Las paredes escuchan

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Ya se había concretado una semana de que estábamos aquí y la situación había cambiado un poco, estábamos mas livianos

 Esos impulsos de enojo se fueron eliminando a medida que los días pasaban. Una joven curandera me dijo que percibía rastros de energía negativa en mi, Sol lo conectó con la presencia del Octrark y todo tuvo sentido. Sabía que era empático, pero no sabía que atraer las energías me traería tantos problemas.

 Ahora me encontraba sentado en el césped un poco alejado del castillo, dejándome empapar por la luz del sol junto a las dos hermanas. Si, solo con las dos dulces sobrenaturales ¿Cuándo me acostumbraría a decir eso? ahora se la respuesta, nunca. Las chicas estaban teniendo una extraña y silenciosa conversación con el huróncito blanco que nos habíamos encontrado aquella tarde antes del bar. Descubrí que ellas pueden mantener una comunicación directa con los animales, pero no es como nosotros nos comunicamos, a bases de palabras, todo muy extraño pero viniendo de ellas no me sorprende demasiado, aunque si bastante envidiable. Siempre he amado a los animales y a las plantas, como una sensación de comodidad, sin embargo cuando me mudé a mi querido departamento tuve que conformarme con mis plantitas.

 Escuchaba sus risas y me concentraba en como el Sol entibiaba y me acariciaba picante la piel. Se veían bellas y tranquilas al juguetear y reírse de forma tan inocente, aunque de eso no tuvieran una pisca. Sol parecía brillar en escancia, con su blanca sonrisa, aunque su piel desprendía imperceptibles destellos dorados.

 Gio se había ido a entrenar con Tinkerbell, más conocido como Magnus (si, el chiste está pasado de moda) En un arrebato de capricho de mi hermana con un guardia que no la quería dejar ir a explorar sola sin compañía, para tranquilizarla Magnus dijo que la iba a entrenar. Para mi felicidad o desgracia demostró ser bastante buena. La que demostró descontento fue Luna

Íbamos caminando los tres (Luna, Giovanna y yo) hasta el lugar acordado con Magnus para que Gio entrenara, Cuando nos encontramos Magnus hizo un formal saludo de cabeza y paso un brazo por el hombro de mi hermana para guiarla a la basta selección de armas que poseía. Luna lo escudriñó de tal forma con una mirada más fría que el mas gélido invierno, pareció leerle todas las intenciones que tuvo y tendrá en la vida, luego de eso se marchó con un gruñido

 Volviendo al presente, nuestro peludo amigo había decidido que era buena idea subirse a mi cara y morderme la nariz. Me levanté rápidamente por la punzada de dolor  y lo aleje de mi con mis brazos extendidos, manteniéndolo lo mas lejos de mi.

- ¿Qué haces pequeño demonio?- dije agitado. El pequeño animal hacia un ruidito como burlándose de mi, acompañado de las fuertes carcajadas de las chicas - ¿Esto es un complot? que sucio.- Achiné los ojos y la ironía se adueñó de mi voz, al menos hasta que empecé a reír. Lo deje suavemente en el suelo y le acaricié fugazmente la cabeza antes de comenzar a retirar ramitas de mi cabello.

- Hola chicos.- había llegado Giovanna con un pequeño corte en su pómulo, llevaba una coleta alta desordenada y ropa negra con una extraña imitación al cuero

 Se dejó caer a mi lado y intento en vanó acomodar su cabello.

- Hoy empezamos el entrenamiento cuerpo a cuerpo. Me di cuenta que estaba siendo muy blando conmigo y lo reté.- se tocó el pómulo y sonrió.- el maldito me dio una pequeña muestra de su rapidez, sin duda son más agiles.

Luna entornó los ojos y se acercó a mi hermana, acercó su mano a la cara de mi hermana y Gio frunció el ceño, en cuanto Luna retiró la mano dulcemente la herida había desaparecido.

- Nunca retes a un sílfide, son unos pequeños orgullosos.- Terminó de decir mientras se aseguraba que mi hermana no tuviera otra herida. Sol las miraba con dulzura

- Pequeños, Orgullosos y agiles- puntualizó la pelirroja que se masajeaba le pómulo y negaba con la cabeza, confirmando que no tenía mas heridas-¿vamos al castillo? muero de hambre.

Castillo... surreal

- ¿En que momento nos volvimos de la realeza?

- No lo somos, pero sé un poquito egoísta y goza e los privilegios. Vamos.

Todos nos levantaos y empezamos a caminar en dirección al castillo. El camino fue colmado de charlas triviales y algunos malos chistes provenientes de mi. Me dedique a controlar que la pequeña bola de pelos no decidiera saltar nuevamente sobre mi, aún no me acostumbraba a su gran tamaño comparado con el mío, cuando volviéramos a la normalidad su presencia sería muy extraña. 

La semana pasada tuve que rogarle al guardia para que me dejara pasar con el animalito, solo basto con que Sol lo mirará para que ahora el animalito fuera nuestra escolta personal 

 Ya había pasado un rato y nos encontrábamos en la mesa flotante de la terraza, a la cual las hermanas no quisieron subirnos y tuvimos que usar la plataforma. Magnus apareció volando con su gracia característica y limpio, a diferencia de mi hermana

- Hola- saludó con la cabeza- ¿Cómo encuentran la comida?

- Deliciosa, gracias.- dijo Gio Risueña, agache la cabeza a la par de Sol.

- Muy buena, gracias.

- ¿Puedo sentarme?

- Claro- dijo Luna un poco ausente, sentía que su comportamiento respecto a el había cambiado ¿Cómo van las tropas?

Magnus me miró con el filo del ojo y alcé la ceja

-...Aun no han llegado y no la podemos localizar, la situación es lo contrario a tranquilizadora

Luna, Sol y el Rey intercambiaron miradas intensas, las mismas de preocupación que intercambiamos Fueguito y yo.

- ¿Cómo va el refuerzo de seguridad?- la pregunta fue seca

-Bien, los sabios  de la magia sílfide son muy rigurosos, la seguridad es nuestra especialidad.

- Por supuesto que si.- dijo Luna más tranquila

El tema se dio por sentado en ese momento, todos terminamos nuestro plato y cada uno se levantó para seguir con sus actividades.

 Me dirigí a la biblioteca en una nube de pensamientos, cada rincón de este lugar era hermoso, hacía que sintiera que mi alma flotaba tranquila por este lugar. Quería algo familiar, aunque los libros flotaran y como todo en este lugar, era vertical a metros de altura.

Cuando estaba a punto de abrir la puerta veo en el pasillo continua a Leonel y a Mesra( a ambos lo0s había conocido en situaciones muy distintas; A Leonel lo conocí por desgracia un día que merodeaba, un tipo desagradable, Mesra por otro lado era una guerrera sílfide que había conocido días anteriores)

- Escucha bien Leonel.- escupió en un susurro violento- no soy tu puto juguete. No soy alguien a quien puedas desechar y mucho menos insultar.- sacó una fina y delicada daga la cual manipuló rápidamente para que su punta apuntara al cuello del Silfide mas viejo.- Le soy fiel a mi rey, deberías hacer lo mismo, si se te ocurre hacer...

- ¿Qué harás?- su voz era venenosa, asustada en lo interior de cada letra.

La cara de Leonel se empezó a poner violeta poco a poco y Mesra apretaba el puño.

-En  serio quieres usar tu magia? Se tu secreto pequeña- dijo entre tos y mucho esfuerzo, finalmente con una mirada que parecía apuñalarlo lo soltó

- No soy pequeña.- puntualizo violentamente cada palabra, sin dejar de susurrar. El salió disparado del pasillo y yo corrí a esconderme

serle fiel al rey....

Raíces ensangrentadas, una historia de Sol y LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora