Capítulo veintitrés: "Quien no arriesga, no gana"

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Konoha siempre ha sido una aldea en constante movimiento. Lo ratifica el arduo trabajo hecho tras la invasión de Pain, que si bien él no estuvo presente cuando sucedió y no sabe qué tanto de lo que Naruto le cuenta es verdad o exageración, el esfuerzo que pusieron para levantar todo el orgullo del primer Hokage desde solo polvo y desgracia fue abismal. El lugar no quedó tan destrozado después de la Cuarta Gran Guerra; sin embargo, la gente parece no descansar. Construyen donde no hay necesidad, amplían donde hay que reducir y reducen todavía más lo que parece innecesario frente a sus innovadores ojos. Desde que Sasuke ingresa a la aldea y es visto por Itsumo y Kotetsu hasta cuando recorre el camino que se ha grabado de memoria a la oficina del Hokage: no se le pasa nada. Parece no prestar atención, pero sigue con la mirada a las siluetas que van de aquí a allá cargando madera y todo tipo de material que les beneficie en lo que sea que quieran llevar a cabo. Cualquiera diría que, después del tiempo que ha pasado, siguen sin recuperarse conjuntamente. No es verdad. Tal vez sea Konoha la aldea entre otras que se levantó más rápido. Tal vez es la aldea que se recuperó más a fondo que las demás. Posiblemente siendo influenciados por la tranquilizadora idea de tener a un héroe como Naruto y los otros andando por ahí, quién es él para saberlo.

Lo único que sabe en momentos como aquel, es que Kakashi debe tener menos trasero del que tenía antes de ser proclamado como cabeza de Konohagakure. No le sorprende cuando, tras oír su "adelante" y abrir la puerta principal, lo ve sentado tras el escritorio. Está escribiendo algo, pero no logra descifrar qué. Por la velocidad de la pluma deslizándose sobre el pergamino y la fineza con la que sus dedos la sostienen infiere que no escribe exactamente, sino que firma. Firma y firma. Antes de empezar a hablar ha puesto su sello personal en tres hojas y las ha colocado a un lado, donde al parecer se acumulan los informes revisados.

—Había desistido de esperarte.

—He estado ocupado.

—Eso me han dicho.

Sasuke fue llamado hacía cuatro días atrás con la finalidad de entregar su informe, mas no se presentó hasta que recordó hacerlo esta mañana. Si bien el olvidarlo no fue a propósito, no se tomó la libertad de dejárselo en claro al hombre que, con la cabeza apoyada en una mano y los ojos cansados, parecía hipnotizado por la letra ilegible de uno de los documentos.

—¿Y bien? —La máscara contiene un suspiro mientras se masajea el puente de la nariz, posteriormente rozando la cicatriz que atraviesa uno de sus ojos con los dedos. No era mucha la frecuencia, pero no es la primera vez que Sasuke nota ese pequeño hábito suyo de tocarse dichosa marca cuando pasa por épocas donde el trabajo se le junta—¿Traes noticias?

—No se han movido desde la última vez—hay un hincón que atenta contra el pedazo de brazo que le queda, como si el hablar del tema pusiera a sus nervios alerta. Bajo la capa no hace más que tirar de la manga vacía con la mano contraria—. Y no hay respuesta de Sai.

—Porque le dije que regresara —admite, echándose hacia atrás—. Iba a decirte a ti también que detuvieras la vigilancia, pero supongo que seguir al pendiente fue una forma de castigarte por no venir cuando te lo pedí.

Sabía que no tenía el mínimo derecho de reclamar por ello. Inhala profundo, llevándose de regreso las ganas de reprochar que luchaban por ganarse un espacio en su garganta. Lo único en que había ocupado esos cuatro días desde el encargo relacionado a cuidar a los niños de academia fue la misión; ahora bien: no ha visto a Naruto desde entonces. Su puesto de vigilancia estaba dos o tres aldeas de distancia, por lo que se le imposibilitaba darse una vuelta y toparse con él de pura casualidad. Quiere quejarse. Tiene el impulso infantil de ser descarado frente a Kakashi sin un motivo en concreto y eso le resulta intolerable. Más porque sabe que él se aprovechará de la situación y usará alguna respuesta indigna de una persona de su edad para sellarle los labios. Lo entiende. Kakashi es excepcional y se abstiene de ser derrotado por él y esa boca que todavía no ha visto, así que cambia el tema que da vueltas en su cabeza. Se centra en una de las dudas que yace escondida en una esquina, donde sus pensamientos sobre Naruto y lo que conlleva no puedan alcanzarlo todavía.

Serendipia [NaruSasu/SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora