duendes oscuros

17 0 0
                                    

Gio:
Estábamos en la gran ciudad llegando dónde los elfos, en una zona urbana bastante deplorable. Nunca la había visto así que supongo que no estaba en ninguna de las cercanías que conocía de mi país.
Los silfides eran buenísimos ocultando su identidad, Sol y Luna parecen tan normales como pueden ¿La piel de sol brilla? En fin. Mi hermano y yo íbamos de la mano, cómo siempre cuando alguno estaba medio intimidado pero no lo quería aceptar, no puedo dejar de pensar que este viaje nos había unido bastante.
Ya había estado en lugares así y peores, los personajes más desgarradores estaban por la calle acompañados de basura y tristeza, nos unía un fétido olor a cañería de un gobierno que no se preocupaba por la parte mas oscura de la ciudad.
En mi corta vida había pasado desde estafas, a pequeños robos para sobrevivir. Juzguenme si quieren, no es para menos, sin embargo hubo un tiempo en el que menti que me fui a vivir con una amiga, en seguida de la muerte de nuestros papás, pero en realidad estuve vagando sin rumbo. No planeaba preocupar a Maxi asi que perdí contacto, quizá no fue una desicion inteligente, pero era joven y estaba asustada de mi. Ahora sí estoy asustada de mi pero tengo una razón
Luna rio bajito.
- gallinas- y siguió caminando. A veces me daba ganas de besarla y golpearla a partes iguales.
Intentaba trancar la respiración y voltear la mirada, yo también viví de la tristeza en un callejón, no era lindo rememorarlo
<< Sabes que los nefastos que vamos a ver son de lo más denigrante de mi verdad??>>
<< Me lo repetiste 45 veces Terra, no me jodas>>
<< Los voy a aniquilar>>
<< No, no vas>>
Y la silencie, descubrí de qur como ella habitaba en mi como un parásito podía suprimirla con mucho esfuerzo
- fueguito- me dijo Maxi- ¿Sabes cómo lucen?
- no vida, tengo una leve idea pero no más que eso.
El frío del otoño se empezaba a notar, solo era cuestión de acercarte a Sol si te molestaba pero tampoco podíamos usarla como una estufa
Maxi se detuvo a darle algunos billetes a un mendigo y yo le regale una sonrisa triste, no tenía nada más que ofrecer.
- Aquí- dijo uno de los generales.
Les daría los detalles de la entrada de la ciudad ¿Pero que quieren que les diga? Ratas, muchas ratas, gas extraño y luces neon.
- Me imaginaba un castillo- dije
- Te imaginaste mal- respondió magnus- me enteré que andas prefiriendo a Luna.
- ¿Debería tener otra preferencia?- el me penetró con sus ojos negros y fijo su vista nuevamente al camino- para nada.
Habíamos entrado por una puerta hacia el subterráneo que olía aún peor que las calles de arriba.
Por lo que Sol y Magnus nos habían explicado  ya no quedaban casi elfos, sino que eran casi todos duendes oscuros. Nos explicó que los elfos estaba obsesionados de que habían llegado a la cúspide de su evolución y que cualquier adelanto a ella iba a ser imperfecto ( la verdad que eran muy lindos, según Magnus)  y su manera de evitar eso TONTOS era casandose entre hermanos, y bueno, se desató un gen de locura.
Uno de esos descendientes mato a todos ( pedí detalles explícitos, cómo la morbosa que soy, pero no me los quisieron dar) una cara de astio recorrió mi rostro en ese momento, sin el mínimo disimulo. Ese rey quería un pueblo que solo descendiera de el, pero que fuera una nueva raza, así que secuestro un demonio ( Luna tuvo que hacer aparecer agua para Maxi y para mí porque en ese momento temblamos de miedo, pero nos explicaron que son una raza oscura, pero bastante noble. ) Y tuvo una nueva raza, duendes oscuros, el demonio murió cuando dió a luz a su último hijo, el número 300, el hijo de puta del rey, sigue vivo.
  No necesitamos caminar mucho máss entre la taciturna luz cuando los vimos, altos, con garras largar, piel mucosa, orejas largas y ojos casi blancos. Su vestimenta era cool, lo poco que llevaban eran engranajes, argollas, basura humana de las calles.
- ¿Son ellos que huelen así?
- y no te acerques si no quieres morir, heredaron todos el bendito gen- dijo uno de los guardias con desprecio.
Estábamos tan abajo, pero tan abajo que se podían construir pequeños edificios aquí, quizás por eso el aire me sofocaba de tal forma.
Sol y Luna nos roderon, a veces tanta protección me hace sentir débil y no me agrada, odio sentirme débil.
Luna se burlaba de Maxi y en efecto, el reía de sus imitaciónes, yo solo caminaba lo más herguida posible al ver las encorvadas figuras de los duendes
- Caminas como toda una Líder
- Gracias Sol- dije sin prestar atención- ¿Te gusta este lugar? Te veo relajada
- He estado en lugares mucho peores- me regaló una sonrisa- además, mira- colocó un airpod que no noté que ella tenía en el oído y de ellos sonaba una electrónica muy cool- así hasta parece una película.
- Eres genial ¿Ya te lo dije?
- no, pero ya lo pensaste-  Me quitó el ojo y se alejo un poco para hablarle a un guardia de no se qué cosa, pero tuvo la amabilidad de dejarme el parlante.
                                         . . .
 
Habíamos ingresado a un edificio, alto, feo y mugriento, combinaba con la estética del lugar.
- Tienen que tener cita con el Rey - dijo un poco exaltado y con un acento rarisimo el portero del edificio.
- Y.un.carajo- dijo el rey silfide.
Luna lo pegó con aire contra el alto techo. Nadie lo vería en un rato
- Ok, esta clarísimo que no venimos en paz.-musitóaxi, sarcástico.
- No sé ¿Quizás mandaron matar a mi gente?
  Para resumirles llegamos a la portería del rey y empezó a hacer calor, mucho calor y Sol sonreía.
El Rey se sobresaltó pero Luna alzó los brazos y pegó a todos los guardias contra la pared
-Ustedes se paran conmigo, a mi lado- Maxi, Sol,yo y Luna( con cara de diversión y una sonrisa macabra) aceptamos.
- Soy Magnus Safdren, Rey silfide y quiero aclarar los crímenes cometidos contra mi tierra.
- COMO TE ATREVES- gritó el apuesto pero desalineado rey, el era todo lo contrario a Magnus, mientras que él tenía un cabello oscuro, una corona delicada y era hiper pulcro, tenías al elfo con su cabellos y ojos blancos con aspecto desordenado y una bata negra rasgada. Miraba como la mucosidad de sus hijos se volvía más abundante
- grita de nuevo y esto se volverá un zauna- pronunció Magnus
Maxi se limitó a mirarme y Luna soltó una risita y torció la cabeza con la mirada oscurecida
- quiero, con detalle, que pasó el día que mis hombres fueron atacados y encarcelados- el cordial Rey se mostraba tan feroz como sus guardias, el también debía probar que era tan fuerte como su pueblo
- tu pueblo ofendió al mío pequeño rey, pero salieron todos bien, no se de qué hablas y no sé nada de esos desaparecidos
Una vibra me recorrió, algo no me cuadraba
<<Miente>>
<<Cómo puedo confiar en ti?>>
<< Tu también lo sentiste>>
Decidí tomar el riesgo y y tome con cuidado el hombro de magnus y le dije segura a su lado
- Miente.
Sol se sorprendio un poco al igual que mi hermano, cuando Magnus busco los ojos de la morena hermana ella asintió.
- ¿Que clase de brujas son ellas?- pregunto atónito el rey
- Exciliadas de la comunidad de brujos y tú peor pesadilla.
Luna río alto
<< Déjame salir>>
<<Intentas aniquilarlo y te mato>>
<< No va a pasar, y no me amenaces niña estúpida>>
- Magnus, voy a hacer algo, si me voy de control, disparenme.
Un dolor agudo estrujó mi pecho y una asfixiante falta de aire me invadió, un ojo se volvió gris.
Terra.
Unos pasos melodiosos coordinaban mi cuerpo. Lo inmovilicé con una mano y con la otra le pregunté ¿Que sabes?
El hombre no pudo negarse a responder
- hi-hi-hice un trato , c-con unos humanos. Querían algunos especímenes de hadas quemarian el lugar, y-yo solo les puse un aparatito en las alas a tus soldados, lo demás no es mi historia.
Note cómo tener empezaba a sofocarlo con rabia pero con un grito tome el control y lo solté, mareada y con cara de susto me paré frente a Magnus.
Su mirada negra estaba profunda y furiosa.
- Sol, calienta un poco más este lugar
. Sol negó con la cabeza y Luna dijo- un poco más y los matas.
Cuando estábamos por salir Magnus vociferó
- dile a tus amiguitos, que sea  lo que  sea que estén buscando, esto es una guerra.

AL FIIIIN,. Lo sé, lo sé, soy la peor PEERO quiero hacer esto en físico y me puse las pilas

Raíces ensangrentadas, una historia de Sol y LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora