Capítulo treinta y uno: Pequeño y ajeno.

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Nunca se le había hecho tan complicado correr bajo la lluvia. Nunca le había interesado la cantidad de barro acumulada en la suela de sus zapatos, mucho menos la ropa que se le adhiere a la piel ni la piel que se enfría de la cintura para arriba, pero que se mantiene cálida desde los muslos y las rodillas. Nunca fue problema la adrenalina, porque si bien es peligrosa la amenaza de la madera mojada con hacerle resbalar desde lo alto de las ramas de los árboles, es justamente lo que le emociona. Morir sin morir. Caer sin bajar de la cima. Naruto atraviesa la aldea y huye kilómetros lejos de ella con la oscuridad respaldando su osadía, como si le incitase, entre sus aguaceros y nubes tristes, a aventurarse en medio de esa catástrofe con solo la presión de su presencia en lo alto, tan poderosa que espanta a los débiles. Itsumo y Kotetsu no supieron cuántas señas hacerle para intentar detenerlo, aunque fue en vano; a ellos la tormenta les había agarrado en la cabaña de vigilancia de la puerta principal, y en sus caras, seguramente mientras desean volver a casa, Naruto ríe y desprende esa aura de convencimiento que ya no mucho se encuentra mientras exclama, antepuesto al sonido de la brisa, que va a estar bien. Que ha podido contra desastres más poderosos e intimidantes. Que tiene algo importante que hacer. Así que, con las suelas embadurnadas, la ropa que se le pegotea hasta en las nalgas y el peligro de patinar sobre la madera y caer, él corre. Corre porque quiere, porque lo desea. Se expone a ser sacudido con la misma facilidad con que los aires samaquean las copas y hacen volar las hojas porque está cerca. Lo siente, lo oye. Las vibraciones en su pecho no mienten. El sudor perlándole la tez no miente. Su cuerpo, la peor canalla traicionera cuando se trata de ocultar verdades, no miente: Sasuke está cerca. A treinta, quince, diez. A dos metros, en el árbol de al lado.

No se ha movido ni una pizca desde que lo vio con el Modo Sabio antes de partir.

Él se ve forzado a abrazar el tronco para no trastabillar cuando frena, procurando hacer el mínimo ruido posible. ¿Cómo es posible que duerma allí, como si estuviera en su propia casa en pleno clima primaveral? Se había escogido el mejor lugar, de eso no cabía duda; la copa era gigantesca y pomposa, llena de vida y sin espacios en blanco que cubrir, lo que impedía el paso de las gotas de lluvia en su mayoría. Sasuke, con la espalda apoyada contra el grueso tallo y las piernas extendidas en la rama donde descansa, parece no enterarse de nada.

Increíble. ¿Ni ganas de mear le habían dado? Con tanta agua rociándoles encima. Él sí quería orinar, muchas gracias. Pero se lo aguantó con fuerza de voluntad y una vejiga cómplice solo para apresurar los pasos y no perderse tal vista en persona. Porque sí, ese era su motivo. Ese era lo importante por lo que salió embalado, dejando de lado los contras de enfrentar a la madre naturaleza y hacer una carrera bajo las lágrimas de alguien que todo lo ve. Porque vale la pena. Sasuke siempre vale la pena.

Despacio, se pasa a su árbol. Lo invade de puntitas a la par en que aprieta la mandíbula para no reír; sin embargo, estando a nada de agacharse y gritar en su oído para darle el susto de la vida, es él quien pierde la concentración y casi se chorrea todo el pis encima cuando un filo le roza el pecho, haciéndole saltar hacia atrás.

—¡Espera, espera! ¡Soy yo!

—Lo sé.

—¡¿Y aun así acercas esa cosa a mí?!

Enfunda la espada con los ojos cerrados, como si su griterío no afectara lo poco que le queda de sueño.

—No había mejor momento.

—¿Para qué? —Naruto deja caer los hombros y se para frente a él con las piernas abiertas, aprisionando las contrarias entre sus pies—¿Hacer que me orine, 'ttebayo?

Sasuke esboza una pequeña sonrisa. Su tamaño es insuficiente para la cantidad abismal de intenciones juguetonas que aguarda, por lo que se rebalsan. Se deslizan por las comisuras de sus labios y terminan por perderse en el cuello alto de su abrigo, el cual lleva abierto de los primeros botones. Su piel y la manzana de Adán están al descubierto. Tanto, que Naruto nota cómo traga saliva antes de continuar.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2022 ⏰

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Serendipia [NaruSasu/SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora