen, mas grande se volverá

- ¿Cómo eso es posible?- Pregunte escéptico

- Es energía universal, de la mas despreciable a mi parecer- Sol hablaba calmada pero al mismo tiempo alerta, como rastreándolo- Es una energía sucia, contaminada, los restos de lo peores actos. No tienen voz, ni conciencia, solo existen y corrompen, como una desgracia desafortunada.

- Eso no es posible.- Sus cuentos me estaban molestando-¿Que les pasa a todos aquí?

- Vamos niño, Tenemos poderes, Sol literalmente- puntualizó ese literalmente de una forma arrogante, enarqué una ceja- Calcinó a los humanos cuando...- Se detuvo un segundo como queriendo tragar sus propias palabras. Por mi parte, pasé todo el día intentando olvidar dicha escena, los cuerpos chamuscados y humeantes eran algo que nunca imaginé que Sol haría y aún me niego a aceptar.- Cuando Octavio murió. No seas cobarde y acepta la realidad.

 ¿Cobarde? había llegado hasta aquí vivo sin saber ni como. Iba a refutar pero Sol habló. 

- Las guardianas de estrellas podemos ahuyentarlos por lo general. Manejamos bien la Luz y el calor aunque no seamos cálidas.- ¿ Guardianas de las estrellas?¿Que carajos? Vaciló un momento antes de agregar.- Puedo hacerlo pero si no se controlan los voy a lastimar. Voy a manejar una gran cantidad de energía y necesito que estén en sintonía para que sus cuerpos no la rechacen ¿Se entendió?- Gio solo asintió, seguía débil con la cabeza apoyada en el hombro de Luna. Y Sol que no había hablado en todo el día desprendía un aura poderosa. Estaba cansado y sin ánimos, pero si esta porquería cesaba, yo contento.

Raíces ensangrentadas, una historia de Sol y LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora